Confía en los dioses, cumple tu destino, mantén el balance,
deja tu marca, respeta a lo viviente, haz tu voluntad...
Tal es la naturaleza del camino pagano.
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Reflexiones Paganas es un proyecto concebido para desarrollar ideas de todas las tradiciones paganas ancestrales; volver a descubrir el modo de vida, la ética, estética y la filosofía que profesaban las personas de la Antigüedad, para luego adaptarlas a la modernidad. Sin embargo, este blog no se limitará a desarrollar únicamente temáticas religiosas, sino a todo lo que directa o indirectamente, sea susceptible de verse con ojos paganos.
La idea, es de crear un ámbito donde se pueda exponer el pensamiento ancestral, pre-cristiano, verdaderamente pagano; sus bases y fundamentos, sin mixturas o sincretismos (generalmente desafortunados). Se buscará, por un lado, orientar a quienes comienzan a transitar el sendero; pero también, informar y hacer reflexionar a aquellos que profesan otras creencias, ya que existe una gran desinformación y muchos malos entendidos al respecto de lo que, genéricamente, se suele englobar bajo el término de Paganismo.
Hoy os vengo a dar cuenta de mi credo, de mi credo de hoy. Que quizá no sea el de mañana.
Mi credo es simple y corto.
Tengo una sola fe, fe en que existe la realidad independientemente de que la conozcamos o no. Lo que sobre ella pensemos forma parte de ella, pero no la domina. La realidad no nos pide permiso para ser, aunque nos permite como parte de ella que somos interactuar con ella y por lo tanto con lo demás que también forma parte de ella. En un espacio, durante un tiempo.
Pienso, que es solo pensar, que la realidad para poder ser y obrar, todo lo que hace, necesita estar formada a partir de una única cosa, a esa cosa los antiguos paganos griegos le llamaban Arché, es la fuente, el origen y principio de todo, el elemento que todo lo constituye, aquello que no necesita de nada más para existir. Anaximandro, uno de esos paganos lo llamó Ápeiron, es aquello que carece de límites, indefinible en su propia naturaleza, imposible que se destruya, no fue engendrado y no puede perecer, forma por si mismo todo lo existente, según dicta el tiempo y el equilibrio de todo lo existente en coherencia con todo lo demás que forma su espacio y su tiempo. Es un caos sin forma alguna, pero hambriento de todas, pues el carecer de límites le exige que ni eso le limite, que la falta de límites no lo encadene, su naturaleza requiere que para no tener ningún límite los tenga, a la vez, todos, ha de ser lo que nada más puede ser, a la vez presencia y ausencia, izquierda y derecha, todo y nada en particular. Es como el oro que fundido puede tomar, una y otra vez, la forma de cualquier joya, como el fragmento de mármol que contiene ya en sí todas las formas posibles que le puede dar el escultor sin por ello tener aun ninguna de ellas, como el río en él que nunca podremos entrar dos veces seguidas ya que sus aguas son siempre distintas, pero que precisamente por ello es ese río. Nada hay que no sea una de sus formas, nada que no lo contenga. Solo de esa forma puede carecer de limites, es la materia de toda materia, la fuerza de toda fuerza y en cada parte se halla pleno, sin limite, entero. Él es el origen de la naturaleza, de los dioses y de los mortales, la causa del espacio y causa del tiempo. Él es la realidad, pero no sería él si le faltara al desierto uno solo de sus granos de arena o al mar una sola de sus gotas ya que solo si hasta el último grano de arena, la última gota, en su momento y lugar, son reales puede ser él a su vez él, solo de esa forma puede existir.
La realidad se despliega de este modo desde lo que es uno a todo lo que es, por la misma razón que sin ese uno no podría existir el todo, sin el todo no existiría el uno. De ese caos primordial nace el propio cosmos y todo lo que en él llega a su vez a nacer nace por el caos, sin forma, al tomar todas las formas. Todo ello según da lugar al espacio, al tiempo, y a todo lo que estos producen, según coherencia de cada cosa con su momento y lugar y solo mientras tal coherencia es posible. Aquello que no es coherente con sigo mismo y lo demás no puede ser, Logos es como llamaban los antiguos griegos a esta fuerza, esta ley que nada se puede saltar y a la que hasta el propio caos se ve sometido, que todo lo posible sea y lo imposible nunca.
Salvo el ápeiron que los tiene todos, todo lo demás tiene un momento y un lugar, en un permanente fluir, en un continuo cambio, en el que lo que es da lugar a lo que va ser y deja su lugar a lo que ha de ser. De ese modo en el cosmos el cambio es ley y toda adaptación lleva a otra. Es el permanente cambio para lograr que todo lo posible llegue a ser, como se despliegan las palabras en un discurso, por eso el logos es, a su modo, el discurso del universo entero y la razón, la medida, que lo hace posible con todo lo que él contiene. Es esa palabra y esa razón lo que nos hace ser al proporcionar la armonía entre todo lo que en un momento es y ha de ser, es el caos generando el cosmos. Nada carece pues de logos, el grano de arena lo contiene y cada gota de agua también, de su dictado nada puede escapar, ni el caos, ni los dioses, ni por supuesto los mortales.
Pienso que somos humanos, seres del cosmos como lo es todo ser, nacidos de él y en él, vivimos en él y por él, somos por lo tanto ápeiron con determinada forma que el logos dicta. Siendo limitados pese a ello contenemos lo ilimitado y de esa forma, al igual que lo hace cada grano de arena, contenemos al universo entero. Y, aunque a un grano de arena no parece que le sea posible ser consciente de ello ni explorar tales misterios, nuestra forma nos permite no solo explorar nuestra faceta de seres limitados, nos permite también explorar lo ilimitado en nosotros mismos y en todo lo demás, lo cual explica muchas cosas que por lo común le parecen a la gente prodigios y que en realidad no son otra cosa que la naturaleza fecundándose a sí misma por medios poco conocidos. Y, es que todo ser humano es un dios dormido que puede despertar, pero un dios pagano sometido al logos y por ello a la naturaleza,, imposible lograr lo imposible, hasta un dios tiene sus límites, nada es en esto una excepción.
Pero raro, muy pero que muy raro, es ver lo que somos. Por regla casi general sólo percibimos nuestros límites, y hasta nos confundimos con ellos. Nacemos, vivimos y morimos sin conocernos a nosotros mismos, creyendo lo que nos apetece en lugar de investigar la realidad y seguir la naturaleza aprendiendo humildemente de ella sus secretos más escondidos a los ojos, creemos saber lo que en realidad ignoramos y nos negamos a crecer, madurar, desarrollarnos salvo de puertas para fuera. Por ello nos importa más parecer grandes que ser grandes y no comprendemos la grandeza de lo pequeño, ni la pequeñez de lo grande, vivimos entre sombras convencidos de contemplar la luz del Sol. Terminamos, a veces, siendo lobos para otros hombres, alimentándonos de su sangre y su sudor, teniendo por mejor amigo a un perro antes que a otro ser humano, se diría que con gusto aceptamos volvernos locos y es que, sin necesidad, como locos actuamos al buscar fuera honores y brillos, robando a escondidas en la noche un disfraz que nos parezca hermoso, ocultandonos de nosotros mismos, como si en vez de ser lo que realmente somos fuéramos lo que tememos ser. Nos negamos a desarrollar lo que somos, a crecer y a madurar, como aquel que aun necesita pañales cuando hace mucho que se le pasó la edad de tener necesidad de ellos. El mayor enemigo de la humanidad, no es el hambre, ni la peste, ni la muerte, es la propia humanidad cuando se niega a madurar, entonces nosotros mismos alimentamos el hambre, extendemos la peste, invocamos la muerte y es que con frecuencia los dioses dormidos sueñan ser lombrices hambrientas de carne humana.
Pero no somos lombrices, somos humanos. Expresión limitada sí, cierto, pero de lo Ilimitado y capaz de comprender, si queremos comprender. Libres para vivir en el lodo, libres para alcanzar los cielos, para ignorar y para descubrir. Por ello hasta los mismos inmortales nos envidian. Nosotros los humanos somos aquellos que pueden elegir. Hijos del Sol y de la Luna, habitantes del barro y reyes de los cielos, incluso cuando lo olvidamos, ignoramos o no lo vemos. Ni los granos de arena ni los dioses pueden tanto.
Sun Tzu, fue un célebre y semi-legendario general chino, que probablemente vivió hacia el 544 a 496 a.C., un poco antes de iniciarse el período de los «Reinos Combatientes» (476 a 221 a.C.), una época signada por los conflictos bélicos entre siete reinos regidos por grandes señores de la guerra.
Fue el autor de «El Arte de la Guerra», uno de los clásicos más importantes de la Antigua China y el libro más influyente en la historia, a nivel de la estrategia y las tácticas militares.
Dicho libro, ya era conocido y respetado a comienzos de la dinastía Qin, cuando Qin Shi Huang Di (259 a 210 a.C.), el «primer emperador» de China, terminó con el período de feudalismo beligerante antes citado, unificando al país. Desde entonces, todos los generales chinos lo han tenido como libro de cabecera.
En el siglo VIII d.C., entró al Japón y fue traducido a la lengua de ese país. Se cree que tuvo gran importancia en la fundación de la nación nipona y, desde entonces, fue lectura obligada para los militares japoneses.
Llegó a ser comentado por Napoleón Bonaparte, quien fue su ávido lector y en la actualidad es materia de estudio obligado en todas las academias militares de USA.
Si conoces a los demás y te conoces a ti mismo, ni en cien batallas correrás peligro; si no conoces a los demás, pero te conoces a ti mismo, perderás una batalla y ganarás otra; si no conoces a los demás ni te conoces a ti mismo, correrás peligro en cada batalla.
«El Arte de la Guerra», no sólo ha influído en el pensamiento de los líderes militares de los últimos 2500 años, sino que ha sido una lectura importante en el mundo empresarial y de los negocios en general, en cualquiera interesado en la formación de su carácter y hasta en la filosofía.
No se trata de una obra sólo dedicada a describir tácticas militares, sino que pese a su brevedad, explora la naturaleza humana, de la sociedad y del poder y si bien plantea técnicas implacables, lo hace con el más alto rigor ético, incluso para los cánones actuales.
Sun Tzu ha enseñado a luchar a los ejércitos y a sus generales durante milenios, pero también dijo, mucho antes que el rabí de Galilea:
«Las armas son instrumentos de mala suerte; emplearlas por mucho tiempo producirá calamidades. Como se ha dicho: «Los que a hierro matan, a hierro mueren.»» (Cap. 2).
Siendo así un brillante estratega, pero que aconseja usar la violencia en su justa medida, lo menos posible, aceptando que llegar a hacerlo es siempre una desgracia, pero explicando cómo es la forma más efectiva de utilizarla, si eso llega a requerirse.
En definitiva, se trata de una lectura obligada para cualquier pagano que pretenda seguir el camino del guerrero, para cultivar su valor personal y entender la manera en que debe enfrentarse al mundo, cuando este se vuelve hostil.
“Por más que tú hubieses de vivir tres mil años, y, si quieres, aun treinta mil, con todo, haz por acordarte que ninguno pierde otra vida, al morir, que esta con que vive, ni vive con otra que con esta que pierde; así que, lo más largo y lo más breve de la vida, viene, al cabo, a reducirse a lo mismo, porque para todos es igual aquel momento presente en que se vive; será pues, igual a todos lo que se pierde de vida, y de este modo, lo que se pierde, viene a ser un indivisible. Y la razón de todo es porque ninguno puede perder, ni aquel tiempo, que ya se le pasó, ni tampoco el que aún está por venir; porque ¿cómo se puede quitar a uno lo que uno no tiene?”.
Proyecto de reconstru-cción, divulgación y redes-cubrimiento de todas las tradiciones paganas ances-trales y del legado que ofrecen a la Humanidad.
Esta página, tiene por objeto la difusión y redescubrimiento del Paganismo. Además, el promover, difundir y defender el Paganismo, como religión, forma de vida, filosofía, sistema ético y modo de ver la Vida. Divulgar su naturaleza y contenido, redescubrir sus antiguos valores, historia, mitología y conceptos éticos. Crear un ámbito de debate abierto, donde todo esto pueda generarse con libertad y seriedad.
Universo Pagano es un proyecto nacido en 2001 que tiene por finalidad el encontrar puntos en común entre todas las tradiciones del Paganismo; difundir toda la información posible sobre éste; esclarecer sus puntos controversiales y dar soporte a todos aquellos paganos que quieran publicar sus ideas y creencias en la red.
Me gusta lo desconocido, el Erebus... Me complazco en las diferencias, en la pluralidad, en la variedad. Me interesa la realidad tal cual es, pero presto atención a la verdad de cada quien. Estoy en una búsqueda que sólo terminará cuando muera.
Administrador, editor responsable y autor: Oscar Carlos Cortelezzi.
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Colaboradores/as: Lorena Secades, Gaela Lorca y Freyrlands.
Correctora: Claudia Noemí Rodriguez.
Reflexiones Paganas – ISSN: 2591-3581
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