IV. La sexualidad es prohibida porque incita al desorden:
Si se lleva a cabo una rauda lectura de los libros en donde las primeras evidencias de represión sexual han quedado documentadas para la historia, se podrá ver con claridad la razón de tal hecho: En la «Toráh» hebrea (el «Pentateuco» de la Biblia cristiana), existen enésimas reglas y la enumeración de los castigos en caso de su incumplimiento.
Aquella tribu de pastores ágrafa e ignorante, que odiaba a las grandes civilizaciones que la circundaban y amenazaban constantemente, castigaba todo con la muerte. Desde una pequeña falta en el ritual o la no observancia del «Sabbat», hasta la desobediencia de un hijo o la más leve sospecha de infidelidad de una mujer.
No es de sorprender que en sociedades tan represivas y con mentes tan estrechas, se gestaran religiones y sistemas de creencia en donde el sexo fue visto como una «abominación», como algo terrible, «a lo que a veces había que recurrir para la reproducción», pero siempre considerándolo algo «pecaminoso» y repugnante.
Esto se arrastró a través de la mutación del judaísmo en el cristianismo, como puede verse en algunos «Padres de la Iglesia», como Agustín de Hipona, que decía que «la sexualidad no es mala per se, pero debe ser combatida porque es la fuente de toda desobediencia y desorden» (el mismo había sido una persona «licenciosa» en sus tiempos de pagano, por eso quizás puso tanto énfasis en la frase).
La exposición explícita de la sexualidad, sin control por parte de estos organismos represores, ocasiona un trauma tremendo a las mentes de aquellos que quieren pertenecer al rebaño, a la masa no-pensante. Esto es así, porque denota sin demasiada dificultad, que el Hombre es un animal, más allá de su cobertura de racionalismo y civilización.
La sexualidad es un acto repudiado por el orden establecido, porque no obedece a cánones y leyes dictadas por éste, sino al instinto más básico y primario de la biología. La sexualidad es mucho más poderosa que el propio instinto de supervivencia, como puede observarse en cantidad de especies, como los salmones, las arañas (macho) y otros seres que ofrendan su vida tratando de procrear y hacer perdurar a sus genes.
Se trata del único acto humano que es capaz de demostrar nuestra animalidad, que nos confronta con nuestro origen evolutivo y nuestra pertenencia a la Tierra. Es sabido por todo aquel que conozca de psicología, la fuerte relación entre el sexo y la muerte, entre «Eros y Thánatos». Pero mientras Thánatos puede ser manipulado para engañar a las masas y hacerlas vivir sumisas en pos de una vida futura, Eros es más poderoso y cuanto más se lo reprime, condiciona o coopta mediante mentiras, mitos y amenazas de condenación, más poder adquiere y más rebelde se vuelve.
La sexualidad es el enemigo más acérrimo de las dictaduras, las teocracias y los regímenes totalitarios. Sin importar el color de los mismos, todos abogan por su represión, por su eliminación, porque todos apuntan a lo mismo: Ahogar al individuo, sumirlo en la masa, en el rebaño; convertirlo en un engranaje de su maquinaria estatal, eclesial o corporativa.
El cristianismo dio de beber veneno a Eros: Éste, ciertamente, no murió, pero degeneró convirtiéndose en vicio.
(1844 - 1900, filósofo alemán)
Un ejemplo típico en el mundo moderno, es que un espectáculo (película cinematográfica, serie de TV, etc…) o una obra de arte puede ser expuesta, a menores de edad aunque contenga imágenes ultra-violentas, pero se requieren estrictas restricciones etarias si el contenido es de sexo explícito.
El Poder, religioso, político, económico o nobiliario, teme al sexo más que a la libertad civil, que a las revoluciones y las expresiones intelectuales contrarias. Esto es así, porque el sexo no puede ser controlado y es parte natural de la Vida, todo ser humano posee dicho instinto y puede ponerlo de manifiesto en cualquier momento. No existe un poder vital mayor que el de Eros y los poderes fácticos y artificiales, los surgidos en base a la superstición o la corrupción de los estratos sociales, le temen y siempre han pretendido (y siempre pretenderán) destruirlo.
El Hombre no puede ser libre si no expresa su sexualidad con total honestidad, apertura y ausencia de temor. Sólo cuando esto ocurre, la persona se convierte en un individuo y se desconecta de la red de control social y mental a que fue sometido desde su más remota infancia. No en vano la primera manifestación del final de la niñez es el despertar sexual.
Es irónico que una misma acción, llevada a cabo con dos finalidades diferentes sea, así mismo, demarcatoria de dos estadios diferentes de la evolución cultural, mental y espiritual del individuo: El sexo con fines reproductivos nos acerca a la más básica y primaria animalidad, no existe en él nada sublime, sólo la necesidad de reproducción de la especie, la dependencia de la fertilidad para la continuación y la transmisión de los genes. Mientras que el ejercicio sexual no reproductivo, en cualquiera de sus variantes, prácticas y tendencias, es la manifestación más explícita y acabada del individualismo y del deseo de vivir como un ser separado de la masa, de sentir placer por la natural e intrínseca necesidad de disfrutarlo, sin ulteriores significados o motivaciones.
Sabiéndolo o no, los estados, las iglesias y los regímenes totalitarios, hacen uso extensivo de una característica psicológica propia del ser humano: La carencia de vida sexual o, lo que es igual, el ejercicio de una vida sexual insatisfactoria, sesgada o monótona, tiende a generar neurosis y ésta, a su vez, compulsiones repetitivas (en el sentido freudiano del término). Este trastorno en la mente de las personas, esta patología, es aprovechada a fondo por tales poderes, porque allí es donde instalan odios, prejuicios raciales, xenofobias, luchas de clases o cualquier otro chivo expiatorio (del tipo que fuere). Toda la energía que no se usa para el sexo, se vuelca en la violencia.
La manera más eficiente de control, de obtener seguidores, es generar el sentimiento de la «culpa» y nada es más eficiente para ello que persuadir a las masas de que el sexo es malo, pecaminoso y que no sólo es sinónimo de una vida vil en esta tierra, sino que representará una condena eterna en la próxima, en el «más allá».
Millones y millones de personas, a través de la Historia, han vivido con esa culpa y ese temor, cada vez que sus naturales instintos los forzaron a llevar a cabo lo que debería ser un acto normal y rutinario. No es diferente de lo que ocurre con los «Siete Pecados Capitales» (vale decir, con los otros seis). Se demonizó a todo lo que el impulso natural de nuestra especie encuentra como satisfactorio.
Si se piensa que la religión mayoritaria de Occidente ha pregonado que dormir, comer y hacer el amor; que tener ambiciones o normales sentimientos agresivos contra los enemigos, constituye un «pecado capital», se entiende lo enferma que ha estado y está la sociedad en que vivimos y cuán fácil es mantener a las masas en el miedo, la ignorancia y sumidas en una anti-natural infelicidad.
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Autor, antropología, psicología; community manager, diseño y administración web…
Investigador del pasado y los orígenes de las creencias. Dedicado a la reconstrucción y divulgación del Paganismo; a la lucha por el laicismo y el conocimiento científico. Activista de los Derechos Humanos y los Derechos Animales. Ecologista radical. Pagano, liberal. Escritor, librepensador… 44 años de experiencia en la reconstrucción y difusión del Paganismo y el legado ancestral (25 años en la red).
Me gusta lo desconocido, el Erebus, lo que está en penumbras… Valoro tanto la Oscuridad como la Luz, que forman un eterno balance el cual da vida al Universo. Estoy en una jornada, una aventura y una exploración que sólo terminará cuando muera…
«En la arena del debate, sólo cae herida la ignorancia.»
Muy buen artículo, analista, interesante, detallado, profundo…. de los mejores, en mi opinión, que te he leído.
Muchas gracias Iolair. Para mi tu opinión es calificada y valorada, por lo cual me alegra mucho tu comentario.
Más de acuerdo no puedo estar contigo Oscar! aunque para mi el sexo no creo que sea el moderno y supremo eje de control de los poderes fácticos (no eclesiasticos necesariamente), si constituye uno de los principales puntos de control desde hace milenios, hoy en dia, en las urbes mas modernizadas y cosmopolitas se podria pensar que el sexo es algo tan liberado y exótico, tanto como el individuo quiera o imagine, condónes de todo tipos y sabores, juguetes y juegos sexuales por doquier, pseudo-sexologos que los recetan y que trabajan en las mismas «sex shops» como alternativa a la soledad que padecen millones de personas es de lo mas aberrante que he visto, la millonaria industria del porno, en donde con seguridad podrias ver algún dia a tu hermana o tu hija como la protagonista de la pelicula no es sino otro instrumento de control de masas, eso que ven y que sin embargo no se atreven a hacer, eso que los «excita» y que sin embargo esta prohibido y mal visto, es como una celebre frase del personaje de Alpaccino, en la famosa pelicula: el abogado del diablo, «mira, pero no toques», «prueba, pero no tragues»
Todo esto ya lo enumeraba George Orwell en «1984» donde el personaje de Winston, crítico y razonable como el que más, cae seducido al final, mas a fuerza que de ganas, por ese encanto de las masas e inexorable cariño que el «gran hermano» siempre le profesó. triste pero cierto, revolucionarios sociales «sobornados» reducidos a burocratas peleles bien pagados, la lista no termina, si el «hueso» (como llamamos aqui coloquialmente al soborno institucional) no funciona, viene la tortura y esi eso tampoco, vienen las desapariciones forzadas……. no es de sorprender que las fuerzas armadas y policiacas esten conformadas por los individuos mas enajenados y carentes de criterio propio que he conocido en mi vida, todo su entrenamiento esta basado en la reducción de su propio yo, su criterio, el lavado de cerebro y la obediencia instintiva y automática a sus superiores. «cadena de mando» le llaman alegremente a eso.
De eso y más ya nos platicaba valientemente hace décadas Salvador Freixedo en varios de sus libros que tengo el agrado y orgullo de poseer, porque en México fueron sistemáticamente censurados y castigados junto con la editorial Diana por muchos años.
No tengo mucho que agregar a tu texto Oscar, salvo la recomendacion personal de que algun dia edites un libro para paganos neófitos (ignoro si ya lo has hecho) porque todo este material constituye oro molido para la desintoxicación de la mente de mucha gente, de lo que es y deberia ser el paso previo a la adopción de cualquier filosofia o credo, y pensar que Silver Ravenwolf y sus «fantasiosas» producciones literarias hayan vendido tanto en el mundo pseudopagano y que a pesar de su ingenuidad y a veces perversa trastocación del paganismo, siga siendo de lo mas leido, entre los «fluffy bunnies» no me extraña que actualmente tengamos un «paganismo» ávido de «titulos», grados, instituciones, censo y «credencialización» que raya obsenamente en el oscurantismo que venimos heredando y arrastrando.
Si me permites compartir tu texto en varios sitios (con la consecuente citacion de fuentes, autoria y enlace a tu blog), entonces me tomo la licencia de subirlo a varios sitios de interés :D
Gracias de nuevo por compartir.
Abrazos!
Anubak.
Ante todo, perdona la demora en responder el comentario. El caso es que estaba muy ocupado con el traslado del blog.
¡No te creas! La supuesta libertad y «apertura» que existe en Occidente sobre el sexo es sólo aparente. En primer lugar, todo eso es visto como «marginal», jamás abordado por la gente «seria» (o por lo menos no de manera explícita, abierta, sincera y natural). Siguen primando las estupideces y esquemas de las famosas «buenas costumbres» y si bien hay gente que es libre para practicar el sexo como desee, es condenada y menospreciada por el «sistema» y la opinión pública en general.
La industria del porno es otro modo de cooptar la cuestión. Se generan productos y tráfico de cosas, como si se tratara de algo marginal, indeseable y dañino. Por supuesto que hay quien se beneficia de ello, más allá del contexto socio-cultural, pero dejando de lado la mercantilización de la cuestión, ocurre que cuando existen este tipo de cosas, no se hace más que reforzar los engramas y prejuicios ya existentes.
A mi me parece que hemos progresado mucho desde la época victoriana, pero si lo comparamos con los tiempos antiguos, todavía nos falta mucho por liberar, des-prejuiciar, etc…
Es cierto lo que dices, dando el ejemplo de «1984» de George Orwell. El poder necesita del control y el sexo no puede ser controlado, sólo reprimido. Por esa razón, todos los grupos militares, policiales y relativos a la seguridad, mantienen una represión furiosa de tales impulsos (no sólo hacia fuera, sino hacia dentro de sus instituciones).
Gracias por lo que dices al final y, creo que me apropiaré de ese concepto, jeje: Este blog es para «desintoxicar» a paganos que han caído en el falso eclecticismo, la new-age o que todavía no se han sacudido del todo a la moral cristiana.
Un abrazo!
Oscar
Genial artículo y perfecta la frase con la que cierra. La sexualidad se ha utilizado durante mucho tiempo para cosificar y poseer a la mujer, su desnudez se ha sexualizado hasta límites barbáricos (cuando un cuerpo desnudo no debería asociarse necesariamente al sexo porque convertiría al individuo en objeto sexual de los demás). El placer sexual femenino se ha mitificado hasta el punto en que el acto sexual órbita en torno al disfrute del hombre, siendo el deber de la mujer complacer a éste.
Por ello en mi opinión, si, necesitamos una liberación sexual, pero ésta ha de ser feminista.