En ella, vivió todo ser que haya existido, al menos, del cual nuestra especie tenga noticia.
En ella, evolucionaron cientos de millones de especies, durante miles de millones de años.
En ella, todos los humanos vivimos y nuestra historia se desarrollo.
En ella, se alzaron y cayeron todos los imperios, todas las naciones y todos los pueblos, las culturas y religiones…
En ella, todos los logros humanos fueron concebidos, creados y desarrollados y todos los que nos precedieron en el camino de la Vida, descansan.
Sobre su suelo, todo libro fue escrito, toda palabra pronunciada y obra humana llevada a cabo…
A ella retornaremos algún día, en el ciclo eterno que la Naturaleza tiene signado para todo lo viviente.
Ella es dueña de una infinita belleza, desde los hielos polares a las selvas tropicales; desde las profundidades abisales a los arrecifes de coral; desde las altas montañas, hasta los valles y llanuras.
Aún hoy, contiene millones de especies y, éstas, sólo son un porcentaje ínfimo de las que han vivido a lo largo de los eones de sus eras geológicas.
Posee vida, sobre su superficie y en sí misma. La vida pulula en ella desde hace 3900 millones de años, una cifra que apenas podemos comprender.
La vida está presente en todos sus ambientes, desde el más calmo al más hostil, desde el más moderado al más extremo. Tanto en las aguas, como en el aire y la superficie de la tierra o sus profundidades.
Si multiplicamos por dos millones, los años desde la construcción de la Gran Pirámide de Giza, en Egipto (h. 2500 a. C.), nos acercaremos a la cifra de su verdadera edad. Sin embargo, todavía puede ser fértil por cientos de millones de años más.
El pasado, el presente y el futuro de la Humanidad, y de toda vida, está conectado a esta esfera azul que vemos en la foto.
Ella es nuestro hogar, nuestra casa… Es parte de nosotros y nosotros lo somos de ella…
En ella se desarrollaron todas las glorias, pasiones y miserias del Hombre; toda obra de arte, todo pensamiento o idea, todo descubrimiento o saber…
Ella, sea o no una diosa, es nuestra Madre y, sin embargo, la ignoramos, la contaminamos y maltratamos… Destruimos a sus hijos (que no sólo somos nosotros) y la devastamos. Aniquilamos a su biosfera, día tras día, sin saber que con ello, nos destruimos a nosotros mismos.
Recordemos y honremos, el próximo 22 de Abril, en el Día Internacional del la Tierra, que, en ella, es donde estamos parados, de donde venimos y a donde terminaremos, cuando nuestra hora llegue.
Está en nosotros que siga siendo un lugar maravilloso del Universo, un mundo azul y lleno de vida, o termine como un planeta muerto, sucio y contaminado.
Recordémoslo siempre: ¡Ella es nuestra Madre…!
Respetémosla y cuidémosla, porque además de todo lo dicho, ¡Es el único lugar que tenemos para vivir…!
Autor, antropología, psicología; community manager, diseño y administración web…
Investigador del pasado y los orígenes de las creencias. Dedicado a la reconstrucción y divulgación del Paganismo; a la lucha por el laicismo y el conocimiento científico. Activista de los Derechos Humanos y los Derechos Animales. Ecologista radical. Pagano, liberal. Escritor, librepensador… 44 años de experiencia en la reconstrucción y difusión del Paganismo y el legado ancestral (25 años en la red).
Me gusta lo desconocido, el Erebus, lo que está en penumbras… Valoro tanto la Oscuridad como la Luz, que forman un eterno balance el cual da vida al Universo. Estoy en una jornada, una aventura y una exploración que sólo terminará cuando muera…
«En la arena del debate, sólo cae herida la ignorancia.»