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| Reflexiones Paganas es un proyecto concebido para desarrollar ideas de todas las tradiciones paganas ancestrales; volver a descubrir el modo de vida, la ética, estética y la filosofía que profesaban las personas de la Antigüedad, para luego adaptarlas a la modernidad. Sin embargo, este blog no se limitará a desarrollar únicamente temáticas religiosas, sino a todo lo que directa o indirectamente, sea susceptible de verse con ojos paganos . La idea, es de crear un ámbito donde se pueda exponer el pensamiento ancestral, pre-cristiano, verdaderamente pagano; sus bases y fundamentos, sin mixturas o sincretismos (generalmente desafortunados). Se buscará, por un lado, orientar a quienes comienzan a transitar el sendero; pero también, informar y hacer reflexionar a aquellos que profesan otras creencias, ya que existe una gran desinformación y muchos malos entendidos al respecto de lo que, genéricamente, se suele englobar bajo el término de Paganismo .  Por Oscar Carlos Cortelezzi, en 25/08/2012 (07:41) Tiempo de lectura: ~4 minutos. 961 palabra(s). Los seres humanos, tenemos una concepción muy limitada de lo que es la Luz… Cuando hablamos de ella, nos referimos a la que pueden ver nuestros ojos. Pero lo que llamamos «luz» es sólo una muy pequeña parte del espectro electromagnético (400 a 800 Terahertz) o, lo que es lo mismo, una insignificante porción de la casi infinita variedad de energías que componen o que emite el Universo.
Incluso existen colores que no podemos ver: El espectro ultravioleta y el infrarrojo, que es perceptible para muchos animales, es para nosotros «oscuridad». Si estuviéramos en un ambiente lleno de esa luz, pero carente de la «visible», para nosotros sería un sitio en tinieblas. Por otra parte, lo que llamamos «luz» es una excepción en el Cosmos. El 99.999…% del mismo está compuesto por oscuridad. Esto no sólo en lo que respecta al espacio, también existe lo que los astrofísicos llaman «materia oscura» y «energía oscura» (porque no emite ningún tipo de radiación medible). Por otro lado, concebimos la «luz» y la «oscuridad» respecto de nuestra capacidad de captación de la luz. De nuevo, otras especies necesitan mucha menos luz para poder ver (ahora hablando dentro de lo que llamamos «espectro visible»). Para ellos una vela encendida en una habitación (en el caso de los gatos o búhos por ejemplo), es suficiente para ver cada rincón de la misma con perfecta claridad, pero a nosotros, en el mismo caso, se nos mostraría como un lugar sombrío y lleno de rincones invisibles. Cuando alguien alude a aspectos trascendentes de la vida, imagina «luz», porque fue lo primero que vimos al nacer (mientras pasábamos por el canal uterino), ese resplandor natal, es lo que confundimos con la «luz espiritual» a que aluden muchas religiones y grupos new-age (se rememora esta «luz» en los sueños profundos, los estados alterados de consciencia y los episodios cercanos a la muerte). Por razones «jungianas», mantenemos la noción de que los planos superiores de la existencia (si es que tienen verdadera entidad), están compuestos de esa misma clase de «luz». Pocos saben que, si nuestros ojos pudieran «ver» ondas de radio (que están por debajo de las frecuencias del espectro electromagnético de lo que llamamos «luz visible», entre 3 Kilohertz y 300 Gigahertz) e ignorar la luz, nuestra percepción del Universo sería completamente diferente. Igual sería si pudiéramos ver frecuencias más altas como los rayos X, los gama o los producidos por las partículas que viajan a través del universo a alta velocidad (llamados por los científicos: «rayos cósmicos»). Algunos animales captan una porción diferente de la “luz” que nos rodea. Las víboras ven en infrarrojo, las abejas ultravioleta, los perros solo ven los contrastes (no los colores); los gatos ven el mundo en una especie de tonalidad verde y los tiburones «ven» la electricidad de las células en los seres acuáticos… Algunos animales de los arrecifes coralinos tienen un ancho de banda mucho mayor que el nuestro en su vista y captan desde lo infrarrojo a lo ultravioleta… Así se podrían dar muchos otros ejemplos. Aún existen animales que no necesitan de la luz e ignoran que esta existe… ¿Qué hubiera pasado si nuestra evolución hubiera sido a partir de la fauna abisal, de las profundidades del Océano? (Aquí no importa si tal cosa es imposible, por variables de tipo ambiental o por la incapacidad que esos seres siempre tendrán para manejar objetos o herramientas a causa de la baja densidad de sus tejidos y de otros problemas biológicos o físicos, como el no poder hacer uso del fuego). A lo que me refiero, es el hecho de que nuestra condición de homínidos diurnos nos hace amar a la «luz», principalmente la del Sol y desde tiempo atrás la artificial, que creamos (primero con el fuego y luego con la luz eléctrica) para mejorar nuestra existencia. ¿Qué es la Luz y la Oscuridad, entonces? ¿Cabe acaso la simplista noción de que la ausencia de los colores primarios y la predominancia del negro, es equivalente a la muerte, las tinieblas, el mal o lo innominado, como tantas supersticiones y sistemas de creencia plantean? La oscuridad nos inspira terror, sólo porque por millones de años vivimos escapando de nuestros depredadores y sólo lográbamos protegernos bien durante el día, ya que nuestros sentidos estaban adaptados a ello. El único refugio para las tinieblas nocturnas de aquellos tiempos, verdaderamente pobladas de horrores, era el dormir en un lugar protegido (copas de los árboles, cuevas, etc.). Trasladamos todo eso a nuestras fantasías modernas y se nos pone la piel de gallina en los cementerios, cuando vemos a ciertos animales a los que tememos o simplemente en una calle o rincón donde no hay luz… La Oscuridad es una parte importante de la existencia y de nuestras propias vidas, si no aceptamos eso, no sólo nos perdemos de una maravillosa gama de aspectos, la mayoría poseedores de su particular belleza, sino que aceptamos una cierta pobreza espiritual, ya que solo nos enfocamos en «ese pequeño» tramo del espectro de energías que compone nuestro Universo… El «visible». El exceso de luz ciega, la falta de contrastes elimina o dificulta la posibilidad de percepción y, por tanto, de conocimiento. La oscuridad, es tan necesaria para la vida como la luz y así también para el crecimiento espiritual. El balance entre ambas cosas es el sendero que nos conducirá a una vida en mayor armonía con la Naturaleza y el Cosmos y nos acercará al conocimiento de los secretos del Universo. Sin un balance entre la Luz y las Tinieblas, no podríamos percibir la realidad física ni ninguna otra… La Oscuridad es tan importante como la Luz y quien no lo entienda así, tiene mucho por recorrer en el camino de la compresión del Universo y del crecimiento espiritual.-  Por Oscar Carlos Cortelezzi, en 24/08/2012 (23:38) Tiempo de lectura: ~1 min. 239 palabra(s).«The most merciful thing in the world, I think, is the inability of the human mind to correlate all its contents. We live on a placid island of ignorance in the midst of black seas of infinity, and it was not meant that we should voyage far. The sciences, each straining in its own direction, have hitherto harmed us little; but some day the piecing together of dissociated knowledge will open up such terrifying vistas of reality, and of our frightful position therein, that we shall either go mad from the revelation or flee from the deadly light into the peace and safety of a new dark age.» («The Call of Cthulhu», H. P. Lovecraft, 1926)

«A mi parecer, no hay nada más misericordioso en el mundo que la incapacidad del cerebro humano de correlacionar todos sus contenidos. Vivimos en una plácida isla de ignorancia en medio de mares negros e infinitos, pero no fue concebido que debiéramos llegar muy lejos. Hasta el momento las ciencias, cada una orientada en su propia dirección, nos han causado poco daño; pero algún día, la reconstrucción de conocimientos dispersos nos dará a conocer tan terribles panorámicas de la realidad, y lo terrorífico del lugar que ocupamos en ella, que sólo podremos enloquecer como consecuencia de tal revelación, o huir de la mortífera luz hacia la paz y seguridad de una nueva era de tinieblas.» («La Llamada de Cthulhu», H. P. Lovecraft, 1926)
 Por Oscar Carlos Cortelezzi, en 24/08/2012 (07:10) Tiempo de lectura: ~4 minutos. 1037 palabra(s). Un viejo amigo se quejaba tiempo atrás de la existencia de los cementerios… Él manifestaba su disgusto, al pensar en la idea de que millones de personas vivas y con un futuro por delante, se allegaran, con frecuencia, al lugar donde moraban sus antepasados para derramar lágrimas por ellos. La imagen de estos eternos rituales «sin sentido», donde lo único que lograban era salir de la necrópolis amargados y tristes, era por demás perturbadora… (Eso, por lo menos, es más o menos lo que él pensaba).
Antes de refutar su argumento, hay que dejar en claro que, hoy en día, los cementerios se han convertido en una atroz «industria de la muerte», ya no son aquellos lugares de «descanso eterno». La triste realidad es que, al visitarlos, uno puede shockearse con la noción de como se entierra a alguien de manera similar que cuando se renta (alquila) un departamento. En América Latina, al menos, los enterramientos son casi superficiales (las tapas de los ataudes quedan a no más de 30 cm de la superficie) y «optimizados» para poder ser inhumados a los pocos meses o años, según sea cuando el familiar o allegado, deje de pagar la «renta» de la sepultura. En nuestros países (y salvo por cementerios privados muy caros y reservados para las elites), no existe el concepto de «six feet under» (seis pies o dos metros bajo tierra), al estilo de USA y mucho menos la noción de «descanso eterno», existente hasta los tiempos victorianos. Cinco años, con opción a otros tantos, si se paga por ello, es el «límite de la Eternidad», en nuestros días… Ningún difunto, en todo caso, pasa más de 20 años sepultado, sin ser perturbado por la burocracia o los «cuidadores» de tumbas. Por otro lado, todos los presentes en los funerales, saben que las estúpidas palabras del oficiante del «servicio», son mecánicas y vacías de significado, porque en algunos años la tumba será abierta y los restos llevados a la fosa común, si es que no terminan siendo utilizados con fines médicos o, peor aún, tirados a la basura. Pero, de todas formas y según mi entender, la existencia de los cementerios no sólo no desaparecerá jamás, sino que es parte intrínseca de nuestra cultura humana y una de las primeras diferenciaciones sobre las demás especies animales. Es sabido hoy, que los neandertales enterraban a sus muertos y, muchos creen, que en la última etapa de evolución del homo erectus, ocurría lo mismo. Esto puede llevar los enterramientos hasta 200 mil años atrás (o incluso más y, en cualquier caso, hay pruebas absolutas que datan de hace 60 mil años). Necesitamos de las necrópolis para mantener contacto con el «mundo de los muertos», para permitirnos una esperanza de continuidad… Pero hay una razón mucho más arcaica y profunda: Los cementerios fueron creados para mantener a los muertos «lejos de los vivos», para diferenciar de manera inequívoca, donde termina un «reino» y donde comienza el otro. En tiempos modernos, está extendida la creencia de que los cementerios, tal como los conocemos (es decir, virtuales «ciudades de los muertos»), son un producto de la era Victoriana, derivado de la necesidad de evitar plagas y enfermedades producto de los malos y hacinados enterramientos. Lo cual era común, en tiempos medievales y pre-industriales, cuando se solían llevar a cabo en los terrenos aledaños a las iglesias cristianas. Sin embargo, tal cosa es propia de dicha religión y sólo fue común durante unos cuantos siglos. Desde los tiempos más antiguos, los lugares de enterramientos se separaban muy bien de los de residencia de los vivos. Testimonio de ello son infinidad de yacimientos arqueológicos de culturas ancestrales de todos los rincones del mundo. Incluso en las grandes metrópolis de la Antigüedad, donde existían los mismos problemas demográficos de hoy en día, como los casos de Roma y Alejandría, se recurría al uso de catacumbas o instalaciones similares, nunca de cementerios «temporales» (por usar un eufemismo). Pero volviendo a la reflexión de mí amigo, en cualquier caso, no creo que el problema sean las necrópolis en sí, sino los sistemas de creencias inherentes. En algunas culturas, como en la China y el Japón, se suele ir a los cementerios para «presentar» a los nuevos miembros de la familia a los que ya son difuntos. Esto no se hace con tristeza, sino con alegría, como si fuera una reunión o celebración más. En muchas culturas antiguas, así mismo, los cementerios no eran el lugar de pena y llanto que son el día de hoy, sino sitios de inspiración, recordación y gloria. Todo depende de la mentalidad de los deudos, de la cultura a la que pertenezcan. Las emociones y las creencias no cambian con el ejercicio del culto a los muertos, sólo se ponen en evidencia. Así es que, las personas que salen del cementerio llorando, y no me refiero a las que acaban de enterrar a su ser querido, sino a las que lo perdieron años atrás, no tienen un sentido real de lo que es la existencia, ni de cómo son sus ciclos y procesos. Aquellos que sufren frente a la tumba de sus difuntos, como si hubiese transcurrido sólo un día desde la muerte de los mismos, es porque en sus casas, todo el tiempo, penan por ello también… No lo dicen, no lo muestran, pero esos sentimientos no los abandonan. Se trata de una incapacidad para elaborar el duelo, producto de fallas en la forma de encarar la vida moderna, pero sobre todo, en cómo han sido educados a nivel espiritual (por decenas de generaciones). Los cementerios son (o deberían ser) lugares de paz y serenidad, donde uno se encuentra con la realidad de la existencia… En ellos hay una suerte de tristeza inmanente, pero no creo que sea diferente, ni especialmente peor, que la que uno percibe en cualquier otro tiempo y lugar, si acostumbra a tener mínimos momentos de introspección. Lo malo para algunos y bueno para otros, es que los cementerios nos recuerdan a la Muerte y al hecho de que todos moriremos… lo malo para algunos es que no quieren recordarlo, que quieren vivir la vida sin conocer o asumir su evento más importante: El día de su culminación.- | Universo Pagano webmaster@universo-pagano.com http://www.universo-pagano.com/ Oscar Carlos Cortelezzi Universo Pagano Proyecto de reconstru-cción, divulgación y redes-cubrimiento de todas las tradiciones paganas ances-trales y del legado que ofrecen a la Humanidad. Esta página, tiene por objeto la difusión y redescubrimiento del Paganismo. Además, el promover, difundir y defender el Paganismo, como religión, forma de vida, filosofía, sistema ético y modo de ver la Vida. Divulgar su naturaleza y contenido, redescubrir sus antiguos valores, historia, mitología y conceptos éticos. Crear un ámbito de debate abierto, donde todo esto pueda generarse con libertad y seriedad.
Universo Pagano es un proyecto nacido en 2001 que tiene por finalidad el encontrar puntos en común entre todas las tradiciones del Paganismo; difundir toda la información posible sobre éste; esclarecer sus puntos controversiales y dar soporte a todos aquellos paganos que quieran publicar sus ideas y creencias en la red. Únete a la Página »» Únete al Grupo de Facebook »» Síguenos en Twitter »» Reflexiones Paganas en Facebook:Otros canales de podcasts:Oscar Carlos Cortelezzi (En Facebook): Oscar Carlos Cortelezzi (OscarCo)
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