Bucéfalo, del griego Βουκέφαλος (Boukephalos), por βοῦς (bous) = buey y κεφαλή (kephalé) = cabeza, es decir: «cabeza de buey», fue el caballo de Alexandros III de Macedonia (Alejandro Magno).
No es seguro como el gran general macedonio lo adquirió. Hay varias leyendas al respecto, pero se sabe que fue hacia la edad de 9 años (los griegos, particularmente los de ciudades estados militarizadas como Macedonia o Esparta, comenzaban su entrenamiento físico y militar en la infancia, sobre todo si pertenecían a la familia real).
Una versión, dice que fue en una justa ecuestre (en realidad, la más probable, porque los macedonios eran muy parecidos a los espartanos en estas lides, sólo poseían lo que se habían ganado en combate o en competencias marciales).
La otra versión, es la que recoge la película de Oliver Stone («Alexander», 2004) y que, más o menos, cuenta que Bucéfalo era uno de varios caballos presentados a Filipo II, por entonces, el rey de Macedonia y padre de Alejandro. Al tratar de montarlo y probar la valía del animal, ni el rey ni ningún otro, pudo con él, demostrando que era casi inmanejable y poco confiable para la batalla (además, parecía ser enorme y muy fuerte, por lo que no era sencillo siquiera intentarlo).
Según parece, Alejandro, con su acostumbrada impulsividad, se acercó al caballo y a poco lo montó y cabalgó con él un buen rato, desarrollándose una relación de mutua confianza y afecto entre ambos, el joven príncipe y el animal. Al ver esto, Filipo se lo regaló y le dijo: «Hijo, búscate un reino que se iguale a tu grandeza, porque Macedonia es pequeña para ti».
Se decía que era un caballo rudo y tosco (de ahí es de donde surgió su nombre), pero que carecía por completo de temor en la batalla. Sólo el propio rey podía montarlo.
Bucéfalo fue, seguramente, el caballo más famoso de la Historia y, sin dudarlo, se puede afirmar que de toda la Antigüedad. Cabalgó con Alejandro más kilómetros que ningún otro corcel (al menos nominado alguna vez).
Junto con el rey, quien le tenía un especial afecto, conoció toda Grecia; cruzó al Asía y cabalgó por Anatolia, Siria, Palestina y Egipto; luego por Babilonia y Persia en donde Alejandro tuvo sus más grandes victorias (como Gaugamela) y por toda la Bactria; cruzó la difícil cadena montañosa del Hindu Kush y llegó al norte de la India (hoy en día Pakistán).
Bucéfalo cayo en la batalla de Hidaspes, librada contra el rey indio Poros, en el 326 a.C., en donde los indios usaron elefantes y varios tipos de máquinas de guerra desconocidas para los macedonios. Pese a todo, Alejandro salió victorioso (realmente jamás conoció la derrota), pero a un alto precio (entre ellos, la vida de su querido caballo).
En su honor, en la actual provincia de Panyab, al noreste de Pakistán, Alejandro fundó una ciudad llamada «Alejandría Bucéfala». El rey, sólo sobrevivió a Bucéfalo algo más de dos años, muriendo de (probablemente) malaria en Babilonia, en junio del 323 a.C.-
Etiquetas:
Temas:
Series:
Autor, antropología, psicología; community manager, diseño y administración web…
Investigador del pasado y los orígenes de las creencias. Dedicado a la reconstrucción y divulgación del Paganismo; a la lucha por el laicismo y el conocimiento científico. Activista de los Derechos Humanos y los Derechos Animales. Ecologista radical. Pagano, liberal. Escritor, librepensador… 44 años de experiencia en la reconstrucción y difusión del Paganismo y el legado ancestral (25 años en la red).
Me gusta lo desconocido, el Erebus, lo que está en penumbras… Valoro tanto la Oscuridad como la Luz, que forman un eterno balance el cual da vida al Universo. Estoy en una jornada, una aventura y una exploración que sólo terminará cuando muera…
«En la arena del debate, sólo cae herida la ignorancia.»