Blaise Pascal
Todos conocen al célebre matemático, físico, filósofo y escritor francés, Blaise Pascal (1623 – 1662), quien hizo grandes aportes científicos y creó la primera calculadora mecánica conocida de la Historia1. Debido a su merecida reputación como matemático y científico, este personaje también es tomado como un importante filósofo.
Sin embargo, la filosofía fue un área en la que Pascal se dejó llevar por la fe. Durante gran parte de su vida, hasta la segunda mitad del año 1654, había estudiado mayormente a las ciencias exactas, pero en ese año, sufrió un serio trastorno depresivo y pareció tener una experiencia mística. Debido a ello, se volcó completamente al campo de lo religioso y dejó de lado todo interés por la Ciencia.
Durante los últimos años de su vida, Pascal adhirió al movimiento católico radical, que se dio en llamar jansenismo, el cual rechazaba algunos de los postulados del Concilio de Trento2 (mayormente sobre la «gracia divina» y la «libertad humana») y basaba su teología en una interpretación literal de los escritos de Agustín de Hipona3.
Luego de su conversión, se recluyó por un tiempo en el monasterio de Port-Royal, en el norte de Francia. Allí, alejado de lo mundano, comenzó a trabajar en un proyecto que nunca terminaría, debido a que la muerte lo sorprendió antes de hacerlo. Se trataba de un libro que hubiese llevado el nombre de: «Apología de la Religión Cristiana».
Pese a que la obra quedó inconclusa, los abundantes apuntes que Pascal llegó a redactar para la misma, fueron compilados en 1670 por los propios monjes del monasterio citado y, a la postre, esto produjo un libro que se terminó conociendo como «Pensées» (del francés: «Pensamientos»).
Es en esta obra póstuma, donde quedó publicada la famosa «Apuesta de Pascal», un intento de justificar la fe mediante un ingenioso planteo que apela al azar y al concepto de salvación / condenación de la religión cristiana.
Dicha «apuesta», se enuncia en los siguientes fragmentos4 del libro…
Concepto preliminar: «… Si existe un Dios, él es infinitamente incomprensible, puesto que, al no tener ni partes ni límites, no tiene ninguna relación con nosotros. Por lo tanto, somos incapaces de saber ni qué es ni si es.»
La apuesta en sí: «Dios existe, o no existe.»
«… Pero ¿hacia qué lado nos inclinaremos? La razón nada puede determinar acerca de esto: un caos infinito nos separa. Se juega un juego, en la extremidad de esa distancia infinita, en el que saldrá cara o cruz. ¿A qué apostaréis?»
«De acuerdo con la razón, no podéis hacer ni lo uno ni lo otro; de acuerdo con la razón, no podéis deshacer ninguno de los dos.»
«… pero hay que apostar; esto no es voluntario: estáis embarcado. Así pues, ¿cuál de los dos elegiréis?»
«Dos cosas se pueden perder: la verdad y el bien, y dos cosas se pueden comprometer: vuestra razón y vuestra voluntad, vuestro conocimiento y vuestra beatitud; y de dos cosas debe huir vuestra naturaleza: del error y de la miseria. Vuestra razón no se resiente si elige lo uno o lo otro, puesto que necesariamente hay que elegir.»
«Estimemos estos dos casos: si ganáis, ganáis todo; si perdéis, no perdéis nada. Apostad, pues, a que Dios existe, sin vacilar.»
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En este artículo, se expondrán las falacias argumentales de este razonamiento y la equívoca base en que se ha cimentado, así como también se presentará la visión pagana sobre el asunto y que alternativa a la «Apuesta» ofrecen las formas ancestrales de espiritualidad.
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Autor, antropología, psicología; community manager, diseño y administración web…
Investigador del pasado y los orígenes de las creencias. Dedicado a la reconstrucción y divulgación del Paganismo; a la lucha por el laicismo y el conocimiento científico. Activista de los Derechos Humanos y los Derechos Animales. Ecologista radical. Pagano, liberal. Escritor, librepensador… 44 años de experiencia en la reconstrucción y difusión del Paganismo y el legado ancestral (25 años en la red).
Me gusta lo desconocido, el Erebus, lo que está en penumbras… Valoro tanto la Oscuridad como la Luz, que forman un eterno balance el cual da vida al Universo. Estoy en una jornada, una aventura y una exploración que sólo terminará cuando muera…
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