¡Salve, oh Osiris, Toro del Amenti!
¡He aquí que Thoth, Príncipe de la Eternidad, habla por mi boca!
Ciertamente, ¡Soy el gran Dios que acompaña a la Barca Celeste en su navegación!
Vengo ahora para luchar junto a ti ¡Oh Osiris! Porque soy una de esas antiguas divinidades que hacen triunfar a Osiris frente a sus enemigos en la Pesada de la Palabras.
¡Oh Osiris! estoy ahora en lo que te rodea, Como los otros dioses, nacidos de la diosa Nut.
Ellos destruyen a tus enemigos y aprisionan a los demonios.
Pues yo integro tu séquito, ¡oh Horus! En tu Nombre, yo salgo al combate.
Soy Thoth, que hace triunfar a Osiris frente a sus enemigos, cuando son pesadas la palabras en el gran Santuario de Heliópolis.
Ciertamente, soy Djedi, hijo de Djedi.
Nut, mi madre, me gestó y trajo al Mundo en la ciudad de Djedu.
Yo soy de los gimen y lloran por Osiris en las tierras de Rekht y logran que Osiris triunfe sobre sus enemigos.
Râ ha enviado a Thoth para que Osiris triunfe sobre sus enemigos.
He aquí que Thoth me hace triunfar, a mí, sobre sus enemigos.
Yo estoy junto a Horus el día en que la momia real de Osiris es vestida y hago brotar los manantiales de agua Para purificar «El-Ser-Divino-del-Corazón-Detenido».
He aquí que deslizo el cerrojo de la puerta Que se abre ante los misterios del Mundo Inferior.
¡Abrid la Vía a mi Alma hacia la morada de Osiris!
¡Qué pueda acceder a ella con seguridad!
¡Qué salga de ella en paz!
¡Qué no sea repelida a la entrada e impulsada a retroceder!
¡Qué le permitan entrar y salir a su voluntad y que la Palabra de Potencia sea triunfadora!
¡Qué sus mandatos sean cumplidos en la morada de Osiris!
¡Oh, Espíritus Divinos, observad!: Mi Alma marcha a vuestro lado.
Ella os habla: Está también purificada como vosotros, pues la Balanza del Juicio se ha declarado en su favor.
¡Qué el veredicto de los Jueces que me concierne no circule en boca de las multitudes!
¡Qué sea reconocida como justa y pura mi forma de obrar en la tierra!
¡Qué pueda estar erguido, jubiloso, ante Osiris y que pueda aparecer delante de ti, oh Príncipe de los dioses!
¡He aquí que arribo a la región de la Verdad-Justicia y que soy coronado como divinidad viviente!
¡Qué emane la luz, oh dioses, como de uno de vosotros!
¡Qué pueda pisar con mis pies el sol sagrado de Her-Ahau y contemplar en su pareja travesía por el Cielo a la Barca sagrada de Seket!
¡Qué no sea rechazado ni impedido de contemplar vuestros rostros, oh dioses del Mundo Inferior!
Que colocado al mismo nivel que los otros dioses, pueda respirar el agradable olor de los alimentos, cuando el sacerdote invoque a los dioses ante mi ataúd.
Estaré en la ciudad de Sekhem, junto a Horus, cuando éste arranque a los enemigos e1 brazo izquierdo de Osiris.
Entro y paso, ileso, entre las divinidades resplandecientes, el día en que son aniquilados los demonios en Sekhem.
Acompaño a Horus a las fiestas de Osiris. En el Templo de Heliópolis hago ofrendas e1 sexto día de la fiesta de Denit.
Ahora, soy sacerdote en Djedu, a cargo de las libaciones. Y este es el día en que la Tierra está en culminación. Y he aquí que en mi presencia se realizan los misterios de Re-Stau…
En Djedu, pronuncio las fórmulas consagradas a Osiris. Pues, sacerdote de difuntos, me ocupo de ellos. Soy, igualmente, el Gran Amo de la sabiduría mágica, cuando se coloca sobre los trineos e1 barco del dios Sokaris.
Cuando en las ceremonias en Herakleópolis, hay que perforar la tierra, recibo una azada.
¡Oh, Espíritus divinos, que hacéis ingresar a las Almas perfectas en la sagrada morada de Osiris, ¡Dejadme marchar a vuestro lado, a mí, alma perfecta!
¡Dejadme penetrar en el santuario de Osiris!
¡Qué escuche como vosotros escucháis, que vea como vosotros veis, quede de pie o sentado, como vosotros, a mi voluntad!
¡Oh vosotros que ofrendáis a las Almas perfectas en la mansión sagrada de Osiris, entregad dones consagrados para que mi Alma viva!
¡Oh vosotros Espíritus divinos, que libráis de obstáculo la Vía, y delante de las ofrendas que me son destinadas. ¡Que pueda aproximarme al barco Neshem sin que mi alma ni su Amo sean rechazados! ¡Salve, oh Osiris, Señor del Amenti!
¡Déjame penetrar en paz en tu Reino!
¡Qué los Señores de la Tierra Santa me reciban con gritos de alegría!
¡Qué me otorguen un lugar junto a ellos!
¡Qué encuentre a Isis y Nephtys en el momento propicio!
¡Qué el Ser-Bueno me reciba con favor!
¡Qué acompañe a Horus al Mundo del Re-stau y a Osiris a Djedu!
¡Qué pueda pasar por todas las Metamorfosis posibles y por todas las Regiones del Más Allá, de acuerdo con los placeres de mi corazón!
Papiro de Ani, primer «conjuro», h. 1200 a.C.
Conocido como el «Libro de los Muertos Egipcio»
(o con su nombre original de: «Libro de la Salida del Alma a la Plena Luz del Día»).
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