Las religiones judeocristianas e islámicas relacionan o significan la virginidad como atributo de pureza y divinidad, ¿cuál es la postura del paganismo frente a esto?
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Bien, la respuesta corta a ello sería que, en el Paganismo, no existe ningún concepto de virtud a este respecto… Tampoco limitación alguna en lo sexual (para ningún género).
La noción de «pureza» en las religiones abrahámicas (monoteístas) nace de la idea de que el sexo no es sino la forma en que «Dios» ha designado para que el Hombre pueda reproducirse.
En el Judaísmo, sólo es lícito el sexo reproductivo (incluso se castigaba la masturbación masculina, por esa razón). En el Cristianismo, el sexo se ve como una pasión que es origen de «todos los males» (Agustín de Hipona decía que si bien «no tiene nada de malo en sí mismo», es la «fuente de todo desorden y pecado»).
En el Islam, la cosa todavía es más extrema, siendo una especie de recurso que Alláh otorga al varón para poder disfrutar del mismo, pero reduciendo a la mujer a un estado de «cosa».
Tanto en el Judaísmo como en el Islam, la virginidad (en especial la femenina) es un tema de restricción: La mujer es «propiedad» del hombre y por tanto no tiene derecho a disponer de su cuerpo, excepto en el caso en que tenga que satisfacer a su marido (por eso toda relación pre o extra-matrimonial es castigada severamente, incluso con la muerte).
En el Cristianismo, en cambio, se desarrolló la idea de que la virginidad es una virtud en sí misma (porque es una religión «salvífica», que posterga esta vida en post de un eventual «Reino Celestial», considerando a las pasiones y las posesiones como obstáculos y/o estados pecaminosos, que obstaculizan ese logro).
La noción de «pureza», equivale en estas religiones a que todo esté «conforme a lo dispuesto por el dios» y que no exista ninguna transgresión o alteración al orden.
En el Paganismo, el sexo siempre se vio como algo totalmente normal y natural. Fue y es la forma en que comulgamos con los dioses y celebramos la fertilidad de la Tierra y de la Vida en general.
En ningún caso se lo ve como algo limitado al matrimonio (menos sólo para la reproducción).
Han habido contados casos en donde algún tipo de sacerdocio pagano imponía la virginidad o el celibato. Pero lo anterior siempre se dio por contextos prácticos.
Dos ejemplos de ello pueden ser las vírgenes vestales (dedicadas a mantener encendido el fuego de Hestia / Vesta, que jamás debía apagarse). Estas mujeres eran muy pocas en número (entre 2 y 6, según la época que consideremos) y luego de 30 años de servicio, podían casarse o tener una vida sexual normal. La necesidad de su virginidad era el tener que enfocarse en su tarea sin ninguna distracción (y el tener marido e hijos lo hacía imposible).
Otro ejemplo sería el de la Pitia del Oráculo de Delfos (entre otros), que permanecía célibe mientras ejercía el cargo (por razones también prácticas, ya que estaba dedicada por entero al particular).
Entre los varones, parece haber algunos indicios de que existieron druidas célibes (muy pocos entre ellos) y algunos sacerdotes egipcios de los períodos tardíos. Sin embargo, estas cosas eran rarezas y siempre motivadas por alguna razón práctica, no la pretensión de una virtud o «estado de pureza».
Cabe recordar, que en algunas civilizaciones paganas, el sexo era algo completamente libre (en Egipto casi no había restricciones al respecto y en Babilonia la prostitución era una actividad sagrada -las sacerdotisas de Isthar se dedicaban a ella). En otros casos, había un poco más de «regulación», como en Grecia y Roma, pero jamás se veía a la virginidad como una opción (excepto en casos especiales como los referidos más arriba). Sólo era una cuestión de fidelidad conyugal (como la que promovió el primer emperador romano César Augusto, con algunas de sus leyes).
En cuanto a la «pureza», las nociones sobre ésta son muy diferentes en el ámbito pagano: Siendo que se consideraba «ritualmente puro» a algo que pasaba todas las pruebas e instancias para poder ser ofrendado o sacrificado a los dioses (por ejemplo, la salud de un animal-víctima o el buen estado de los alimentos, flores u otras cosas a ofrendar).
Lo «ritualmente puro», también tenía que ver con haber pasado toda una serie de revisiones y pasos… (las personas también debían estar «ritualmente puras» antes de ofrendar, hacer sacrificios o llevar a cabo ciertos actos rituales de importancia). Cosas como la higiene de la persona o la ofrenda, el haber sido sometidas a la incensación, el haberse recitado las plegarias o conjuros necesarios, etc… eran los aspectos que determinaban ese estado de «pureza».
Sin embargo, la idea de la pureza «como una virtud», como un estado permanente y relativo a la conducta, no existía en lo absoluto.
En términos generales, los paganos consideramos que la sexualidad debe ser ejercida con total libertad y sin limitaciones de ningún tipo (salvo las que atañen a no perjudicar a otros, no forzarlos a nada o no producir efectos dañinos para la sociedad). El límite de la sexualidad pagana es la responsabilidad personal (de la cual no se puede escapar).
Más allá de lo anterior, la «virginidad» y la «pureza», no significan nada para el Paganismo (sólo estados particulares de la vida, que pueden cambiar en cualquier momento, sin que varíe el valor ético de la persona).
De hecho, una vida sin una natural y moderada sexualidad, es una vida desperdiciada para la visión pagana de la existencia…