Una pregunta frecuente, que suele leerse/escucharse en los ambientes paganos físicos o virtuales, es: «¿Puedo combinar las deidades de varios panteones en mi culto personal?». Siendo que, en ocasiones, quienes interrogan a este respecto, ni siquiera conocen en profundidad a una sola de esas tradiciones.
El Paganismo es intrínsecamente politeísta y, por tanto, también deben serlo cualquiera de sus diversas tradiciones, en acuerdo con el ancestral concepto de ver la multiplicidad, complejidad y pluralidad en todo; de imaginar a la Vida y al Cosmos, como una vastedad de fuerzas en pugna, a veces complementándose y otras antagonizando entre sí.
Sin embargo y, sin perjuicio de lo anterior, al tener los humanos una capacidad de memoria limitada, como así también un acotado poder de razonamiento y asociación de ideas, es imposible abarcarlo todo (ni tan sólo, mucho más que una pequeña parte de esa totalidad).
Es así, que todo pagano debe aceptar los dioses de todas las otras tradiciones (el concepto de uno o más dioses verdaderos es risible y repudiable para nuestra forma de pensar), pero al mismo tiempo, enfocarse en los que ha elegido para dedicar sus esfuerzos espirituales.
De ahí el título de este artículo: No es lo mismo tener devoción por muchas deidades, de diversos panteones, que dedicarse a ellas.
Por hacer una analogía que, según creo, puede ser útil para la comprensión del lector, es igual a cuando alguien aprende a tocar un instrumento musical, respecto de disfrutar de la escucha de múltiples estilos y artistas en la materia. Nadie puede tocar más que un puñado de instrumentos musicales, pero cualquiera puede disfrutar de cientos de estilos diferentes. Con los dioses ocurre lo mismo…
El Paganismo, salvo por contadas, afortunadas y honrosas excepciones, en especial de personas muy jóvenes que puede que tengan padres y hasta abuelos que hayan seguido esta senda religiosa, es, por fuerza, algo que se re-descubre a lo largo de la vida, que lleva muchos años de paciente estudio, de búsqueda espiritual y de constante práctica.
Vuelve a ser similar al aprendizaje de un instrumento musical: Para llegar a la maestría en el mismo, se requieren muchos años de constante práctica, hasta que se alcanza un punto cuando el instrumento llega a ser una extensión del propio cuerpo de quien lo toca. Sólo así se logra la excelencia.
Por lo anterior, es imposible para cualquier pagano, abordar el culto de más que unos pocos dioses y dedicarles todo el tiempo de práctica, estudio y redescubrimiento de sus atributos, mitos, símbolos y rituales.
No es coherente, no tiene sentido alguno, el tomar a más de un panteón como foco de atención y dedicación. Ni siquiera es posible hacerlo con uno completo…
Si se piensa que los griegos tenían cientos de dioses, los celtas todavía más y que, por ejemplo, los antiguos egipcios rendían culto a varios miles, resulta obvia la realidad del párrafo anterior.
Sin embargo, así como todos podemos disfrutar de muchos estilos musicales, de muchas bandas y artistas diferentes, tan sólo con un poco de cultura y apertura mental, del mismo modo, se puede tener proximidad, afección e incluso devoción, por cualquier deidad de cualquier panteón. La única condición para lo anterior, es tomarse el trabajo de indagar mínimamente su naturaleza y atributos, para no terminar ofendiendo al legado que ha mantenido vivo en la memoria humana, a la figura de esa deidad.
Es necesario, entonces, diferenciar «dedicación» de «devoción» o «afinidad». Cualquier pagano puede sentir estas últimas por cualquier deidad que nuestra especie haya vislumbrado, pero sólo podrá ofrecer su dedicación y enfoque a un pequeño puñado de ellas (a veces, quizás, sólo a un par).
Entender esto, permite reconciliar dos posturas antagónicas presentes en la comunidad pagana. Por un lado, la de quieres se ciñen rígidamente a una tradición particular (en especial aquellos que buscan enfocarse en las formas ancestrales de culto de sus propios (probables) ancestros y la de aquellos otros que toman una deidad de «aquí» y otra de «allá» y terminan por conformar una suerte de panteón «personalizado», «a la carta…».
Si se observa como era el politeísmo ancestral, cualquier duda sobre la manera adecuada de comportarse y de sentir a este respecto, queda zanjada.
Los paganos antiguos, rendían culto a sus propios dioses, a los que habían llegado a su conocimiento, merced a las tradiciones familiares y tribales. Sin embargo, cuando viajaban o, por cualquier razón, se ponían en contacto con otras culturas, rendían culto y respeto a los dioses de las mismas. En ello no había conflicto alguno, incluso cuando esa otra cultura era la del enemigo.
Es perfectamente válido que, por ejemplo, un seguidor de la tradición nórdica pueda tener simpatía y devoción por Shiva o Kali-Ma; un kemita (reconstruccionista de la tradición egipcia) pueda sentir lo mismo por Thor, Freyja u Odín y así… Pero una cosa es mantener esa devoción/simpatía y otra diferente dedicarse a los mismos.
Se tiene dedicación, cuando la persona se enfoca, se centra en algo y consume gran parte de su esfuerzo y energía en ello. Se tiene devoción o simpatía, sencillamente, por lo que a uno ama, le gusta o le es afín.
Es preciso que todo pagano entienda la diferencia entre estos dos conceptos. De ese modo, todos viviremos entendiéndonos y en armonía, sin importar a qué tradición se pertenezca, pero al mismo tiempo, no tomaremos el culto a los dioses como algo trivial, superficial o antojadizo, tan casual como el álbum musical que se nos ocurra escuchar en un momento dado.
El pagano que tome en serio al sendero que planea recorrer, debe entender que puede sentir afecto, simpatía y devoción por muchos dioses, pero debe elegir un panteón específico para dedicarse e, incluso, dentro de mismo, sólo podrá abordar a un grupo reducido de deidades a las cuales dedicarle todo su esfuerzo. De otro modo, el politeísmo que pretende practicar, puede convertirse en una simple afición por la novedad o lo exótico.
Se puede venerar a muchos dioses, pero sólo dedicarse a los que tienen que ver con la tradición que se ha decidido transitar.
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Autor, antropología, psicología; community manager, diseño y administración web…
Investigador del pasado y los orígenes de las creencias. Dedicado a la reconstrucción y divulgación del Paganismo; a la lucha por el laicismo y el conocimiento científico. Activista de los Derechos Humanos y los Derechos Animales. Ecologista radical. Pagano, liberal. Escritor, librepensador… 44 años de experiencia en la reconstrucción y difusión del Paganismo y el legado ancestral (25 años en la red).
Me gusta lo desconocido, el Erebus, lo que está en penumbras… Valoro tanto la Oscuridad como la Luz, que forman un eterno balance el cual da vida al Universo. Estoy en una jornada, una aventura y una exploración que sólo terminará cuando muera…
«En la arena del debate, sólo cae herida la ignorancia.»