Confía en los dioses, cumple tu destino, mantén el balance,
deja tu marca, respeta a lo viviente, haz tu voluntad...
Tal es la naturaleza del camino pagano.
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Reflexiones Paganas es un proyecto concebido para desarrollar ideas de todas las tradiciones paganas ancestrales; volver a descubrir el modo de vida, la ética, estética y la filosofía que profesaban las personas de la Antigüedad, para luego adaptarlas a la modernidad. Sin embargo, este blog no se limitará a desarrollar únicamente temáticas religiosas, sino a todo lo que directa o indirectamente, sea susceptible de verse con ojos paganos.
La idea, es de crear un ámbito donde se pueda exponer el pensamiento ancestral, pre-cristiano, verdaderamente pagano; sus bases y fundamentos, sin mixturas o sincretismos (generalmente desafortunados). Se buscará, por un lado, orientar a quienes comienzan a transitar el sendero; pero también, informar y hacer reflexionar a aquellos que profesan otras creencias, ya que existe una gran desinformación y muchos malos entendidos al respecto de lo que, genéricamente, se suele englobar bajo el término de Paganismo.
Al parecer en varios grupos de redes sociales hay un debate sobre trascendencia e inmanencia en relación al paganismo. Me gustaría aportar mi opinión…
La palabra trascendencia tiene multitud de usos, en ocasiones con significados que poco tienen que ver los unos con los otros y para colmo tiene la palabra mil “aristas”. Pienso que para hablar con suficiente rigor del tema antes habría que escribir varios artículos desarrollando otros conceptos que nos permitieran “enmarcar” la palabra “trascendencia” en ellos o nos arriesgamos en caso contrario a llegar a conclusiones no debidamente fundamentadas o simplemente ser mal interpretados. Pese a ello, y debido a las prisas por publicar mi opinión, simplemente acudiré a su definición a través de la Wikipedia, para poder avanzar después.
Según la Wikipedia: “La trascendencia se refiere a ir más allá de algún límite o superar las restricciones de un determinado ámbito” y añade que: “El sentido más inmediato y elemental de la voz trascendencia se refiere a una metáfora espacial. Trascender (de trans, más allá, y scando, escalar) significa pasar de un ámbito a otro, atravesando el límite que los separa. Desde un punto de vista filosófico, el concepto de trascendencia incluye además la idea de superación o superioridad. En la tradición filosófica occidental, la trascendencia supone un «más allá» del punto de referencia. Trascender significa la acción de «sobresalir», de pasar de «dentro» a «fuera» de un determinado ámbito, superando su limitación o clausura.”
En el Wikcionario, se puede leer además otras cosas como que en religión significa, “Condición de no estar ligado al mundo material y finito“ o en filosofía a veces “Condición de ser inaccesible a toda experiencia posible”.
Aunque hay mucho que matizar, ese es el significado más habitual cuando usamos esa palabra en temas relacionados con la religión o la metafísica.
Como vemos, la palabra no dice nada sobre algo salvo sobre la relación de ese algo con respecto a otro algo. Por lo tanto siempre que hablamos de trascendencia debemos especificar, aunque pueda ser de modo implícito, con respecto a que se da esa condición o acto.
Básicamente lo que hace la Wikipedia es darnos dos significados de la palabra que no deben confundirse, pues son muy diferentes.
Uno es “trascendencia” como estar fuera de toda posible experiencia humana. Si es que algo así y en efecto algo hay fuera de nuestra capacidad de experiencia ese algo queda fuera del conocimiento que podemos obtener directamente o a partir de la experiencia y por lo tanto trasciende nuestra capacidad de percepción. En este sentido, todo lo trascendente queda fuera de las ciencias experimentales que se basan precisamente en la experiencia que por definición en este caso es imposible.
Cualquiera que en nombre de la ciencia intente hacer afirmaciones sobre la trascendencia simplemente ignora lo que es la ciencia. Aunque hay mucho que matizar y no lo estoy haciendo, hoy por hoy, hay prácticamente un consenso entre los científicos, tanto ateos como religiosos, según el cual en ese tema la ciencia no puede entrar y si lo intenta pasa a convertirse en seudociencia. Se lo dejan a la Metafísica, como intento racional pero no experimental, ni científico, de entender el tema y a la Religión como vía en principio no racional de hacer lo mismo.
En mi opinión, todas las religiones, sin excepción no son otra cosa que eso, un método, desarrollado por los humanos y en constante evolución y ojala pudiera decir progreso, para tratar de relacionarnos con lo trascendente entendido de ese modo. El paganismo simplemente no es una excepción. Simplemente sin trascendencia (en este sentido de la palabra) no hay religión.
Pero la palabra tiene otro sentido, la de no estar relacionado con el mundo material y limitado, es por lo tanto aquello que se encuentra ligado al mundo inmaterial e ilimitado. Este es un significado muy complejo y problemático. Antes de hacer uso de él se debería explicar que entendemos por mundo y por materia, por ejemplo.
Por desgracia somos socialmente deudores de una doctrina que opone materia y por ejemplo alma, en la que la materia es algo inerte, incapaz de hacer nada salvo dejarse hacer por agentes espirituales, doctrina en la que los ateos no creen, pero que ha producido un significado de la palabra naturaleza que es ajeno al significado que le daban los paganos y le dan hoy los neopaganos. Y, ese, el significado ajeno al pagano, es el significado habitual hoy, y lo heredan incluso los ateos. A mi modo de ver es imposible que nos entendamos si no tenemos en cuenta esa diversidad de significados entre el modo que las palabras adquieren dentro del paganismo y la que toman fuera del paganismo, pues usando lo que puede parecer la misma palabra nos estamos refiriendo a cosas muy distintas.
Sí le echáis un vistazo al articulo que la Wikipedia dedica a la naturaleza veréis que la define como: “La naturaleza, en su sentido más amplio, es equivalente al mundo natural, mundo material o universo material. El término hace referencia a los fenómenos del mundo físico, y también a la vida en general. Por lo general, no incluye los objetos artificiales ni la intervención humana, a menos que se la califique de manera que haga referencia a ello, por ejemplo con expresiones como «naturaleza humana» o «la totalidad de la naturaleza». La naturaleza también se encuentra diferenciada de lo sobrenatural.”. ¿Es eso a lo que llamáis naturaleza?, yo desde luego cuando hablo de paganismo no es eso a lo que llamo de ese modo.
A ver si me explico, cuando definimos la naturaleza como el conjunto formado por los fenómenos del mundo y por lo tanto de la vida, si echamos un vistazo para ver que significa la palabra “fenómeno” y de ese modo entender a que le estamos llamando naturaleza lo que encontramos, por ejemplo en el articulo dedicado a ese concepto en la propia Wikipedia, es que el “fenómeno (del griego φαινόμενoν: apariencia, manifestación, en plural: φαινόμενα / phenomena) es el aspecto que las cosas ofrecen ante nuestros sentidos; es decir, el primer contacto que tenemos con las cosas, en lo que denominamos experiencia.”
Ese es el sentido habitual de la palabra, el conjunto de todo aquello que podemos percibir a través de nuestros cinco sentidos, incluso si los ayudamos por ejemplo con un telescopio o microscopio. Es una naturaleza sin trascendencia de ninguna clase y a la que la ciencia experimental puede abarcar sin problema. Por ello si con respecto a ese significado hablamos de alma, dioses, religiones estamos con ello hablando de lo sobrenatural inevitablemente, pues hemos definido la palabra naturaleza de un modo tal que ella misma deja fuera de la naturaleza todo eso. Pero esa no es la definición de naturaleza cuando la usa por ejemplo un neopagano.
Personalmente creo en la existencia de lo sobrenatural cuando por natural nos estamos refiriendo a ese concepto heredado y hoy mayoritario de naturaleza. Pero creo que todo lo que se llama sobrenatural NO ES para nada, nunca, jamás y bajo ningún concepto sobre-Natural si por Naturaleza entendemos aquello de lo que habla el paganismo, y la pongo con “N” mayúscula para diferenciar dos palabras que se escriben y pronuncian igual pero considero muy distintas, opuestas y hasta incompatibles.
Sólo un ateo, que sólo crea en materia y energías medibles, puede considerar que la naturaleza en el sentido habitual de la palabra es todo y fuera de ella no hay nada. Desde su punto de vista y dado como usa la palabra naturaleza, toda religión incluido el paganismo es una creencia sobrenaturalista.
Hay religiones que se enorgullecen de ser sobrenaturalistas (en ese sentido) y que ven la realidad dividida, por así decir en dos naturalezas diferentes, la material y otra que es la naturaleza espiritual, no existiendo en su opinión entre ellas otra relación que el haber sido creada la naturaleleza material, a partir de la nada, por la espiritual, existiendo entre ellas un abismo infranqueable, considerando que ni lo material puede ser espiritual ni lo espiritual, material, y siendo los seres humanos unos seres raros que poseen un poco de ambas cosas pero siendo su verdadero ser el espiritual. En las religiones de esta clase la trascendencia de la que hablábamos al principio, y que es sólo trascendencia respecto a nuestros sentidos, se convierte, por su modo de entender ellos la realidad (como compuesta de una doble naturaleza totalmente diferentes), en un sobrenaturalismo de lo espiritual respecto a lo que deciden llamar naturaleza, entendiendo ellos por esa palabra, naturaleza, únicamente a la naturaleza material. Por ello estas gentes creen que los paganos rinden culto a esa naturaleza inerte cuando en realidad se lo rinden a otra cosa que nada tiene de inerte.
El caso del paganismo es muy distinto, en el paganismo NO HAY DOS NATURALEZAS SI NO UNA Y SOLO UNA, ya que por Naturaleza se refiere el paganismo a Todo, pero ese Todo no es el todo en el que cree un ateo, mera materia y energías observables con ayuda de los cinco sentidos, si no en eso, sí, pero a la vez en algo que se encuentra más allá de todo eso y que por lo tanto trasciende lo que un ateo entiende por naturaleza.
No hay ni puede haber nada sobre-Natural (con N de Naturaleza pagana) pues la Naturaleza pagana por definición es Todo y nada puede haber fuera de todo. De ese modo la Naturaleza es una y solo una, no existen una Naturaleza material o espiritual que sean ajenas la una a la otra, ambas aunque no son exactamente lo mismo son formas de una misma Naturaleza, en paganismo no existe el abismo y por no haber ni hay fronteras entre la Naturaleza material y la espiritual, eso no significa que no exista la trascendencia dentro del paganismo, pues la Naturaleza pagana es el conjunto de fenómenos pero junto con el conjunto de eso otro que los filósofos llaman noúmeno que es aquello que no podemos percibir directamente pero que existe y es totalmente real por muy invisible que resulte a nuestros ojos.
Mientras que el paganismo cree firmemente en la existencia de una moneda (la Naturaleza) que tiene dos caras, lo material y lo espiritual, en las religiones sobrenaturalista creen también en la existencia de esas dos caras, pero no en la existencia de la moneda que las hace posibles y las explica.
Por lo tanto, hay tres posibilidades:
1.- Creer que solo existe una naturaleza que consiste en los fenómenos. Caso del ateísmo. Esta creencia niega toda forma de trascendencia.
2.- Creer que hay dos naturalezas, una espiritual (el mundo del noúmeno) y otra material (el mundo de los fenómenos) entre los cuales existe un abismo ya que son de naturaleza distinta y hasta en cierto modo opuesta. Por ejemplo en el cristianismo. Dicha creencia afirma la existencia de la trascendencia y lo ve como trascendencia de lo espiritual con respecto a lo meramente mundano, llamando a este último y solo a este último naturaleza por lo que afirma una trascendencia de lo espiritual con respecto a la naturaleza así entendida.
3.- Creer que existe una y sólo una Naturaleza, que engloba a la vez a todos los fenómenos y a todo lo relativo al noúmeno. Por lo tanto no hay abismo entre el fenómeno y el noúmeno, entre lo material y lo espiritual, entre dioses y mortales. Este es el caso del paganismo. Afirma también la existencia de la trascendencia, pero al contrario que en el caso anterior dicha trascendencia NO SE ENCUENTRA fuera de la propia Naturaleza por significar ahora ella todo, si no que forma parte, de hecho de la misma esencia de la propia Naturaleza.
En cuanto al concepto de inmanencia, se suele oponer en ocasiones al de trascendencia. Inmanencia es aquello propio de aquel aspecto de la realidad del que estamos hablando. Si la condición de trascendencia la representamos como un “estar o ir más allá” la inmanencia es por así decir “un más acá o un aquí”. Se encuentra presente no sé si en todas las religiones y confieso que aún no he pensado en debida forma sobre este último aspecto del asunto, pero desde luego se encuentra presente en múltiples religiones.
En el paganismo encontramos la inmanencia ya a flor de piel, toda trascendencia se da, según él dentro de la propia Naturaleza (insisto en que jamás fuera de ella) y por lo tanto es inmanente dicha trascendencia a la propia Naturaleza y en tanto que somos parte de ella también es inmanente al propio ser humano. Podríamos decir que la trascendencia en el ámbito pagano se da dentro y sólo dentro de la inmanencia. En el paganismo no hay oposición entre inmanencia y trascendencia de hecho son no sólo complementarios si no que cada una de ellas es causa y a la vez efecto de la otra, por lo que son mutuamente dependientes.
En religiones sobrenaturalistas (con “n” minúscula) la trascendencia en principio no es inmanente para nada, ahora bien, dada la condición de trascendente de la propia trascendencia esta todo lo penetra, incluido lo mundano, de ese modo, al ser la trascendencia causa de todo, como dice un viejo dicho sobrenaturalista: “Dios esta más cerca de ti que tu propia yugular”. Dios se encuentra de ese modo no sólo fuera, más allá de nosotros mismos si no también, a la vez, en nuestro interior, en nuestro ser más intimo, algo esencial para poder comprender la mística de estas religiones.
De ese modo junto con trascendencia encontramos en dichas religiones inmanencia de lo trascendente y en realidad, no hay en ellas oposición entre trascendencia e inmanencia, ambas son también complementarias aquí, pero en este caso no hay una relación “mutua” de causa y efecto propiamente dicha, pues aunque la inmanencia es vista como un camino para encontrar la trascendencia (un ir hacia ella) no por ello es causa de la trascendencia en cuanto tal ya que entienden la trascendencia como originada en algo que carece de causa pero todo lo causa, es decir, al igual que en el paganismo la trascendencia en estas religiones se considera causante de la inmanencia, pero al contrario que en el paganismo la inmanencia es siempre dependiente de la trascendencia y sólo dependiente, mientras que la trascendencia la ven como autónoma.-
Bastantes veces se ha dicho el que los antiguos egipcios tenían la piel blanca pero hace unos días este tema volvió a salir. El museo de historia natural de Londres hizo una reconstrucción de dos esqueletos, el primero llamado Cheddar Man, un británico de hace 10.000 años. Aquí lo tenéis:
¿La reacción del publico? Bromas sobre que en el fondo todos somos negros, que si que venimos de África, que bonitos ojos azules que tenía y algún que otro comentario racista aislado. En fin, intolerantes hay en todos lados. Pero por lo general todo fue aceptable.
¿Y después? ¿Qué pasó después? Presentaron la otra reconstrucción la de la momia llamada “The younger Lady”. ¿Y qué resultado obtuvieron? Pues este:
¿Y qué sucedió? Ha faltado gente lanzándose sobre el pobre grupo porque “¿cómo va a ser una egipcia blanca?” Si entrais twitter (buscad Josh Gate), ese sitio tan caracteristico por su comprensión y amor al prójimo veréis de primera mano lo sucedido.
Así haciendo un resumen encontramos: “No se ve muy egipcia…” … “¿Me estás diciendo que toda África menos Egipto está habitada por negro? ¿te crees que soy tonto?”
No es la primera vez que esto pasa ya pasó algo similar con la película Dioses de Egipto, ante el hecho de que el único dios negro fuese Thot, al cual pusieron porque previeron que era una pésima idea que todo el elenco principal fuese blanco. Aunque no se le puede pedir ningún tipo de credibilidad a una película que pensaba que los egipcios vestían con ropa griega y llevaba barba.
Ay… Seth, cariño, que mal te sentó el periodo Ptolemaico.
Supongo que el día que se enteren este grupo de personas que Ramsés II de niño se hubiese visto como el de la derecha en vez de como el de la izquierda les da una embolia o algo asi. Y si, lo sé, soy una artista del dibujo digital (¬‿¬)
Poniendo fin a todo esto, supongo que esto de Ramsés II lo explicaran alegando que es culpa de una conspiración que se dedican a decolorar las pinturas egipcias para que no se vean negros si no de piel clara y alterar pruebas de ADN. Puede que con el paso del tiempo tras que esto se repita una y otra y otra vez consigamos que al fin la gente aprenda la verdad. Pero por lo visto aún falta mucho, lo bueno es que ya una cantidad significativa de jóvenes saben que las pirámides no las construyeron esclavos. Por algo se empieza ¿No?
Todos conocemos al número Pi, ya desde la escuela elemental… Sabemos como los griegos lo razonaron en función de contrastar el perímetro de un círculo, respecto de su diámetro y que su valor es, aproximadamente, 3,14…
En la escuela secundaria / preparatoria, nos contaron que el célebre griego de Siracusa, Arquímedes, ya en el siglo III a.C. logró calcularlo como 3 1/7, usando para ello polígonos regulares de cada vez más lados (comenzó con un simple hexágono y terminó, si mal no recuerdo, con una figura de 72 lados, llegando a determinar que π era un número entre 3 1/7 y 3 1/71).
Luego nos enseñaron cosas más raras sobre este peculiar número… Resulta que es “irracional”, vale decir, que no puede ser expresado de manera exacta, ya que sus decimales son infinitos y no periódicos. También, que es un número trascendental, o sea, que no es la raíz de ninguna ecuación, ni la solución de una y por tanto no es un valor algebraico. Existe en la Naturaleza per se y no puede ser la solución de una ecuación en base a números racionales.
Ya son menos los que saben que fue de la palabra griega περιφέρεια (periferia) de donde le viene el nombre y que el matemático suizo, Leonhard Euler (1707 – 1783), uno de los más grandes de la historia, fue quien “destripó” y popularizó algunas de sus características más peculiares.
No sabemos cuánto hace que nuestra especie conoce esta razón matemática, pero hay un papiro egipcio escrito en hierático (algo así como jeroglíficos manuscritos), denominado Rhind (encontrado en 1858 en las ruinas de un edificio de Tebas), que data del tiempo del faraón hicso Apofis I y que es copia de un texto matemático de la dinastía XII (h. 1800 a.C.) de un escriba llamado Ahames (quien vivió durante el reinado de Amenemhat III, faraón del Imperio Medio), que entre otras cosas, describe esta relación de manera aproximada.
Ahora bien, lo raro de Pi, no es que tenga infinitos decimales, sino la irracionalidad de éstos. Vale decir, que por más dígitos que se calculen, jamás se encuentra (ni se encontrará) patrón o periodicidad alguna.
El record de decimales calculados del número π, hasta hoy lo tiene el físico suizo Peter Trueb (es obvio que a la gente de ese país le gusta la precisión), quien el 11 de Noviembre del 2016, usando una super-computadora, logró obtener 22.459.157.718.361 decimales de dicho número. Cifra, que de tratar de ser leída con naturalidad, llevaría millones de años el completar y que necesitó de un archivo de 9 Terabytes para ser almacenada.
Dicho todo esto, y a riesgo de ser disperso, tengo que aclarar que este artículo no tiene pretensiones matemáticas, no es mi especialidad y no me siento capacitado ni para intentar decir algo original al respecto… El preámbulo anterior, viene a cuento de algo que reflexioné hace un par de días, debatiendo con una amiga sobre el Cosmos y la posibilidad de que el mismo sea infinito.
¿Y de qué la va π en todo esto? … Sencillamente, recordé fragmentos de cosas, ecos literarios (último capítulo de la novela científica de Carl Sagan, “Contact”); algunos documentales y papers sobre códigos y probabilidades y la subyacente idea, que pervive en el subconsciente de todos, respecto de pretender que el Universo tiene sentido o que, verdaderamente, es “ordenado”.
Pues, ¿saben qué? Pi es la prueba irrefutable de que el Universo no tiene un sentido o propósito trascendente u ontológico. Pi deja en claro que el Azar es el motor de la existencia… Pero, antes de tratar de demostrar esta loca afirmación, conviene aclarar que, en esto, Pi no protagoniza nada, sino que por ser un número conocido por todos, una razón fácil de entender (es difícil tratar de combinar filosofía con ecuaciones complejas o poco conocidas, o bien con conceptos de física teórica “borders”, que pocos llegan a entender), permitirá que explique algo que no es obvio, pero que debería serlo. En esto, Pi es sólo la sierra que nos permitirá cortar un árbol, que por estar demasiado cerca de nuestros ojos, no nos deja ver el bosque.
Para mi proyecto, debemos convertir a π (obviamente sólo en teoría) a números binarios o bien hexadecimales (base 16, muy usados en informática), sólo por comodidad y claridad… A renglón seguido, hemos de elegir una codificación de signos o caracteres… Si son nostálgicos, pueden usar el viejo ASCII, aquellos torpes 127 caracteres usados en los años `80… También pueden optar por el ANSI y sus 255, que es el que MS Windows usó por muchos años… Ahora, si quieren hacer las cosas a consciencia, abordarán UTF-8 (codificación unicode, ISO/IEC 10646, que es el estándar universal para texto multilingüe). En este último caso, cada caracter consumirá 32 bits, pero, ¿qué más da? Si Pi es un número de dígitos infinitos (sea en base decimal o en la que se prefiera).
Así mismo, necesitaremos de otro presupuesto teórico, imaginar que ya hemos calculado no sólo, poco más de 22 billones de decimales (parece mucho, pero comparado con el infinito es lo mismo que cero), sino, digamos 10^1000000000 decimales de π y no sólo eso, sino imaginar que contamos con el poder de cómputo necesario para hacer algo más que almacenar el resultado en un mega-archivo, de quién sabe de cuántos Exabytes, sino jugar con esa cifra a voluntad, aplicándole parámetros de decodificación, algoritmos de búsqueda autoinferente, etc… Hoy en día, no podemos ni soñar con ello, pero si nuestra civilización dura un par de siglos más, seguro existirá una aplicación para smartphone o su equivalente del siglo XXII, que hasta los niños podrán usar y que supere holgadamente mi proyecto…
Así que ya tenemos nuestro modelo teórico de búsqueda de anomalías en los dígitos decimales de π…
¿Y ahora qué hacemos con ello? La respuesta a esto es la clave de todo este tortuoso artículo… ¡Todo! ¡Nada! Lo que queramos… ¡Cualquier información real o imaginaria, cualquier texto, dato o idea, estará presente allí, en alguna parte de Pi!
Podrán encontrar la Biblia completa, en ruso, japonés o klingones; el Corán, los Vedas, el Mahabharata; todos los capítulos de “The Simpsons”, de “Game of Thrones” y de “Star Trek”; las biografías jamás escritas de sus tatarabuelos; el menú del restaurante de la calle donde viven; las obras de Shakespeare, Cervantes y Homero; las pinturas perdidas de Da Vinci o las sinfonías que Mozart nunca llegó a componer. Podrán encontrar sus ADNs y el de los de cualquier especie; lo que soñaron la noche anterior y en síntesis, todo el Universo de lo que fue, es y será o, incluso, de lo que nunca ha sido.
Pero a pesar de la aparente significación de todo esto, no obstante el shock, del impacto psicológico y social de encontrar siquiera una sola de estas cosas, justamente por ello y no “a su pesar”, demostrará que no hay un orden implícito en nada, que todo es simple y llana probabilidad, que el universo es un orden sólo si lo vemos de manera sesgada, condicionada por nuestros prejuicios y limitaciones epistemológicas.
Todo esto es así porque, para que la información tengan sentido, para que no sólo sea ruido estadístico o “blanco”, debe estar acotada, debe significar sólo una cosa, ya que a diferencia del símbolo, cuyo sentido es determinado sólo por la mente de su observador, la verdadera información debe estar allí desde antes, debe tener existencia ontológica.
Vemos el Cosmos como un “orden” y se nos ocurre que por ello tiene propósito, sólo por el orden de magnitud de nuestra percepción, por ser una especie que vivió de la recolección y necesitó identificar depredadores con rapidez, por millones de años. Estamos condicionados para ver el árbol y no el bosque, es una mera adaptación evolutiva.
Si lográramos hacer lo de arriba con el número π y, denlo por seguro, un día lo haremos, todo el esquema quedaría claro y nuestro conocimiento de las cosas vencería la inercia evolutiva.
Quizás este descubrimiento (o más bien su demostración), no nos llegue en base a Pi, sino con cualquier otro método de obtención de información a magnitudes trillones de veces superiores a las que nuestra cognición normal nos permite actualmente… Eso se verá, pero seguro, de un modo u otro, llegaremos a descubrir que la Vida, que el Universo, es un cúmulo de probabilidades, una serie de patrones azarosos en un mar infinito de posibilidades.
Lo bueno de esto, no sólo será lo que aprenderemos… Así como en nuestra actual ignorancia, lo dicho nos causa pavor, en ese futuro no tan distante, cuando podamos “ver el bosque”, tal conocimiento nos producirá gozo, porque el sinsentido y el azar no es otra cosa, para nosotros, los mortales, que la bella posibilidad de darle a la Vida un sentido y propósito propio y no signado por algo diseñado, determinado o lucubrado por alguien (o por algo) más…
Nota: He escrito este artículo con aprensión y fascinación... Si despierto algo de eso en ti, cuando lo leas, daré mi labor por cumplida...
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