IX. Las «buenas costumbres»:
Si se dan por sentadas las reales y básicas normas éticas tendientes a la sana convivencia de todos los seres humanos y que permiten una relación armónica con las demás especies y con la Naturaleza en su conjunto, todo lo demás (en lo relativo a la «moral») puede ser considerado como puros atavismos, tabúes, dogmas y supersticiones. Sin embargo, aún en los ambientes ateos o agnósticos, donde se ha dejado muy atrás el pensamiento teísta dogmático y, particularmente, en los ámbitos «creyentes», existen muchos conceptos que se pueden englobar en el conjunto de lo que ha sido dado en llamar «buenas costumbres».
Casi cualquier persona urbanizada y «civilizada», ha de poder listar una larga serie de criterios que se denominan genéricamente con ese nombre. No obstante, al mismo tiempo, si se les pide a estos individuos que fundamenten tales códigos morales, que expliquen su sentido, sólo podrán recurrir a dos muletillas… Al pensamiento circular, tautológico: «es como debe ser» o bien, al difuso recurso del «mandato divino», ya que nada de todo ello tiene fundamento lógico ni razones realmente emanadas de los criterios humanistas y naturalistas de ver la Vida.
Las «buenas costumbres», son sólo el resultado de una decantación de siglos, en donde se destilaron los prejuicios, temores y supersticiones y, por consenso tácito, se aceptaron como la única forma válida de transitar la existencia terrenal.
En este sentido, entre los creyentes fundamentalistas o los más liberales y moderados e incluso entre los ateos y demás no-creyentes, solo pueden apreciarse diferencias de «grado», de magnitud. Salvo honrosas excepciones, nadie posee una real independencia ética y filosófica del sistema de creencias que fue adquirido en la infancia, antes de tener la posibilidad de discriminar conceptos mediante el uso de la razón.
A causa de lo anterior, el Hombre moderno y civilizado, cree vivir muy lejos de sus primitivos ancestros pero bajo el barniz de su modernidad, yacen todavía los mismos prejuicios y tabúes de los tiempos nómades o de las mismas cavernas.
Contrariamente a lo que muchas ideologías políticas y algunos antropólogos plantean, no es el «Poder» o las clases dominantes las que instauran la superstición y el tabú, sino sólo quienes se benefician con ellos. Tales cosas existen desde antes de la estratificación de los roles sociales, pero sí es cierto que son funcionales a las elites y los factores de poder.
La liberación, el tan planteado «cambio de paradigma» o «salida del sistema», se podrá lograr sólo cuando tales elites y poderes hegemónicos ya no cuenten con dicha herramienta; cuando las «buenas costumbres» sean reemplazadas por las «lógicas costumbres», nacidas no de la masa simiesca sino del conjunto libremente agrupado de las individualidades; ajenas a la alienación y la distorsión cognitiva que produce la carga del dogma y «la costumbre por la costumbre misma».
Las tradiciones, el respeto a los ancestros, no consisten en vivir bajo los mismos yugos, cometer los mismos errores o pensar que si algo fue bueno para ellos, ha de ser necesariamente bueno para todas las futuras generaciones. El respeto a lo ancestral y a lo tradicional consiste en mantener vivo el legado del arte, la historia, los logros y virtudes de aquellos que nos precedieron en el camino de la vida, especialmente los de la propia cultura de origen, pero desechando los falsos conceptos y los atavismos.
El Hombre sólo será libre cuando sus «buenas costumbres» sean las de la Naturaleza y de la Razón, cuando conformen el conjunto de lo que fue útil en el pasado y descarten lo que fue su ruina.
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Autor, antropología, psicología; community manager, diseño y administración web…
Investigador del pasado y los orígenes de las creencias. Dedicado a la reconstrucción y divulgación del Paganismo; a la lucha por el laicismo y el conocimiento científico. Activista de los Derechos Humanos y los Derechos Animales. Ecologista radical. Pagano, liberal. Escritor, librepensador… 44 años de experiencia en la reconstrucción y difusión del Paganismo y el legado ancestral (25 años en la red).
Me gusta lo desconocido, el Erebus, lo que está en penumbras… Valoro tanto la Oscuridad como la Luz, que forman un eterno balance el cual da vida al Universo. Estoy en una jornada, una aventura y una exploración que sólo terminará cuando muera…
«En la arena del debate, sólo cae herida la ignorancia.»
Muy buen artículo, analista, interesante, detallado, profundo…. de los mejores, en mi opinión, que te he leído.
Muchas gracias Iolair. Para mi tu opinión es calificada y valorada, por lo cual me alegra mucho tu comentario.
Más de acuerdo no puedo estar contigo Oscar! aunque para mi el sexo no creo que sea el moderno y supremo eje de control de los poderes fácticos (no eclesiasticos necesariamente), si constituye uno de los principales puntos de control desde hace milenios, hoy en dia, en las urbes mas modernizadas y cosmopolitas se podria pensar que el sexo es algo tan liberado y exótico, tanto como el individuo quiera o imagine, condónes de todo tipos y sabores, juguetes y juegos sexuales por doquier, pseudo-sexologos que los recetan y que trabajan en las mismas «sex shops» como alternativa a la soledad que padecen millones de personas es de lo mas aberrante que he visto, la millonaria industria del porno, en donde con seguridad podrias ver algún dia a tu hermana o tu hija como la protagonista de la pelicula no es sino otro instrumento de control de masas, eso que ven y que sin embargo no se atreven a hacer, eso que los «excita» y que sin embargo esta prohibido y mal visto, es como una celebre frase del personaje de Alpaccino, en la famosa pelicula: el abogado del diablo, «mira, pero no toques», «prueba, pero no tragues»
Todo esto ya lo enumeraba George Orwell en «1984» donde el personaje de Winston, crítico y razonable como el que más, cae seducido al final, mas a fuerza que de ganas, por ese encanto de las masas e inexorable cariño que el «gran hermano» siempre le profesó. triste pero cierto, revolucionarios sociales «sobornados» reducidos a burocratas peleles bien pagados, la lista no termina, si el «hueso» (como llamamos aqui coloquialmente al soborno institucional) no funciona, viene la tortura y esi eso tampoco, vienen las desapariciones forzadas……. no es de sorprender que las fuerzas armadas y policiacas esten conformadas por los individuos mas enajenados y carentes de criterio propio que he conocido en mi vida, todo su entrenamiento esta basado en la reducción de su propio yo, su criterio, el lavado de cerebro y la obediencia instintiva y automática a sus superiores. «cadena de mando» le llaman alegremente a eso.
De eso y más ya nos platicaba valientemente hace décadas Salvador Freixedo en varios de sus libros que tengo el agrado y orgullo de poseer, porque en México fueron sistemáticamente censurados y castigados junto con la editorial Diana por muchos años.
No tengo mucho que agregar a tu texto Oscar, salvo la recomendacion personal de que algun dia edites un libro para paganos neófitos (ignoro si ya lo has hecho) porque todo este material constituye oro molido para la desintoxicación de la mente de mucha gente, de lo que es y deberia ser el paso previo a la adopción de cualquier filosofia o credo, y pensar que Silver Ravenwolf y sus «fantasiosas» producciones literarias hayan vendido tanto en el mundo pseudopagano y que a pesar de su ingenuidad y a veces perversa trastocación del paganismo, siga siendo de lo mas leido, entre los «fluffy bunnies» no me extraña que actualmente tengamos un «paganismo» ávido de «titulos», grados, instituciones, censo y «credencialización» que raya obsenamente en el oscurantismo que venimos heredando y arrastrando.
Si me permites compartir tu texto en varios sitios (con la consecuente citacion de fuentes, autoria y enlace a tu blog), entonces me tomo la licencia de subirlo a varios sitios de interés :D
Gracias de nuevo por compartir.
Abrazos!
Anubak.
Ante todo, perdona la demora en responder el comentario. El caso es que estaba muy ocupado con el traslado del blog.
¡No te creas! La supuesta libertad y «apertura» que existe en Occidente sobre el sexo es sólo aparente. En primer lugar, todo eso es visto como «marginal», jamás abordado por la gente «seria» (o por lo menos no de manera explícita, abierta, sincera y natural). Siguen primando las estupideces y esquemas de las famosas «buenas costumbres» y si bien hay gente que es libre para practicar el sexo como desee, es condenada y menospreciada por el «sistema» y la opinión pública en general.
La industria del porno es otro modo de cooptar la cuestión. Se generan productos y tráfico de cosas, como si se tratara de algo marginal, indeseable y dañino. Por supuesto que hay quien se beneficia de ello, más allá del contexto socio-cultural, pero dejando de lado la mercantilización de la cuestión, ocurre que cuando existen este tipo de cosas, no se hace más que reforzar los engramas y prejuicios ya existentes.
A mi me parece que hemos progresado mucho desde la época victoriana, pero si lo comparamos con los tiempos antiguos, todavía nos falta mucho por liberar, des-prejuiciar, etc…
Es cierto lo que dices, dando el ejemplo de «1984» de George Orwell. El poder necesita del control y el sexo no puede ser controlado, sólo reprimido. Por esa razón, todos los grupos militares, policiales y relativos a la seguridad, mantienen una represión furiosa de tales impulsos (no sólo hacia fuera, sino hacia dentro de sus instituciones).
Gracias por lo que dices al final y, creo que me apropiaré de ese concepto, jeje: Este blog es para «desintoxicar» a paganos que han caído en el falso eclecticismo, la new-age o que todavía no se han sacudido del todo a la moral cristiana.
Un abrazo!
Oscar
Genial artículo y perfecta la frase con la que cierra. La sexualidad se ha utilizado durante mucho tiempo para cosificar y poseer a la mujer, su desnudez se ha sexualizado hasta límites barbáricos (cuando un cuerpo desnudo no debería asociarse necesariamente al sexo porque convertiría al individuo en objeto sexual de los demás). El placer sexual femenino se ha mitificado hasta el punto en que el acto sexual órbita en torno al disfrute del hombre, siendo el deber de la mujer complacer a éste.
Por ello en mi opinión, si, necesitamos una liberación sexual, pero ésta ha de ser feminista.