Se me ha planteado que no, en una conversación, hace unas horas… Eso me ha hecho pensar en lo cerrado y miope que es nuestro entendimiento: La Justicia es, como mucho, un valor moral humano, inherente a nuestra naturaleza y signado por los límites de nuestra percepción. Tal y como dijo alguna vez Protágoras: “El Hombre es la medida de todas las cosas”, lo cual es verdad, pero sólo porque somos hombres y no podemos percibir la vida más allá de las fronteras epistemológicas de nuestra especie.
Siendo así, ¿cómo es que podemos pensar que el Universo es o no justo? ¿Son los átomos crueles o la gravitación “arbitraria”? ¿Es la entropía malvada o el Principio de Incertidumbre inmoral? Cuando uno piensa en eso términos, se ve que es ridículo asignarles “valores humanos” a fuerzas que están mucho más allá del alcance de nuestras vidas e incluso de nuestro entendimiento.
¿Por qué será que el Hombre busca justicia “fuera”, en otros, en poderes que van más allá de sus capacidades? ¿Cuál es el punto de no hacer justicia, de no buscarla por propia cuenta? O bien en el caso de no querer molestarnos en ello, ¿por qué protestamos, rogamos o lloramos por la falta de la misma?
El mundo está lleno de personas que se quejan de la existencia, del Universo y, si son religiosas, de sus dioses, sólo porque ven que el “mundo es injusto”… Les tengo una noticia: El Mundo ES, como es y nada más… Nosotros fuimos después de que comienzo la existencia, la Humanidad es un producto evolutivo lejano del Big Bang y no al revés. El Cosmos no está diseñado para nuestro gusto o beneplácito, porque sencillamente no está diseñado en lo absoluto.
Sin embargo, hay algo que sí lo está: La civilización humana…
Cuando vemos injusticias en ella, esas sí son cosas que se pueden cambiar, pero no rogando a los dioses o maldiciendo la entropía… Se pueden cambiar destruyendo la injusticia, haciéndole la guerra, combatiendo en contra de quienes la generan. Porque existe otra noticia en esto: Las “injusticias” en el mundo de los humanos, las cometen otros humanos (no los dioses, la Naturaleza o los extraterrestres) y la única solución es que los que las sufren o los que no pueden vivir aceptándolas, luchen en su contra.
No me vengan a decir que la vida es injusta, no venga a llorar o a gemir cuando estamos ante la violación de los DDHH, injusticias sociales; ante catástrofes ecológicas o la crueldad contra los animales. ¡Mejor muévanse!