II. El individuo, las ideologías y el poder:
La individualidad va en contra de lo establecido. La masa desea vivir en grupo, bajo leyes compartidas; ser protegidas por algún líder real o imaginario. Cuando un individuo se sale de dichas reglas del juego, atenta de manera «intolerable» contra el «bien común». De ahí que se lo reprima, restrinja e incluso, que se lo destruya.
La forma en que los factores de poder mantienen controlada a la masa, es a través del condicionamiento de sus libertades instintivas, no de las intelectuales. Cuando algún movimiento «revolucionario» sale a la luz, se ocupa de cambiar el «color», el perfil de la dominación y de ofrecer derechos al «pueblo» (civiles, sociales, etc…) pero jamás rompe con los tabúes y los engramas ancestrales, porque no desea la libertad de nadie sino satisfacer el deseo de «cambio» que las masas requieren, pero sin sacrificar el control sobre ellas.
La sexualidad no reproductiva, el erotismo per se, la sensualidad sin represión moral, es equivalente a decir: «Haré uso de esto que la Naturaleza (o algún dios) me dio, pero lo usaré como a mí me plazca y evitaré seguir las reglas que la tribu, el grupo, la fe o las costumbres me demandan». Esto es lo más «subversivo» que un individuo puede pensar o consumar y será más reprimido y prohibido, que las ideas filosóficas o políticas más revolucionarias, porque tal deseo/idea es mucho más peligroso para el «orden establecido» y las «buenas costumbres» que las nuevas sectas, ideologías o grupúsculos intelectuales.
Por esa razón, y sin importar que las ideologías dominantes sean de derecha o izquierda, nadie reclama mayor libertad sexual, en el verdadero sentido de la palabra, ni hace mucho por remover los prejuicios latentes o las conductas represivas que la sociedad ya tiene incorporadas a través de siglos de regencia de los mismos paradigmas.
A los poderes hegemónicos, a los regímenes imperantes, no les preocupa la rebelión de las masas. A éstas, siempre se las puede aplastar con la fuerza de sus ejércitos o organismos policíacos. El terror de los autócratas, pontífices y aristócratas son los individuos, aquellos que tienen nuevas ideas, esos espíritus libres que dicen «no», «no quiero», «eso no, mejor aquello otro».
Un genocidio, una masacre, produce un gran rechazo. Sin embargo, se le pone un nombre, se recuerda su aniversario con pomposos discursos y complejos rituales «cívicos», las organizaciones de «derechos humanos« protestan por un tiempo; pero en pocos años, nadie termina recordando cual fue la razón de ello, cual fue el motivo de aquellas muertes. En un sentido opuesto, la muerte de un individuo, si este sobresalió de entre las masas, pasa a ser un símbolo, muchas veces incluso un mito. Sus ideas y los hechos de su vida, adquieren connotaciones épicas y eso perturba lo establecido y a los poderes de turno, mucho más que los ríos de sangre. Nada es más peligroso para el «sistema» que alguien que esté fuera del mismo.
El instinto gregario a nivel biológico, tiende a unir a los individuos iguales (los de la misma especie), pero también provoca que estos separen a los individuos que se salen del promedio. Estos son expulsados, en contra de su voluntad, siempre con el sentido de mantener «homogéneo» o bien estructurado al colectivo, a la manada o la tribu.
En la Naturaleza, salvo en los casos de ciertas especies que viven en sociedad durante la adultez, pero la juventud de los machos transcurre en soledad (como por ejemplo algunos grandes felinos), todo individuo expulsado del grupo lo es contra su voluntad. Sin embargo, en la sociedad humana, dada la capacidad de previsión del futuro que caracteriza a nuestra especie y al poder de «decisión» inherente, se suele dar la separación voluntaria por parte de ciertos «rebeldes».
El que algunos individuos «inadaptados» hagan esto, hace temblar al sistema, porque representa una «alternativa» al mismo. Incluso con una minoría de uno, el sistema ya no es unívoco, por tanto comienza a ser cuestionado y a verse como relativo, como una de entre varias opciones.
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Autor, antropología, psicología; community manager, diseño y administración web…
Investigador del pasado y los orígenes de las creencias. Dedicado a la reconstrucción y divulgación del Paganismo; a la lucha por el laicismo y el conocimiento científico. Activista de los Derechos Humanos y los Derechos Animales. Ecologista radical. Pagano, liberal. Escritor, librepensador… 44 años de experiencia en la reconstrucción y difusión del Paganismo y el legado ancestral (25 años en la red).
Me gusta lo desconocido, el Erebus, lo que está en penumbras… Valoro tanto la Oscuridad como la Luz, que forman un eterno balance el cual da vida al Universo. Estoy en una jornada, una aventura y una exploración que sólo terminará cuando muera…
«En la arena del debate, sólo cae herida la ignorancia.»
Muy buen artículo, analista, interesante, detallado, profundo…. de los mejores, en mi opinión, que te he leído.
Muchas gracias Iolair. Para mi tu opinión es calificada y valorada, por lo cual me alegra mucho tu comentario.
Más de acuerdo no puedo estar contigo Oscar! aunque para mi el sexo no creo que sea el moderno y supremo eje de control de los poderes fácticos (no eclesiasticos necesariamente), si constituye uno de los principales puntos de control desde hace milenios, hoy en dia, en las urbes mas modernizadas y cosmopolitas se podria pensar que el sexo es algo tan liberado y exótico, tanto como el individuo quiera o imagine, condónes de todo tipos y sabores, juguetes y juegos sexuales por doquier, pseudo-sexologos que los recetan y que trabajan en las mismas «sex shops» como alternativa a la soledad que padecen millones de personas es de lo mas aberrante que he visto, la millonaria industria del porno, en donde con seguridad podrias ver algún dia a tu hermana o tu hija como la protagonista de la pelicula no es sino otro instrumento de control de masas, eso que ven y que sin embargo no se atreven a hacer, eso que los «excita» y que sin embargo esta prohibido y mal visto, es como una celebre frase del personaje de Alpaccino, en la famosa pelicula: el abogado del diablo, «mira, pero no toques», «prueba, pero no tragues»
Todo esto ya lo enumeraba George Orwell en «1984» donde el personaje de Winston, crítico y razonable como el que más, cae seducido al final, mas a fuerza que de ganas, por ese encanto de las masas e inexorable cariño que el «gran hermano» siempre le profesó. triste pero cierto, revolucionarios sociales «sobornados» reducidos a burocratas peleles bien pagados, la lista no termina, si el «hueso» (como llamamos aqui coloquialmente al soborno institucional) no funciona, viene la tortura y esi eso tampoco, vienen las desapariciones forzadas……. no es de sorprender que las fuerzas armadas y policiacas esten conformadas por los individuos mas enajenados y carentes de criterio propio que he conocido en mi vida, todo su entrenamiento esta basado en la reducción de su propio yo, su criterio, el lavado de cerebro y la obediencia instintiva y automática a sus superiores. «cadena de mando» le llaman alegremente a eso.
De eso y más ya nos platicaba valientemente hace décadas Salvador Freixedo en varios de sus libros que tengo el agrado y orgullo de poseer, porque en México fueron sistemáticamente censurados y castigados junto con la editorial Diana por muchos años.
No tengo mucho que agregar a tu texto Oscar, salvo la recomendacion personal de que algun dia edites un libro para paganos neófitos (ignoro si ya lo has hecho) porque todo este material constituye oro molido para la desintoxicación de la mente de mucha gente, de lo que es y deberia ser el paso previo a la adopción de cualquier filosofia o credo, y pensar que Silver Ravenwolf y sus «fantasiosas» producciones literarias hayan vendido tanto en el mundo pseudopagano y que a pesar de su ingenuidad y a veces perversa trastocación del paganismo, siga siendo de lo mas leido, entre los «fluffy bunnies» no me extraña que actualmente tengamos un «paganismo» ávido de «titulos», grados, instituciones, censo y «credencialización» que raya obsenamente en el oscurantismo que venimos heredando y arrastrando.
Si me permites compartir tu texto en varios sitios (con la consecuente citacion de fuentes, autoria y enlace a tu blog), entonces me tomo la licencia de subirlo a varios sitios de interés :D
Gracias de nuevo por compartir.
Abrazos!
Anubak.
Ante todo, perdona la demora en responder el comentario. El caso es que estaba muy ocupado con el traslado del blog.
¡No te creas! La supuesta libertad y «apertura» que existe en Occidente sobre el sexo es sólo aparente. En primer lugar, todo eso es visto como «marginal», jamás abordado por la gente «seria» (o por lo menos no de manera explícita, abierta, sincera y natural). Siguen primando las estupideces y esquemas de las famosas «buenas costumbres» y si bien hay gente que es libre para practicar el sexo como desee, es condenada y menospreciada por el «sistema» y la opinión pública en general.
La industria del porno es otro modo de cooptar la cuestión. Se generan productos y tráfico de cosas, como si se tratara de algo marginal, indeseable y dañino. Por supuesto que hay quien se beneficia de ello, más allá del contexto socio-cultural, pero dejando de lado la mercantilización de la cuestión, ocurre que cuando existen este tipo de cosas, no se hace más que reforzar los engramas y prejuicios ya existentes.
A mi me parece que hemos progresado mucho desde la época victoriana, pero si lo comparamos con los tiempos antiguos, todavía nos falta mucho por liberar, des-prejuiciar, etc…
Es cierto lo que dices, dando el ejemplo de «1984» de George Orwell. El poder necesita del control y el sexo no puede ser controlado, sólo reprimido. Por esa razón, todos los grupos militares, policiales y relativos a la seguridad, mantienen una represión furiosa de tales impulsos (no sólo hacia fuera, sino hacia dentro de sus instituciones).
Gracias por lo que dices al final y, creo que me apropiaré de ese concepto, jeje: Este blog es para «desintoxicar» a paganos que han caído en el falso eclecticismo, la new-age o que todavía no se han sacudido del todo a la moral cristiana.
Un abrazo!
Oscar
Genial artículo y perfecta la frase con la que cierra. La sexualidad se ha utilizado durante mucho tiempo para cosificar y poseer a la mujer, su desnudez se ha sexualizado hasta límites barbáricos (cuando un cuerpo desnudo no debería asociarse necesariamente al sexo porque convertiría al individuo en objeto sexual de los demás). El placer sexual femenino se ha mitificado hasta el punto en que el acto sexual órbita en torno al disfrute del hombre, siendo el deber de la mujer complacer a éste.
Por ello en mi opinión, si, necesitamos una liberación sexual, pero ésta ha de ser feminista.