El amor y el orgullo por lo propio,
no presupone el odio o el rechazo por lo ajeno.
Si sientes orgullo por tu tradición, compártela con tus pares y muéstrala con honor y valentía a los que le son ajenos. Pero recuerda que los otros tienen tradiciones tan valiosas como la tuya o quizás más y, tal vez, más antiguas y gloriosas.
No creas que tu etnia, tu nación, tu tribu o tu clan es superior al de los demás. Sencillamente es diferente, y en ello estriba la riqueza de la cultura humana, de la maravillosa diversidad que conforma a nuestra especie.
Siéntete feliz con ser quien eres, con el legado que has recibido, con la herencia de tus ancestros. Pero jamás odies a quienes viven bajo otros signos, adoran a otros dioses o se diferencian de ti por lo que el ambiente, el clima, la geografía o sus respectivas formas de vida, imprimieron en sus pieles, cabellos, ojos o en su fisiología, o tal vez en sus psiquis e intelectos. No es digno de un pagano el segregar a nadie ni es propio de un guerrero juzgar por las apariencias.
El culto a los ancestros, significa mantener encendido el fuego sagrado, velar por la llama, mantener vivos los valores y virtudes; aprender de la experiencia de quienes nos precedieron en el camino de la vida; recordarlos con honor, respeto y dignidad y, sobre todo, imitar sus ejemplos. Nunca refiere odiar a los diferentes, a quienes tienen «otros ancestros», a quienes ven a la vida de otro modo. No te aferres a las cenizas, sólo continúa el camino con el fuego encendido.
El legado ancestral tiene que ver con los valores, los logros y hazañas de los antiguos, no con sus errores, con su ignorancia o defectos. No creas que copiar todo, sin reflexión ni sentido común; sin aprender del conocimiento moderno, de la Ciencia y de la Historia, te hará un mejor representante de tu tradición o de tu colectivo cultural.
Tu enemigo no es el diferente, tu enemigo es aquel que te aleja del legado ancestral, quien te limita en tu camino de búsqueda y redescubrimiento de las antiguas verdades y de los dones espirituales que están detrás de cada aspecto de la Madre Naturaleza y de la propia esencia de los otros hombres y de ti mismo.
Nunca desprecies a otros por lo diferentes que parecen ser, respecto de lo que tú o tus pares son… Acércate a todos para aprender y conocer otras tradiciones, eso hará que valores más la propia, porque verás que el Universo es un concierto de innumerables instrumentos diferentes, que interpretan la misma melodía. Conocer más y respetar a todos, enriquecerá a tu tradición y de ningún modo la perjudicará.
Se un verdadero guerrero pagano, no preguntes cual es el dios, la tribu, la etnia o el clan de quien está sufriendo una injusticia, ayúdalo primero y luego lidia con las diferencias.
No odies a los demás por ser diferentes, sino sólo y si ofenden a tus dioses y a tus valores. El enemigo no es el que piensa o vive diferente, ni el que es disímil a ti, por su origen o sus genes. El enemigo es aquel que trata de bastardear lo sagrado, lo que a nuestros ancestros le costó milenios construir o descubrir. La batalla es con ellos, no con los que siguen su propio camino, por diferente que sea del tuyo.
El guerrero pagano no odia lo diferente, odia sólo lo que es injusto, lo que propicia la ignorancia, el caos y lo que aleja al mundo del culto a la Madre Naturaleza. En ese caso sí hay que luchar, en ese caso sí hay que demostrar que somos dignos hijos de los antiguos guerreros.
Recuerda que nuestros ancestros comerciaban con otras culturas totalmente diferentes, se mezclaban y adoptaban a los dioses de sus vecinos, que no prejuzgaban las costumbres o conductas de otros ni sus gustos en tal o cual aspecto de la vida, sólo seguían su sendero y dejaban seguir el propio camino a los demás.
La mejor manera de respetar el legado ancestral es vivirlo a cabalidad. Pero si odias a otros por no hacer lo mismo, es que no has aprendido de que se trata el sendero del Paganismo y gastas tu energía en un enfoque equivocado.
Recuerda, los dioses te están mirando y, el día postrero, no te preguntarán «cuánto has odiado» a los de otras razas, etnias, clanes o a los que adoraron a otros dioses, sino «cuánto has hecho tú para mantener encendida la llama…».
Rendir culto a las cenizas del pasado o a ideologías extrañas, que usurparon nuestros símbolos y valores, para crear el caos y el horror en el mundo, no nos hace mejores paganos, sino que nos aparta del camino ancestral, de aquel que defendieron hasta la muerte todos aquellos que merecen nuestro recuerdo, respeto y devoción.
Vive libre de prejuicios, aprende de tu clan y de tu tribu, pero también de las de los otros, entonces serás una llama encendida y no un triste ser que clama por lo que ya se ha ido, cubierto de las cenizas del pasado y repitiendo frases gastadas, sin darles su adecuado sentido…
Se un verdadero pagano, ama tu legado sin odiar o rechazar el de los demás…
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Autor, antropología, psicología; community manager, diseño y administración web…
Investigador del pasado y los orígenes de las creencias. Dedicado a la reconstrucción y divulgación del Paganismo; a la lucha por el laicismo y el conocimiento científico. Activista de los Derechos Humanos y los Derechos Animales. Ecologista radical. Pagano, liberal. Escritor, librepensador… 44 años de experiencia en la reconstrucción y difusión del Paganismo y el legado ancestral (25 años en la red).
Me gusta lo desconocido, el Erebus, lo que está en penumbras… Valoro tanto la Oscuridad como la Luz, que forman un eterno balance el cual da vida al Universo. Estoy en una jornada, una aventura y una exploración que sólo terminará cuando muera…
«En la arena del debate, sólo cae herida la ignorancia.»