Episteme y Doxa... Conocimiento y Opinión...

Este artículo, surge de mi interacción, de un par de meses, en un grupo de la red social Facebook, en donde la temática principal es la tradición Wicca en general, pero particularmente sus variantes eclécticas y relativas a la práctica en «solitario».

La experiencia, me ha servido para entender una serie de equívocos muy difundidos, respecto de lo que es el verdadero conocimiento de las cosas, en contraposición a la mera opinión, creencia o simple expresión de la propia imaginación…

Es triste darse cuenta, que la mayoría de las personas no tienen en claro la diferencia entre conocimiento y creencia u opinión; entre saber de manera fundamentada y real sobre alguna cosa y sostener una mera interpretación o noción sobre ella… Lamentablemente, en el ambiente del neo-paganismo, esto se da de manera generalizada y evidente.

Ya Parménides de Elea (h. 530 – h. 470 a.C., nacido en las colonias griegas de la Magna Grecia, al sur de Italia), diferenciaba entre el “camino de la verdad (o el conocimiento)”, al que llamaba επιστήμη (episteme = “conocimiento”, “ciencia”); del “camino de la opinión”, a la que denominaba δόξα (doxa = “opinión”, “saber popular”). Mientras que, un siglo después, el gran filósofo Platón (427 a 347 a.C.), llamaba “doxóforos” a quienes hablaban sin pensar o como él decía: “aquellos cuyas palabras en el Ágora –foro de Atenas- corren más veloces que sus pensamientos”.

La Filosofía y la Ciencia, es decir, las disciplinas que estudian el correcto modo de pensar y razonar y el mundo fenomenológico o de las cosas tal cual son, respectivamente, han dejado en claro ya, desde hace siglos, que el conocimiento empírico es siempre sesgado, anecdótico… Incluso cuando se trata de las cosas físicas y tangibles. Por lo que, obviamente, es lógico inferir, que lo será mucho más, si la experiencia es de tipo metafísico.

Por desgracia, la red y otros medios modernos de comunicación, han revivido aquello que preocupaba a Platón, llenando de “doxóforos” a todo lugar de debate, de intercambio de conocimiento o de estudio compartido.

Siguiendo con el enfoque griego, Aristóteles de Estagira (384 a 322 a.C.), en su obra “Ética”, dividía a las personas, en cuanto al conocimiento que poseen y a su entereza moral, en cuatro categorías:

La del magnánimo, es decir, el hombre que sabía y que conociendo su saber, lo transmitía y lo hacía valer; como así también, usaba sus destrezas para el bien de la sociedad…

La del pusilánime, quien sabiendo y teniendo facultades y atributos que le permitirían transmitir el conocimiento a otros y promover el bien común, se abstenía de ello por conveniencia, miedo, egoísmo o apatía…

La del modesto, que era aquel que, asumiendo su falta de conocimiento y habilidad, se mantenía receptivo y respetuoso, respecto de aquellos que sí podían enseñar y actuar…

Y finalmente, la categoría del necio, es decir, la de quien creía saber y no sabía; que enseñaba sin conocer lo que pretendía transmitir y que buscaba el cambio de la sociedad sólo para su beneficio y sólo en base a los prejuicios que había acumulado a lo largo de su vida.

En el mundo virtual y físico del Paganismo, especialmente de las tradiciones con raíces modernas, como la Wicca, con frecuencia se dan dos extremos igualmente equívocos… De eso es de lo que, en realidad, pretende tratar este artículo…

Parece que en la red, abundan los necios, que creen tener conocimientos en realidad inexistentes o que, existiendo, ellos no poseen y en el lado opuesto, los pusilánimes, que pudiendo enseñar a otros y ayudarles en su camino espiritual, se niegan a ello, aludiendo a que tal saber es sólo para “iniciados” o personas “especiales” en algún sentido…

Es frecuente leer por ahí, cosas como: “No estoy aquí para aprender nada” (como si existiera alguien que lo pudiera saber todo o una ocasión en la Vida que no sea oportuna para aprender algo nuevo) o bien, el pretender que se aprendió algo por medios “misteriosos” y que los demás no lo podrán comprender jamás… (De esto, al delirio místico o al complejo mesiánico hay un corto paso…).

En realidad, es algo simple: Sólo se trata de saber diferenciar lo que es conocimiento real, tangible y epistemológicamente válido, de lo que (como algunos paganos llamamos) se trata de mera «gnosis personal».

El conocimiento real de las cosas, se obtiene por el estudio, no hay otro camino… Sin atajos, sin vueltas; con tiempo, esfuerzo y energías enfocadas en ello: Si se trata de algo histórico, se asimila yendo a las fuentes o a los estudios arqueológicos sobre el tema; si es algo físico, a través del conocimiento científico; si es referente a las tradiciones, los mitos o la cultura, mediante la antropología, la semiótica y la mitología comparada y otras disciplinas… Y si tiene que ver con la ética o con la forma correcta de pensar, a través de la filosofía…

Cada quien tiene derecho a opinar lo que guste, pero si esa opinión es sólo “porque nos gusta así”, es sólo “yo-creísmo”, se trata de la forma más baja de conocimiento, según lo decía el mismo Aristóteles… Es doxa, no episteme; es creencia, no certeza… Conviene recordarlo.

Por otro lado, la «experiencia» no siempre marca la pauta… No importa si hace 3 días que comenzamos en el Paganismo o ya son 50 años; es irrelevante si fuimos iniciados en varias tradiciones o llegamos al grado más alto en un grupo, coven, orden ceremonial o lo que sea… Lo mismo, si no hicimos nada de eso… TODO lo que “aprendamos” a nivel espiritual, introspectivo, “interno”; a través de la práctica, de meditaciones, de estados alterados, de rituales, etc… es GNOSIS PERSONAL… Ni más ni menos…

¿Qué quiere decir esto? ¡Qué no es transferible! Que puede significar algo “enorme” y trascendente para nosotros, pero para los demás NO SIGNIFICARÁ NADA. El conocimiento empírico no puede transmitirse, es así de sencillo. Algunos lo saben, pero con frecuencia ignoran que, justamente por eso, no pueden presumir por poseer al mismo.

Alguien puede creer que tiene una «misión» en la Vida, porque tuvo tal o cual experiencia; un sueño, una «visión» o lo que fuere, pero no debería esperar que los demás lo crean así o que acepten lo que él dice, sólo porque asegura que «es la verdad»…

No se puede afirmar algo en base a la propia experiencia subjetiva, a la “gnosis personal». Si el sujeto “A”, tiene una experiencia extremadamente significativa para él mismo y desde ese momento cree conocer tal o cual “misterio” sobre las cosas o la Vida, no significa que el sujeto “B” le tenga que creer, tenga que aceptar que dicha persona (“A”) es un «maestro”, un «iniciado” o cualquier otra cosa…

Es así, porque se trata de algo subjetivo, interno, intransferible. Tiene que ver con creencias, no con conocimientos. Porque por más que alguien “vea” algo en forma tan patente como contempla el display del computador, que tiene enfrente de sí mientras opina en la red, si esa visión no se puede compartir, SIGUE SIENDO SUBJETIVA.

Incluso si se trata de iniciaciones o experiencias grupales, no se pueden extrapolar fuera del colectivo en que se originaron… Volvemos a lo mismo: Para el grupo «A» puede que signifique algo trascendente, pero para el «B», ¡No significará nada…!

¿A qué voy con todo esto? Simple… El conocimiento real, se puede plantear en un texto, se puede explicar con palabras (siempre)… A veces es más fácil, a veces más difícil, pero si no sabemos cómo escribirlo o decirlo en voz alta, es porque no conocemos realmente sobre el particular.

El “otro conocimiento”, esa gnosis de que hablaba, no es sino creencia (y nada más). Puede ser muy significativa para cada quien (no se trata de subestimar su importancia en el ámbito personal), pero no nos hace “superiores” a nadie…

Si alguien cree que es un “super-brujo”, un “mago”, un “iniciado” o lo que sea, y que por eso “no tiene más nada que aprender” de los demás, en realidad, es un simple y craso ignorante. Ha visto demasiadas películas de Hollywood sobre el particular y lo peor de todo, es que se las ha creído.

La máxima más importante de la filosofía jamás expresada y que es el principio mismo de la sabiduría, reza: ἓν οἶδα ὅτι οὐδὲν οἶδα…, es decir: “Sólo sé una cosa: que no sé nada…” y la dijo Sócrates de Atenas (recuerdan que era pagano, ¿verdad? Mejor es aclararlo, antes que alguien vaya a decir: «¿Y ése qué tiene que ver con nosotros?»).

Es preciso entender, que no es válido imponer supuestas “misiones”, “experiencias místicas”, “facultades especiales”, “conocimientos mágicos” o lo que fuere, como si eso nos diera poder sobre los demás o mayor autoridad, porque es patéticamente erróneo.

Si alguien quiere demostrar que sabe más, no debe terminar de plano un debate, agregando dislates como: “… Ya lo entenderás cuando evoluciones…”, “… Cuando armonices tu esencia lo sabrás…”, “Ese conocimiento no es para ti…”, etc… No somos buddhistas sino paganos, así que no propugnamos la destrucción del Ego, pero es demasiado el creerse especiales por haber tenido una particular, subjetiva e intransferible experiencia… Lo mismo vale para los títulos, grados u honores obtenidos en alguna parte…

Si alguien quiere demostrar lo que sabe, sobre un tema dado (realmente no es necesario, pero si aún así quiere hacerlo), mejor será que exponga sus argumentos de modo que todos entiendan…

¿Saben algo? Todo aquel que haya dado una clase, alguna vez en la vida, conoce un simple hecho: Si los que leen o escuchan, no entienden lo que se dice, no es porque ellos sean idiotas, sino porque quien imparte la lección, no domina el tema o no se sabe expresar… En cualquier caso, la culpa siempre es de aquel que explica, no de quien está aprendiendo.

Hace falta que los paganos entendamos que el pertenecer a una religión no es excusa para abandonar el uso de la Razón y de la Lógica; que nadie tiene «superpoderes» ni es superior a los demás porque así lo crea o haya tenido (o sufrido) una experiencia peculiar, «pico» (como le dicen por ahí).

También es hora de madurar y de abandonar esa flojera o necedad de pretender que algo es válido porque uno «lo siente así», como si la Vida y las cosas se tuviesen que acomodar a «nuestro sentir».

Finalmente, los que saben un poco más que los neófitos, deberían terminar con el «juguemos a los iniciados», pretendiendo que lo que hacen dentro de sus ámbitos de reunión (covens, ordenes o lo que fuere), debiera ser algo significativo para los que no pertenecen a su tradición o grupo específico.

En el siglo XV, los bizantinos malgastaban su tiempo debatiendo sobre el «sexo de los ángeles«, mientras las huestes otomanas estaban a punto de tomar Constantinopla… Sería una pena que el Paganismo cayera de nuevo en el olvido, porque sus referentes no logren enfocarse en lo realmente importante.

Nadie sabe nada porque tuvo contacto directo con los dioses… Si se sabe algo, es porque se lo estudio primero y por bastante tiempo, hasta que se dominó el tema y se está en condiciones de divulgarlo a otros. No hay otro medio…

Lo demás, son opiniones, creencias o auto-engaños… Recuérdenlo: Lo  otro no es episteme, es sólo doxa…

Oscar Carlos Cortelezzi

Autor, antropología, psicología; community manager, diseño y administración web…

Investigador del pasado y los orígenes de las creencias. Dedicado a la reconstrucción y divulgación del Paganismo; a la lucha por el laicismo y el conocimiento científico. Activista de los Derechos Humanos y los Derechos Animales. Ecologista radical. Pagano, liberal. Escritor, librepensador… 46 años de experiencia en la reconstrucción y difusión del Paganismo y el legado ancestral (27 años en la red).

Me gusta lo desconocido, el Erebus, lo que está en penumbras… Valoro tanto la Oscuridad como la Luz, que forman un eterno balance el cual da vida al Universo. Estoy en una jornada, una aventura y una exploración que sólo terminará cuando muera…

«En la arena del debate, sólo cae herida la ignorancia.»

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