Tipos de fuentes:
Quizás este sea el punto más crítico en lo que respecta al estudio y el aprendizaje de las bases del Paganismo. La gran mayoría de las personas no saben distinguir entre fuentes “primarias”, “secundarias” y “terciarias”. Sin embargo, esto es de capital importancia para poder mensurar la calidad y validez de la información que se está manejando y su grado de correspondencia con la realidad objetiva (sea la científica, filosófica o histórica).
Para ayudar a esclarecer esto, a continuación, se definirán someramente estas tres categorías…
Fuentes Primarias: Una fuente primaria, o de primer orden, es la que tiene relación directa con el objeto de estudio. Es así, que, por ejemplo, un epigrama de una ruina romana o una inscripción jeroglífica egipcia, son fuentes “primarias” para el estudio de la historia de Roma y Egipto, respectivamente.
Las fuentes primarias pueden ser libros (de autores contemporáneos a los hechos que se estudien); epigrafías (inscripciones en monumentos o edificios); la evidencia arqueológica de campo, etc.
Un historiador que viviera siglos después de acontecido un hecho, no puede ser fuente primaria del mismo. (No debe caerse en el error de considerar como tal a un libro o inscripción antigua, si a pesar de esto, sigue estando a siglos de distancia temporal del hecho que pretende narrar o describir).
Fuentes Secundarias: Una fuente secundaria, o de segundo orden, es aquella que constituye un trabajo académico y riguroso, originado en un experto en la materia a investigar. Por ejemplo, un historiador calificado, puede escribir un libro sobre un período determinado de la historia humana y ser considerado él mismo como tal (fuente secundaria).
En general, se aceptan como tales a todos los trabajos con rigor académico y escritos por personas que puedan dar pruebas de su capacidad para tratar el tema y que hayan redactado sus trabajos con referencias verificables (con fuentes primarias o bien secundarias, pero sólo si son ampliamente aceptadas).
Fuentes Terciarias: Las fuentes terciarias, o de tercer orden, son todo lo que constituya materia de “opinión”, que sea una simple recopilación o re-publicación de contenidos anteriores. Es así que casi todo website es una fuente terciaria; que la mayoría de los libros “sobre un tema dado”, son lo mismo y que toda obra o artículo de un autor no calificado, lo es también.
Debe hacerse notar, que una persona puede estar sumamente calificada en un área del conocimiento, pero no por ello está en condiciones de ser un referente en otra diferente. Por tanto, sin importar el prestigio de un autor, si el mismo no es un especialista en el campo sobre el cual escribe, sólo deberá tomarse como una fuente terciaria.
Una regla muy importante a tomar en cuenta sobre lo anterior, es que no se debería basar el propio conocimiento en las fuentes terciarias de que se disponga. Las mismas son útiles, sólo como pistas para encontrar y concatenar a las primarias y secundarias (las cuales sí son adecuadas para construir el edificio del propio conocimiento).
Las fuentes terciarias, sirven para permitir el resumen de cantidad de datos diversos, que están razonados y correlacionados por alguien con (supuestamente) mayor experiencia que la que posee el lector o estudiante. Es así, que un contenido de esta índole, puede “invitar” a subsecuentes lecturas, más precisas y autorizadas. No obstante, la carencia de referencias completamente comprobables, hacen de las mismas contenidos relativos, sin valor final o absoluto.
Por ejemplo, los documentales televisivos, aunque sean protagonizados por académicos, son fuentes terciarias, dado que rara o ninguna vez, en ellos se dan referencias precisas sobre evidencias, dataciones, autores o contextos (además de estar editados a posteriori por legos en la disciplina que tratan).
A pesar de lo anterior, los mismos (siempre que sean de calidad) son sumamente útiles para aglutinar y divulgar información, pero hasta ahí llegan, siendo necesario comprobar cada dato observado o escuchado en estos, desde fuentes primarias o secundarias, para poder afirmar que realmente se ha obtenido un “nuevo conocimiento” y no una pieza más de “doxa”, opinión de alguien o “saber popular”.
Cabe destacar que virtualmente todos los libros de autores neo-paganos famosos, y tomados como referentes por la mayoría de los que profesan las respectivas tradiciones sobre las que éstos escriben, son fuentes terciarias (en especial, respecto de todo lo referido a la mitología, la historia y la cultura de los pueblos del pasado). La razón para esto es simple: Rara o ninguna vez, estas personas poseen estudios académicos formales ni se molestan en citar fuentes autorizadas como validación de cada una de las afirmaciones que plasman en sus escritos.
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Autor, antropología, psicología; community manager, diseño y administración web…
Investigador del pasado y los orígenes de las creencias. Dedicado a la reconstrucción y divulgación del Paganismo; a la lucha por el laicismo y el conocimiento científico. Activista de los Derechos Humanos y los Derechos Animales. Ecologista radical. Pagano, liberal. Escritor, librepensador… 44 años de experiencia en la reconstrucción y difusión del Paganismo y el legado ancestral (25 años en la red).
Me gusta lo desconocido, el Erebus, lo que está en penumbras… Valoro tanto la Oscuridad como la Luz, que forman un eterno balance el cual da vida al Universo. Estoy en una jornada, una aventura y una exploración que sólo terminará cuando muera…
«En la arena del debate, sólo cae herida la ignorancia.»