La Cuestión Moral:
Además de los puntos descriptos, existen irreconciliables nociones éticas que derivan de la creencia en seres «angélicos» respecto del Paganismo.
Lucifer (o Satán), «El Ángel Caído»
(Dibujo de Gustave Dore)
Si se acepta que existen ángeles protectores o guardianes «de lo bueno» o de «la voluntad» de un determinado dios, desaparece la base ética central del Paganismo, cual es la de la propia responsabilidad. No se puede ser responsable de los propios actos si existen seres metafísicos que, constantemente, presionan al individuo para que haga «el bien» o «el mal»23, sin que éste se de plena cuenta de ello; peor aún, si hay una «divina providencia» que determinó de antemano su destino. Tampoco puede existir el Karma, la Ley de Retribución o de Causa y Efecto, como un mecanismo inmanente en la Naturaleza, si la tarea de castigar, premiar, proteger y atacar a los seres vivos es llevada a cabo por «enviados» o emisarios de una deidad en particular.
Ni siquiera la idea de que estos seres pasan su tiempo «vigilando» a los mortales, observando que hacen y reportándolo a la divinidad, es un concepto lógico para el Paganismo. Incluso, puede decirse que se trata de una creencia popular -casi una superstición-, que contradice la propia teología cristiana, ya que colisiona con la idea de omnipresencia y omnisciencia divina24.
El Karma o Ley de Retribución, no es algo que funcione discrecionalmente, según los deseos o la voluntad de ningún ser. Las acciones de los mortales no necesitan ser observadas y mensuradas para recibir a cambio lo que le corresponda, es la propia Naturaleza la que se encarga de ello por la mecánica e inexorable aplicación de sus leyes.
Esto puede pensarse de dos formas: Que los dioses garantizan o preservan la retribución automática y universal en un nivel trascendente, sin que medien mecanismos triviales en el proceso o como una ley absolutamente natural, que opera de manera inconsciente. Pero en ninguno de los dos casos, es posible conciliar la idea con la de «legiones de ángeles« que interactuan con el mundo para hacer cumplir la «voluntad divina».
Tampoco la misión de «mensajeros» del dios atribuida a estos seres, es conciliable con el Paganismo. El pagano tiene trato directo, casi íntimo, con sus dioses. A veces, los mismos pueden manifestarse en forma velada, otras evidente. Sin embargo, tal como lo narran los mitos ancestrales de todas las tradiciones, son ellos mismos los que «comunican» el mensaje, sin intermediarios o prolegómenos25.
No obstante, queda claro que si se despoja a los ángeles de tales roles, dejan de existir las incongruencias doctrinales, pero al mismo tiempo desaparece la noción capital que hace a su naturaleza tradicional. Si se piensa en una entidad espiritual que no cumple funciones ni de mensajero, ni de vigilante, ni de protector de los «vivos»; que no obedece a su dios supremo y no está sujeto a ningún poder superior, simplemente no se está pensando en los ángeles judeo-cristianos. Por lo cual, si un pagano cree en «ángeles» que no intervienen en el devenir conductual del Hombre ni alteran su destino, en realidad estaría creyendo en otra cosa y haría bien en precisar su terminología.
Otro punto más sutil, pero no menos importante, es el hecho de que la relación entre los dioses y los mortales, se da en forma directa y espontánea dentro de las tradiciones paganas. Cualquier tipo de «intermediario» o «intercesor»26 sale sobrando. Ya sea que se trate de dioses misericordiosos y propicios, caso en que el rito y la oración es suficiente para lograr relacionarse con ellos o bien hostiles, ocasión en que el pagano se valdrá de la magia y el sacrificio, no hay necesidad de mediaciones o intercesores. Esto es porque en las tradiciones ancestrales, sólo se rinde culto a los dioses cercanos a la Naturaleza y al Hombre -las deidades absolutas o abstractas son respetadas, pero rara vez son veneradas o reciben culto (el Deus otiosus, -en latín: «el dios ocioso», que creó el mundo o lo formó en los comienzos, pero luego dejó de ser protagonista del devenir cósmico, presente en muchas tradiciones, no recibe culto ni demasiada atención en la magia o la mitología). Si tal acción, no ocasionar una reacción de la contraparte divina, como diría Epicuro, la misma carece de sentido.
En muchas creencias paganas, los dioses intervienen en el destino de los hombres. En ocasiones mediante intermediarios no-divinos, pero no al estilo bíblico, donde los ángeles existen casi expresamente para tales fines. Incluso, la diferencia más importante, tiene que ver con que la forma y propósito de la intervención en sí.
Si bien el azar cósmico27 da lugar a la creencia en esporádicas intervenciones de los dioses en el devenir del destino humano, los paganos no aceptan la «Providencia», simplemente no va con su forma de ver el mundo. Las injusticias del mismo y su imprevisibilidad, dejan en claro que los seres mortales deben ocuparse de sus vidas sin esperar «milagros» o ayuda constante por parte de lo divino.
Entonces, si no existe la Providencia Divina28 y no hay una intervención sistemática de los dioses en el plano humano, no tiene sentido pensar en una raza de seres espirituales, creados y/o designados para cumplir semejante tarea.
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soy pagano y no he encontrado ninguna similitud entre el mito de los ángeles y los demás mitos paganos, dentro de la teología podrá cuestionarse pero para la antropología no. Por desgracia muchos siguen insistiendo en el sincretismo.
Tú sabes Leander que ni sincretismo lo creo… Me da la impresión que esto es más una de esas muletillas que tienen la personas dubitativas o débiles para no tener que afrontar los grandes cambios en su vida.
No veo nada de malo en que cristianos, judíos y musulmanes crean en «ángeles». Cada quien tiene sus mitos y concepciones sobre la vida. Pero entre nosotros, los paganos (en general, sea cual sea nuestra tradición), lo veo como una remanencia de la religión que se nos inculcó en la infancia. Nada más.
El sincretismo «temprano» respecto de los ángeles, es algo normal dentro de la historia de las religiones. Por ejemplo, entre los indoeuropeos que migraron al Oriente, existía la creencia de los «devs» (deavas, devas, etc… según el idioma en que evolucionó dicha cultura). Los persas tomaron la concepción védica de esos dioses menores, pero los demonizaron. Así es que los «deavas» del Mazdeísmo son seres, en general, malévolos, cuando en la cultura védica eran seres benévolos o al menos «neutros». En esto se puede ver otro ejemplo similar, de como los dioses de las civilizaciones grecorromanas y mediterráneas terminaron por ser «ángeles» dentro del judeo-cristianismo. Pero el (yo llamaría) «eclecticismo» que existe entre los neo-paganos, new-ages, etc… y que consiste en mezclar el culto de los ángeles con el de los dioses, me parece un dislate, producto de la falta de valentía que (necesariamente) se debe tener para sacudirse la religión natal y abordar con honestidad y seriedad la que se ha optado por seguir.
Saludos!
Un super artículo, concuerdo con que hay personas que no terminan de dar el paso para convertirse en paganos y siempre quieren llevar con ellos ese algo (sean ángeles u otras creencias), que los los vinculan con el cristianismo.
Muchas gracias, Janete!! :)