El cambio de la concepción monoteísta hacia el politeísmo, es un proceso duro y largo. No puede ser de otro modo, ya que la mayoría hemos sido educados en el primer sistema de creencias (incluyendo a los ateos, que normalmente niegan a “Dios”, sin tomarse el trabajo de analizar otras variantes teológicas que no sean las del teísmo monárquico abrahámico) y, además, vivimos en un entorno donde la idea de “un solo dios verdadero” es hegemónica y lo fue por muchos siglos.
Por lo anterior, es muy común que se generen enésimos errores y confusiones, muchos de los cuales hemos tratado aquí, desde hace años. Sin embargo, hay que diferenciar estas dificultades en cuanto al cambio, estas sutilezas teológicas, de manifiestas intenciones en cuanto a reemplazar al dios abrahámico, patriarcal y monárquico, por una deidad análoga, sin importar el género de la misma.
Dos ejemplos clásicos de esto son la Wicca Diánica (dudosamente pagana) y el Odinismo Etnocéntrico, notorio por su radicalismo.
En el primer caso, el papel de Yãhwêh o de Alláh, lo ocupa una deidad femenina, “similar” a la Diana romana en cuanto a atributos externos y estética, pero cargada de innumerables otros matices que nunca le fueron propios de la diosa de la cacería del Lacio.
En el otro, se puede ver la clara intención de convertir a Allföðr Óðinn en una deidad monárquica, casi unívoca, con atributos “todopoderosos”… Cuando en realidad, entre los nórdicos, fueron Thor, Tyr, Freyja, Nerthus y Freyj, los dioses que más culto recibieron y (a lo largo de los siglos) más importancia tuvieron.
Otro caso paradigmático de este entuerto, es el culto a la diosa Hécate… Numerosos autores, además de cultores de la misma, la han convertido casi en una diosa global, con todo tipo de atributos y características (cuasi-todopoderosas).
Es indudable que Hécate / Ἑκάτη fue una deidad muy importante en el Egeo micénico y clásico… Siendo de origen Anatolio, adoptada luego por los tracios y finalmente abordada por toda la Hélade. Incluso Hesíodo la nombra en su “Teogonía” y tenía la particular característica de sus tres caras (sin duda, por ser de origen asiático, ya que, en la Grecia Antigua, esto no se veía en las imágenes de ninguna divinidad).
Como fuere, la Hécate de los wiccanos solitarios y de algunos grupos más organizados (dentro de la Wicca), se ha convertido en una suerte de hiper-diosa, de diosa madre que “todo lo puede”, rol que jamás tuvo en los tiempos antiguos (como tampoco Óðinn en Escandinavia o Diana en Roma).
Es obvio que será cosa de muchas décadas de estudio, debate y divulgación, el que estos “micro-monoteísmos” desaparezcan, para que vuelva a florecer el real y auténtico culto a los dioses en todo su esplendor (lo cual implica, por fuerza, su pluralidad y diversidad, así como la correspondencia en los atributos).
Todos los dioses de las antiguas tradiciones eran vistos como “omnipotentes”, pero sólo en su órbita de acción… Esto significa que Poseidón era amo absoluto de los mares, pero nada tenía que hacer respecto del amor, lo cual era el campo de acción de Afrodita o, poniendo de ejemplo a otra mitología, todo el poder de Thor o de Óðinn, eran incapaces de cambiar una sola hebra del Wyrd (Destino), el cual sólo las Nornas tejían y destejían (e incluso conocían).
No hay verdadero politeísmo (ni aun duoteísmo), sin entender las regencias (y por ende limitaciones) de cada deidad; no existe verdadero paganismo sin comprender la pluralidad de dioses, incluso (caso raro) si se opta por la dedicación y devoción a una sola entidad (como en los ejemplos referidos).
A pesar de que es lógico pensar que se necesite mucho tiempo para lograr que prevalezca este concepto, es necesario puntualizar que, si se pierde de vista, el paganismo moderno morirá con éste. No existe verdadera posibilidad de conformar una alternativa al monoteísmo hegemónico, si se reemplaza a un “autócrata” por otro (u otra).
Ya sea que se quiera abordar un politeísmo duro y “a la antigua”, un duoteísmo como el de la Wicca o alguna forma de henoteísmo como la que maneja en neo-druidismo, los mithraicos y otros grupos, es necesario entender que nuestros dioses no concentran el poder en sí mismos, que son parte de la Naturaleza y que la misma no es “una sola cosa”, algo único y con entidad propia, sino la totalidad de la existencia, la suma de todas las partes (de todo lo que fue y será).
Por eso mismo, las tradiciones paganas tienen siempre una Θεογονία (teogonía = “origen de los dioses”), momento en que todos los seres divinos surgen del caos, el abismo o las “aguas primordiales” (metáfora para identificar el punto en el cual, la cultura humana comenzó a distinguirse y a surgir desde su anterior animalidad, manifestándose así, pensamiento consciente).
Lo que había antes, no era un dios o diosa, no era una “entidad”, sino el estado potencial de todo, de la Realidad y de la Existencia. A “eso” no se le puede rendir culto, porque no se lo puede concebir y, además, “eso” no tiene ni tuvo poder, consciencia o entidad alguna, sino que es nada más que un concepto.
Por el contrario, las fuerzas naturales, los principios humanos y todo lo que, en general, los paganos deificamos, son cosas tangibles y mensurables… Pero, siempre, en todos los casos, son muchas. Por eso mismo, todos debemos des-aprender el monoteísmo abrahámico y negarnos a caer en la tentación de sus posibles reemplazos o sucedáneos.
El Paganismo celebra, se goza y vive en la diversidad, la pluralidad y la infinitud (de cantidad y variedad). Todo lo que aplane, haga homogéneo, busque unificar o centralizar; tienda al universalismo o la monotonía, le es repugnante. Por eso, es preciso entender que, toda forma de micro o neo-monoteísmo, no es sino la cooptación o aniquilación de los más profundos ideales paganos…
El Paganismo celebra la infinita diversidad y las incontables formas del Cosmos, la Existencia y la Vida. De eso se trata el camino que hemos emprendido, el de nuestros remotos ancestros…
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Autor, antropología, psicología; community manager, diseño y administración web…
Investigador del pasado y los orígenes de las creencias. Dedicado a la reconstrucción y divulgación del Paganismo; a la lucha por el laicismo y el conocimiento científico. Activista de los Derechos Humanos y los Derechos Animales. Ecologista radical. Pagano, liberal. Escritor, librepensador… 44 años de experiencia en la reconstrucción y difusión del Paganismo y el legado ancestral (25 años en la red).
Me gusta lo desconocido, el Erebus, lo que está en penumbras… Valoro tanto la Oscuridad como la Luz, que forman un eterno balance el cual da vida al Universo. Estoy en una jornada, una aventura y una exploración que sólo terminará cuando muera…
«En la arena del debate, sólo cae herida la ignorancia.»