Confía en los dioses, cumple tu destino, mantén el balance,
deja tu marca, respeta a lo viviente, haz tu voluntad...
Tal es la naturaleza del camino pagano.
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Reflexiones Paganas es un proyecto concebido para desarrollar ideas de todas las tradiciones paganas ancestrales; volver a descubrir el modo de vida, la ética, estética y la filosofía que profesaban las personas de la Antigüedad, para luego adaptarlas a la modernidad. Sin embargo, este blog no se limitará a desarrollar únicamente temáticas religiosas, sino a todo lo que directa o indirectamente, sea susceptible de verse con ojos paganos.
La idea, es de crear un ámbito donde se pueda exponer el pensamiento ancestral, pre-cristiano, verdaderamente pagano; sus bases y fundamentos, sin mixturas o sincretismos (generalmente desafortunados). Se buscará, por un lado, orientar a quienes comienzan a transitar el sendero; pero también, informar y hacer reflexionar a aquellos que profesan otras creencias, ya que existe una gran desinformación y muchos malos entendidos al respecto de lo que, genéricamente, se suele englobar bajo el término de Paganismo.
Siempre que se habla de «Wicca», entre las personas autodenominada «wiccanas» o entre los sistemas / tradiciones que adoptaron la palabra «Wicca» (como parte de su identidad) se establece que han seguido una costumbre establecida por Gerald Gardner como parte de las festividades principales del año, sin establecer el criterio de porqué fue así.
Leyendo las obras de Gerald Gardner, así como las obras de sus iniciados, pude apreciar que plantearon una serie de explicaciones desde astrológicas-astronómicas hasta los aspectos más simbólicos de las celebraciones.
Para entender el contexto real de la elección de las fechas, siempre se remitieron a un sólo detalle: Las celebraciones folklóricas que presenta la historia en cada cultura, pero sobre todo la Irlandesa-Celta.
Se narra en las obras, que Gerald Gardner en un principio había considerado cuatro fechas festivas: February Eve’ , May Eve’, August Eve’ y November Eve’, en su «Book of Shadows» de 1953, que supone fue heredada del «New Forest Coven». Cuando Gerald estaba editando el libro «Witchcraft Today» en 1953 tuvo como apoyo a Ross Nichols (Druida, fundador de la OBDO) quien manejando información del folklore celta sobreviviente en el Reino Unido, pudo influir en que los nombres para las «Vísperas» utilicen los nombres gaélico-celtas: Imbolc, Beltane, Lughnnassad y Samhaim.
No resulta extraño que estas celebraciones hayan sido tomadas como las más importantes o «Sabbaths Mayores», pues las Estaciones del Año Celta no estaban basadas en los eventos astronómicos sino en un calendario agrónomo, que tomaba los «Tides» (picos más altos entre cada estación astronómica) por lo que se traducía de la siguiente forma en el hemisferio norte:
El primer día del año es 1ro de Noviembre – Samhaim el cual se da a mediados del equinoccio y consideraban el inicio del Invierno, el 1ro de Febrero – Imbolc se considera el fin del invierno y por tanto el regreso del calor a mediados del solsticio, el 1ro de Mayo – Beltane se considera el inicio del Verano a mediados del equinoccio y el 1ro de Agosto – Lughnassad, se considera el fin del verano y por tanto el regreso del frío a mediados del solsticio. Cabe recordar que al estar en el sub-trópico sólo conocían el Verano e Invierno.
Dentro del contexto folclórico anglosajón-celta, estas fechas eran correctas y tenían sus propias historias para su celebración en cada localidad inglesa; mas en 1957, fecha en que Doreen Valiente se separa del Bricked Wood Coven por la imposición de Gardner de unas nuevas reglas llamadas «Old Ardaine / Viejas Leyes» se agregarían cuatro nuevas celebraciones, que serían las celebraciones de las estaciones astronómicas (Verano-Midsummer 21 de junio, Otoño 21 de Agosto, Invierno 21 de Diciembre y Primavera 21 de Marzo) las cuales serían conocidas como «Sabbaths Menores». La razón fue por que muchas culturas han elevado estructuras condicionadas a los solsticios y equinoccios anuales.
Por ejemplo en China sus estaciones siguen una lógica similar que son chūn (春), xià (夏), qiū (秋), y dōng (冬) que traducimos como primavera, verano, otoño e invierno, pero sus «Tides» son Lichun (立春) 7 Feb, Lixia (立夏) 10 May, Liqiu (立秋) 10 Ago y Lidong (立冬) 10 Nov.
** La OBDO (Ovate, Bard, Druid Order) tiene las 8 celebraciones tan igual que los que siguen la propuesta Wicca [revisar link haciendo click aquí] **
Entre la «Estación astronómica» y el «Tide» tenemos una referencia de 40 y 51 días lo que suman 364 días de los 365 días reales que son saltados por los años bisiestos.
Si definimos que realmente las fechas fuesen fijas y no cambiantes, podríamos decir que podríamos hallar las siguientes coincidencias:
Si esta coincidencia fuese exacta, hubiera tenido una exactitud pitagórica como se puede hallar con el pentáculo, como podemos ver en el siguiente vídeo:
Si tiene dificultades para ver el video, haga click «aquí»
If you only knew the magnificence of the 3, 6 and 9, then you would have a key to the universe. (N. Tesla)
Lamentablemente las estaciones del año no son fijas por el modo que está sincronizado el Calendario Gregoriano, como podemos apreciar en el siguiente gráfico:
En la tradición Sajona de Wica, originalmente establece en » The Tree » los nombres de las 8 celebraciones:
Samhaim
Yule
Imbolc
Ostara
Beltane
Midsummer
Lughnassad
Mabon
Raymond Buckland (fundador de la Seax-Wica) como un Iniciado en la Wicca Gardneriana en 3er grado, reforma el sistema de Gardner, manteniéndo algunos criterios, a pesar que no estén basados en el pueblo sajón, pues los nombres son celtas. Por esta razón, Buckland entiende que los nombres de estas ocho fechas son sólo etiquetas, por lo cual se sustenta en el «Patrón tradicional de Ritos». De este modo es que algunos Iniciados y Dedicados en Solitario de la Seax-Wica, renombramos las celebraciones apegándose a la fundación Sajona de la Tradición de la siguiente forma:
Haligaefen
Solsticio de Invierno
Ewemeolc
Equinoccio de Primavera
Sumoraefen
Solsticio de Verano
Hlafmaesse
Equinoccio de Otoño
Los Nórdicos sólo conocieron dos estaciones los cuales fueron llamados «Misseri» de Verano y de Invierno, cada uno duraba de mediados de abril a mediados de octubre y de mediados de octubre a mediados de abril, respectivamente.
En este sentido podemos entender que el «Misseri» de Verano representa la potestad de la Diosa Frigg, que simboliza los arquetipos de Renacimiento y el Amor, mientras el «Misseri» de Invierno representa la potestad del Dios Woden, que simboliza los arquetipos de la Muerte y la Destrucción Creativa; de este modo mantenemos los criterios que Gerald Gardner planteó en su sistema, el cual es reflejado en los salmos de «The Tree».
Entendido este tema mis estimados lectores, pueden ahora comprender bajo qué criterios celebran estas fechas y el simbolismo del ciclo de la vida representado en la llamada «Rueda del Año». Cada Sistema / Tradición que adopta la palabra «Wicca» ha propuesto una interpretación a la «Rueda» por lo que sólo es válido para ellos y a veces compartido por otros.
Casi todas las culturas primitivas, y en forma subconsciente, las modernas, creyeron (o creen) que el Universo comenzó como una vasta inmensidad acuífera, sin límites ni diferenciación. Como ejemplo, pueden citarse a la Biblia (Libro del Génesis 1:1-2):
“En el principio creo Dios el Cielo y la Tierra. La Tierra era soledad y caos, y las tinieblas cubrían el abismo, y el espíritu de Dios aleteaba sobre las aguas”.
También a su antecesor, el Enuma Elish o “Poema Babilónico de la Creación” (Tablilla 1, columna 1):
“Cuando, en lo alto, el Cielo aún no había sido nombrado, y abajo, la tierra firme no había sido mencionada; del Abismo (Apsû), y de la tumultuosa Tiamat, la madre de todos, las aguas se mezclaron en un sólo conjunto”.
A la luz de la escuela de psicología profunda de Carl Jung, esta concepción se explica mediante la evidencia de una idea arquetípica subyacente en todos los humanos, que identifica al agua como el lugar o entorno original de la vida en la Tierra.
El poder e influjo de esta representación obedece al hecho de que la gestación humana se desarrolla en un ambiente líquido por lo que, dicho proceso, constituye una especie de emulación de la formación de la vida original en el planeta. Este sincronismo es la base desde la cual la psiquis humana representa el origen primordial, de todos los seres a través de una generalización simbólica de su propio génesis como individuo (concepción que es básicamente correcta a la luz de la ciencia).
Hoy se sabe, con científica seguridad, que la primera forma de vida, hace más de 3800 millones de años, se formó en las costas de los primitivos y ácidos océanos del precámbrico. Tal información se encuentra disponible en el ADN de todos los seres vivos. Estos datos forman parte del conjunto de códigos genéticos que la naturaleza utiliza para “programar” a cada individuo con el objeto de que su organismo puedan llevar a cabo todos los procesos químicos y biológicos en donde el agua interviene y que son necesarios para la vida.
Por otro lado, en el caso de todas las especies que no se desenvuelven en un medio acuático, dicha información genética provoca el impulso instintivo de “búsqueda” del agua, tan importante para su subsistencia como la procuración del alimento.
Aun en los organismos por completo inconscientes de sí mismos, este impulso, opera de manera totalmente automática pero evidente. Es interesante observar que si bien se ha comprobado la existencia de numerosas bacterias anaeróbicas, lo que hasta hace poco tiempo se creía imposible, también se sabe que ninguna forma de vida del planeta puede existir bajo una carencia absoluta de agua.
Según la escuela de psicología antes mencionada, tal información también permanece en la estructura del paleocortex en el cerebro de los animales superiores, incluyendo, por supuesto, al del hombre. Esto hace que, para el mismo, constituya mucho más que un impulso instintivo de “búsqueda” del compuesto H2O (el agua) como sustento de la vida, pasando a ser una representación arquetípica del origen de todas las cosas y el símbolo (o ideación) más significativo de la Vida en sí misma, incluso de la “Vida Eterna”.
En los humanos, debido a la presencia de una consciencia desarrollada y al pensamiento racional resultante de la misma, los impulsos atávicos se llevan a cabo conscientemente; se conceptualizan y enmarcan dentro del sistema de creencias tribal, hasta formar parte de sus ideaciones. Con el correr del tiempo y el influjo particular del entorno, tales representaciones mentales se hacen colectivas y pasan a formar parte del cúmulo de arquetipos tribales, e incluso de los universales. Dicho proceso se lleva a cabo desde la aparición del hombre hasta la actualidad y es un paradigma aplicable a todas las culturas.
Pero además de esto, existen otros factores biológicos importantes en tal “instinto” o modelo arquetípico. Por un lado, el organismo humano esta compuesto por un 70% de agua y lo está en forma tal que es evidente aun para las sociedades más primitivas, no en cuanto al porcentaje, pero sí con relación a la proporción mayoritaria de este elemento en el cuerpo físico. Además, es obvio para cualquiera, que todos los procesos vitales del hombre son inherentes a alguno de los fluidos corporales.
Por otro lado, en el inconsciente humano se encuentra registrada la verdad evolutiva de que todos los seres “terrestres”, incluidos los mamíferos superiores (y entre ellos el Hombre), descienden de formas de vida más primitivas cuyo medio natural era el agua. Esta información es la que provoca, entre otras cosas, que los seres humanos sientan una gran fascinación por el mar, eligiéndolo en forma mayoritaria como entorno para vacacionar y retirarse de su vida rutinaria. Esto equivale a cuando se busca la introspección, que es algo así como la acción de “sumergirse” en el plano inconsciente, como medio disponible de escape a las tensiones de la vida moderna.
Tampoco debe olvidarse que, durante los nueve meses de su gestación, el feto humano vive en un entorno líquido (básicamente agua) y que, por esta razón, a lo largo de su vida “siente” (de manera subconsciente) que el agua tiene que ver con su “origen”, es decir, con su madre. Por esta razón, desde el punto de vista psicológico, el pensamiento inductivo del hombre ve a las extensiones de agua, ya sean ríos, mares o grandes lagos, como un remedo a gran escala del útero materno, como si estos fueran parte del “gran útero” de la Madre Tierra, que gesta a toda la vida existente mediante ellos.
Tal conjunción de instintos biológicos y representaciones de la mente profunda dan origen al concepto de las “Aguas Primordiales”, punto de partida para la mayoría de los mitos y concepciones teológicas. En el plano cosmológico, las mismas, o el “Océano Cósmico” (que es otro modo de referirse a ellas), también están relacionadas con la Creación Universal, es decir, el origen de todo lo existente (más allá de la vida en general y del hombre en particular).
Universalmente se pensó en esta entidad o elemento como en algo existente desde antes que los mismos dioses o principios creadores; o bien, se le otorgaba el estado de “increada”, que es análogo al de “eterno” o “existente desde siempre”.
En relación con esto, si se equipara al antiguo concepto del “Océano Cósmico” con la moderna noción del “Espacio”, es posible entrever algún tipo de registro primigenio, de carácter desconocido, que hace incorporar a la memoria colectiva el conocimiento innato del origen del Universo (o lo que es lo mismo, de su estado primordial).
Esta intuición cosmogenésica ha sido explicada por los pensadores de todas las épocas a través de nociones como las de «revelación divina», la intuición, o la sabiduría trascendente. Sin embargo, desde el punto de vista científico, el único origen admisible es una información “no-consciente” sobre el origen de la materia, que podría ser equivalente, en un nivel atómico (energético), al registro genético del origen acuático de la vida orgánica.
Por lo explicado en los párrafos anteriores, se evidencia la total legitimidad de estas ideas ancestrales desde el punto de vista de la realidad objetiva, incluso encuentran su correspondencia con los más modernos descubrimientos científicos sobre el origen del Universo, ya que el estado inicial de la materia en él mismo, según los científicos modernos, era de carácter “indiferenciado”; tal concepto es parecido al que los antiguos vislumbraban al hablar de “caos primordial” o al figurarse el aspecto que revestía el Cosmos cuando su única manifestación, siempre de acuerdo con tales cosmogonías, eran las “Aguas Primordiales”.
Es lícito pensar que de alguna forma, muchas de las actuales verdades científicas fueron intuidas por los antiguos, quizás por hombres comunes cuyo único instrumento era la simple observación, los que permanecían con sus sentidos abiertos a su entorno, y que, además, tenían una ventaja por sobre los científicos de hoy: El hecho de estar en contacto directo con la naturaleza en su estado puro e inmaculado.
No hay otra forma de explicar, por ejemplo, la similitud existente entre la moderna teoría del Big-Bang y las nociones sobre la expansión del Universo con la creencia hinduista de la manifestación del Cosmos a partir de «Los días y las noches de Brahma».
Otro punto notable de las creencias hindúes en relación con los descubrimientos de la ciencia moderna es el del mantra sagrado “OM”. Estos consideran que ese sonido es el más sagrado de todos, porque fue el que produjo el Universo al manifestarse (al ser creado).
El dios Shiva Nataraja («Rey de la Danza»), célebre imagen dentro de la iconografía religiosa de la India, tiene en una de sus manos el tambor sagrado con el que se produce ese sonido. Algunos tambores usados en los rituales generan verdaderamente un sonido similar a la sílaba sagrada, lo que hace, según ellos, que los participantes alcancen estados superiores de conciencia (probablemente, la repetición de este sonido por un tiempo prolongado, induzca algún tipo de trance).
Sobre el particular, es interesante observar que, en la década de los ’50, los científicos occidentales descubrieron un extraño fenómeno en estudios realizados con radiotelescopios. Los mismos notaron que en todas partes donde se apuntaran dichos aparatos, especialmente si lo hacían en las zonas de menor densidad estelar, captaban un “ruido” de fondo que no parecía generarse en ningún sector del espacio o a partir de ningún astro.
Finalmente, en 1965, luego de años de investigaciones a través de los cuales descartaron toda posibilidad de interferencia terrestre o de error de medición, se descubrió que esta “señal” era una radiación remanente de la Gran Explosión (la que ocurrió cuando comenzó el Universo) y que estaba inmanente en todo el espacio cósmico. A este fenómeno (ruido electromagnético) los científicos lo llamaron “radiación de fondo de microondas”. Siendo el mismo un “eco” remanente del Big-Bang (la Gran Explosión) es un hecho notablemente parecido a la mítica idea hindú del “Sonido de la Creación”, el mantra OM (el cual, aseguran, compenetra a todas las cosas y puede ser escuchado en cualquier parte del Universo por los oídos que permanezcan “abiertos”).
Ante tales coincidencias no puede caerse en el facilismo de adjudicar todo a la casualidad, siendo más coherente pensar en cierto conocimiento innato de la realidad (a través del inconsciente colectivo y de sus representaciones arquetípicas) llevado a la categoría del mito por el folclore popular.
No obstante, hay que aclarar que la calidad de legítimos que se pretende dar aquí a estos mitos no implica su elevación a la categoría de realidad absoluta o de verdad científica, ni tampoco esboza la intención de querer discutirlos en un plano epistemológico. Es evidente que su valor empírico ha sido agotado desde la aparición del pensamiento racional, como base estructural del saber, y de las ciencias experimentales. Pero en lo relativo a su valor simbólico y arquetípico, aún no tienen remplazo, siendo este aspecto del conocimiento, o si se quiere, de la cultura individual y colectiva, de capital importancia para la buena relación del individuo con el medio ambiente y para su plena evolución psíquica y espiritual.
Si la Ciencia da al hombre la comprensión de la naturaleza del Universo y de su funcionamiento, es decir, básicamente permite llegar a “conocerlo” como realmente es; los mitos y símbolos (si nacen de genuinas representaciones arquetípicas) le permiten relacionarse con él y le dan sentido a tal “conocimiento”, incluso desde antes de poseerlo o de pensar en ello.
Más allá de que la noción del Océano Cósmico, como origen de todas las cosas, es una idea arquetípica compartida por, virtualmente, toda la especie humana, al menos en el caso de los egipcios, este concepto tiene otro tipo de significación, sin por ello descartar que la misma sea un remedo local del arquetipo universal. Esta se relaciona en forma directa con la idea de las “inundaciones” del Nilo.
Para comenzar, se debe recordar que, según la geología, en tiempos del pleistoceno grandes áreas cercanas al río eran prácticamente marismas y sufrían inundaciones mucho mayores que las de tiempos históricos. Con estas condiciones, tales fenómenos, debieron dejar en los primitivos habitantes de la región una impresión emocional mucho más fuerte que la que habrían tenido que vivir en las condiciones climáticas y geográficas de los tiempos dinásticos, la cual quedó registrada, en forma indeleble, en su memoria colectiva.
Este pueblo creía que el mundo había surgido a partir de una inundación primordial, que al retirarse, dejo a la vista la primera tierra “seca”, la “Colina Primordial” o Benben (transliterado desde los jeroglíficos como: bnbn); este mito es, en forma inequívoca, análogo al del Diluvio Universal de los semitas, y es probable que, como se verá más adelante, tenga la misma significación y hasta, probablemente, un origen común.
Nu o Las Aguas Primordiales:
El dios Nu (o Nun) era el concepto egipcio de las “Aguas Primordiales”. De género masculino (aunque con atributos andróginos, como el tener senos) pero con características abstractas, no se le rendía culto en ningún templo ni tenía imágenes o ritos relacionados. Era una concepción teológica muy antigua, que tenia que ver con los mitos de la creación y las doctrinas teológicas relacionadas con el origen del Universo y de los dioses.
Se le consideraba, en un sentido metafísico, como las aguas del “Espacio” o el Océano Cósmico, que era una forma simbólica de aludir al infinito. También equivalía a las aguas dulces en la simbología popular (ríos, lagos y marismas del Delta del Nilo). En un sentido más específico representaba a Nen-naou, el Nilo divinizado. Se lo llamaba “Padre-Madre” por su carácter andrógino o pre-sexual.
Correspondía a la “faz del abismo” o תהום (tehom) a que alude la Biblia (ver Génesis 1:2) o al dios Apsû babilónico, dado que, en los textos sagrados se decía: “Sobre Nu se cernía el aliento de Kneph”. Siendo este último, la fuerza creadora masculina de la naturaleza, que era representada teniendo en la boca al Huevo Cósmico.
A este netjer (dios) no se le rendía culto en un templo específico, ni tenía lugares sagrados dedicados a él. Sucede que los sacerdotes decían que estaba inmanente en todas partes (sobre todo en el agua). A él estaban dedicados los birket (lagos sagrados) de los templos, que simbolizaban la no-existencia, anterior a la Creación.
El agua fue tomada, por los antiguos egipcios, como el elemento análogo al primer estado de las cosas; presente antes de la misma creación e, incluso, antes de la misma existencia de los dioses. Esto debe ser entendido de forma parecida a la idea del Brahman de los hindúes (“La Causa Primera”, “Aquello” de lo que nada puede decirse), el estado absoluto y primigenio de la existencia, el cual concuerda filosófica y teológicamente con el dios egipcio Nu. No obstante, cabe aclarar que Nu -Nun en griego, no era considerado un dios en sí mismo, sino algo similar al Caos en la cosmogonía griega.
Se decía que antes de que comenzara la vida, antes que algo emergiera del Océano Cósmico, yacía Nu, la “no-existencia”. Esta entidad, desde el punto de vista filosófico, no sería otra cosa que la “Existencia Indiferenciada” o en estado potencial, la “causa sin causa”, a la cual los egipcios se referían a veces como al “lo innombrable”. Concepción que se encuentra presente en casi todos los sistemas de creencias evolucionados.-
Hace unos 5 años recupere mi perdida fe en Dios y en ese redescubrimiento encontré no solo uno si no varios Dioses, me topé con un, hasta ahora, amigo que es brujito (tarot, baños de florecimiento, limpias y cosas así como venta de artículos místicos).
Él fue quien primero me menciono la palabra Wica o Wicca (aunque él no es Wicca), después del malentendido de ley (confundir Wica con Ouija), me intereso lo que me dijo y fue así que buscando y buscando, me topé con “La Guía del Practicante Solitario” de Scott Cunningham. Gran libro informativo, pero que como, más adelante explicare es también, el culpable sin proponérselo de esta “diáspora seudo-intelectual” o dispersión de prácticas, que ha tenido la Wicca sobre todo en Latinoamérica.
Después de este libro y al leer sobre un antiguo Dios Astado y una Diosa Lunar, señores de la naturaleza conceptos muy románticos y del tipo New Age, entonces decidí informarme más y así llegue al “Dios de los Brujos” de Margaret Murray. Lo cual reforzó mi inspiración espiritual, al creer descubrir a un antiguo Dios, mucho más anterior que el judeo-cristiano, del cual había decidido marcar distancias y que tenía supuestamente un culto de hace decenas de miles de años.
Para este momento ya había entrado en contacto con un Coven formal de Wicca en el Perú, un Coven de tradición sajona, Seax-Wica, para decirlo por su nombre, y de esas reuniones y debates que se organizaban en los parques públicos de Lima, fue surgiendo más interés en aprender, lo cual me llevo a “La Danza en Espiral” de Star Hawk. Bello libro de tradición Dianica y “El libro Completo de la Brujeria” de Raymond Buckland, que NO ES UN LIBRO DE SEAX WICA si no solamente de Wicca.
De inmediato, note en Star Hawk que en su tratado no mencionaba mucho al Dios masculino en el panteón, mientras que en Buckland, esto si estaba muy bien equilibrado. Fue en este punto que decidí saber más, pues estaba aprendiendo de libros que te explicaban como sus autores llegaban a esas conclusiones y después de haber sido Testigo de Jehová por 20 años y haberme desilusionado tanto de las religiones organizadas, así como de quienes las representan, pues como que “así nomás” no me la creo. Entonces abarque en mis lecturas el Kybalion, para ponerme más en contexto y luego el libro que todo estudiante de religiones antiguas debe leer y me refiero a “La Rama Dorada”, monumental obra de investigación de Sir James Frazer.
Debo admitir que de las conversaciones que teníamos en el Coven ya siendo un invitado usual a los Sabbats de la Seax Wica, tomaba apuntes de los libros a los cuales hacía referencia el Sumo Sacerdote del Coven, quien de seguro leerá este artículo, y así fue como después de leer el Kybalion y “La Rama Dorada”, de leer un poco la antigua magia ceremonial a Pappus y otro tanto a Aleister Crowley y unos cuantos libros más de Wica, pero que algunos parecían más comerciales que otra cosa, (“Montarse en una Escoba de Plata” de Silver Ravenwolf, es un ejemplo), aparte de reforzar esta idea del “todo vale si te hace sentir bien” (idea que es respetable), decidí alejarme un añito y medio (antes de esto había visto en los paganos que me rodeaban, muchos de los defectos que notaba en los Testigos de Jehová, defectos como el de creerse dueño de la razón, sin más objeción y entre paganos discusiones vanas motivadas por el ego).
Así fue que me retiré de la socialización con otros Wicca o paganos, dando tiempo al tiempo, que toda la información madurase por si sola.
Ya de regreso, decidí sistematizar mi devoción, pero me faltaban más elementos e ideas, ya había asistido a los Sabbats con la Seax Wica, pero como de cualquier manera prefería mantenerme solitario y ya habiendo caído en cuenta que había mal entendido a Cunningham tendría que tomar otras fuentes.
Fue así como comencé a leer el “Libro del Árbol” (Raymond Buckland), que es el libro litúrgico básico de todo Coven Seax Wica, en cualquier parte del mundo, y no es que el tratado de Buckland sea “superior” al de su gran amigo Scott Cunningham o que este último se haya equivocado si no que Cunningham enseña o demuestra una visión personal de la Wicca en general, pero en su versión casi genérica (hago esta distinción pues estudie visita médica y siempre hago la diferencia entre la medicina genérica y la de marca). La versión de Cunningham es un comienzo en la práctica, pero del cual los auto-iniciados de la Wicca (practicantes solitarios) a veces no salen por falta de información. “La Guía del Practicante Solitario” es pues, el armazón del edificio en construcción, pero sin paredes ni pisos ni lunas, todo eso que faltaba había que llenarlo. Tarea a la que aún sigo abocado.
Caí en cuenta igualmente que Margaret Murray en su “Dios de los Brujos”, quizás había confundido “Arquetipo” con “Egregor” y que de ninguna manera Cernunnos podría tener “linaje” directo con el “Dios Shamánico”, representado en las antiguas pinturas rupestres de las cuevas francesas.
Si acaso aquel antiguo Dios de los Celtas se haya llamado así, total los Romanos fueron a la Galia a conquistar no a aprender y Julio Cesar puso nombres romanos a los Dioses Celtas y la referencia que él hace al “Astado” (latin: “Cernunnos”) pudo haberle calzado a cualquier Dios Celta como Dagda o Lugh, según la tribu que fuese y la cosmogonía que tuviesen.
Entonces, hacer un altar para “Cernunnos” y sistematizar mis ritos con este antigua imagen divina, iba a tener este problema, añadido al hecho que no tendría contraparte femenina (aunque algunos optan por juntarlo con la Diosa Cerridwen).
Lamentablemente, los celtas no dejaron nada escrito. Cernunnos no tenía panteón propio, al menos no uno que haya llegado hasta nosotros detallado.
Entonces, llegue al punto de quiebre, si según yo no quería invocar al aire, “tenía que” definirme por un panteón en concreto y por un sistema ritual definido. Aquí pude haber investigado alguna de las cinco cosmogonías celtas, equivalentes a los 5 dialectos celtas, que existieron y aun se hablan aunque poco y ahí quizás hacer encajar la imagen del Dios Astado. Pero aun así, prevalecería el asunto de la afinidad emocional, no soy nacido en Europa ni Norteamérica ni las Islas Británicas; no hablo ninguno de los cinco dialectos celtas. Cuando buscaba en las librerías algo de mitografía celta, me mandaban a la sección de lecturas para niños, sección cuentos y fabulas y ahí encontré algún material pequeñísimo, entremezclado con dibujos. Esto me paso en librerías Ibero de Miraflores, si hay información seria (que de seguro la debe haber) debe estar en inglés.
Sólo conseguí cuentos cortos de Dagda, Lugh, Cuchulcain, Cerridwen, los Tuata de Danaan, etc. Todo en archivos PDF… O sea, hacia “clic” y punto.
Fue en esta instancia que decidí regresar a examinar un poco más en detalle “El Libro del Árbol” (R. Buckland). Cuando se habla de Wicca, según la entiendo ahora, sólo se habla del sistema elaborado por Gerald Gardner y posteriormente adaptado por Alex Sanders, llamadas Wicca Gardneriana y Alexandrina respectivamente, años 50s y años 60s.
Ambas son entidades herméticas, en el sentido que no se sabe cómo efectúan sus rituales. En ellas nadie entra si no es invitado, entonces, ¿Cómo saber cómo se efectúa un ritual en la Wicca tradicional? La única manera seria estudiar los escritos de algún miembro de la esta tradición que se hubiese retirado del culto original para fundar una versión más afín con su persona, mentalidad y emociones… Ahí entraba a tallar Raymond Buckland.
Descubrí en el “Libro del Árbol”, un regalo de este señor para el mundo, pues ofrecía una guía práctica de cómo realizar los Sabbats y los Esbats y de seguro de muy semejante manera a la Wicca tradicional, aquella que tiene un secreto y que sin haber hecho una copia ha respetado el voto de secreto al ofrecer una versión similar para contactarnos con estas fuentes de poder que nuestro consciente reconoce como “Egregores”.
Entonces el ritual estaba ahí… Pero, ¿dioses vikingos? Al principio mi sentido común se rehusó. De muy niño había estado impregnado con antiguos dibujos animados de la serie “Thor Dios del Rayo”, que la Marvel Comics emitió en los 50s y que aquí llegaron en los 60s y 70s. También había visto una que otra película de cine sobre temas vikingos y sus dioses y me parecían realmente rudas estas gentes.
En los 80s, los temas de esta antigua religión, se filtraban a la pantalla chica incluso con otros dibujos animados, también me gustaba la música del compositor alemán Richard Wagner, su monumental obra la TETRALOGIA: “EL ANILLO DEL NIBELUNGO”, basado en la “Saga Volsunga”, nos mostraba a un Wotan (Odin o Woden) preocupado por evitar el fin de las cosas. Una raza de super-humanos, los Velsungos hijos terrenos del Dios, un Donner (Thor, Thunnor) señor de las tormentas, que no podía ver a los gigantes ni en pintura; una Fricka (Frigg); un Froh (Frey) quien en la última escena invoca el Bifrost; un Loge (Lokie) urdidor de cizañas y soluciones; una Erda y una Freyja que casi no cantan.
Me olvidaba decirles que estoy hablando de la Opera y esta es un drama cantado, y entre esos cantos baritonales y tenoriles, tuve mi primer acercamiento serio a la antigua religión nórdica y cuando recordaba esto caía en cuenta que no era estrictamente nórdica, sino más bien tardíamente, si no que los pueblos germanos adoraron a estas deidades mucho antes y como después estudie, estas deidades fueron mucho más antiguas pues su historia y formación se podía remontar a los pueblos Indoeuropeos (si le creemos a Dumezil de quien hablare luego pues le creo).
Por esos años (2011, 2012), se iniciaba la saga hollywoodense del Thor de la Marvel Comics, en la cual los dioses dejaban de serlo para convertirse en extraterrestres que podían vivir hasta 5000 años.
Entonces tenía una imagen desdibujada o quizás más lúdica que otra cosa, asociada a la idea de los dioses, ya no solamente nórdicos, si no también germanos.
Pero de las conversaciones que tenía (y aún tengo) con el Sumo Sacerdote del Coven, arribe a la conclusión que no importaba tanto la manera o el medio en que estos dioses eran recordados si no si se les recordaba con respeto, y ahí recién pude hacerle “clic”, pues la afinidad estaba ahí desde niño, una afinidad infantil por un héroe, que con la ayuda de su padre, protege a la Tierra, de un joven que escucho los poderosos cantos de un algún bajo baritono canadiense cantando el rol de Wotan, de uno y otro film serio que recrease el tema de los dioses nórdicos.
Recuerdo una película muy buena llamada “La Runa de los Vikingos”, o algo así), de los documentales serios de algún canal de cable etc., es decir culturalmente ya no me eran imágenes lúdicas ni extrañas y recobraban poco a poco aquella seriedad que la religión dominante en vano trato de relegar al cuento para niños. Los dioses nórdico-germanos siempre fueron y son parte de toda la cultura occidental a un nivel que las deidades celtas no han logrado.
Pero aquí surgió otra disyuntiva: “ok”, hice clic pero, ¿Dónde consigo la información más profunda? Porque para conectarse con estas esferas de energía consciente que llamamos egregores, debemos tener un esquema en la cabeza producto de conocimientos e ideas y principios que tenían las mentes de las personas que o los crearon o intuyeron su existencia… Ahí fue que me baje las Eddas en formato PDF. A diferencia de las, aparentemente dispersas, cosmogonías celtas, tenía ahí la información en un solo tomo, un solo libro y en mi propio idioma.
No vaya a pensar, quien lea esto, que estoy en contra de las corrientes wiccas que siguen los panteones celtas, sólo estoy contando aquello que funciono conmigo. Leer los Eddas, es trabajo de toda una vida y hubiera querido conocer la Seax Wicca unos 20 años antes para ya poder decir que tengo cierto camino recorrido, a veces uso el atajo de preguntarle al Sumo Sacerdote del Coven sobre un tema u otro, de hecho el Señor Juan Espinoza del Meomer, Seax Wica Peru Coven, quizás sea la persona más versada sobre esto en el Perú (otra persona muy pero muy instruida es el señor Cortelezzi quien sigue el culto Kemita, y quien no es del Perú) y así pues sigo con los Eddas con alguna ayuda bibliográfica aparte, por medio de la descarga en PDF he podido bajar dos buenos libros serios sobre la religión de los pueblos nórdicos y en Librerías la Familia, pude comprar el mes pasado un libro serio sobre Mitografía Germana, aún pendiente de leer.
Sobre esto es curioso señalar que la Wica Sajona no es Wicca Tradicional si no una reforma, ¿Podría llamarla quizás “Neo-Wiccana”? Yendo al punto se trata de rendir reverencia a los antiguos dioses germanos que fueron adorados por los pueblos sajones bajo otros nombres. Estos sajones, llegaron a las Islas Británicas, empujados por las guerras y por lo menos por 200 años Woden, Frigg, Thunnor, Frey, Baldag y los demás dioses del panteón sajón, fueron reverenciados sin problemas, hasta que el Cristianismo, con su intolerancia armada de espadas los alcanzo, siendo Islandia hacia el siglo XI quien mantuvo su identidad religiosa incólume.
Aunque sea una paradoja al igual que las distintas cosmogonías celtas, la religión de los germano-nórdicos, llego hasta nosotros en una sola entrega de manos de un religioso cristiano llamado Snorre Sturlesson, quien compilo los poemas que llamamos Eddas.
Entonces ya tenía un casi Credo, entre los Eddas y algunas sagas se pueden sonsacar muchas cosas y digo “casi Credo” pues los Eddas no son un relato de primera mano, el buen Snorre nos ofrece un recordatorio que quien leyese los Eddas recordaría fácilmente pues ya lo habría leído o escuchado o visto en Suecia (donde estaba Upsala, el último gran templo dedicado a los Aesir y los Vanir) o en algún otro país escandinavo. Y esto es obvio cuando la Voluspa, la vieja Volva exclama repetidas veces: “¿entienden?” y… como si no fuese otra su intención que la de recordarnos algo ya sabido de antemano.
También tenía entonces una “ortopraxis”, por medio del “Libro del Árbol”, y aquí entra también el “casi” pues según palabras del mismo Buckland en su libro no hay más que lineamientos y pautas para hacer los rituales.
El Proceso Místico, aquel en el cual por medio del conocimiento y la práctica, uno va interiorizando lo que hace y aprende haciendo, fruto de la práctica y la reflexión constante, es también un proceso de toda una vida, ni más ni menos ponernos en el lugar de nuestros dioses, así como los cristianos se preguntan ante una disyuntiva: “¿Qué haría Jesús?”, nosotros pensamos ¿Qué harían Woden, Frigg o Thunnor, en mi lugar? Y en esto entra todo, no sólo el conocimiento del credo y la ortopraxis, sino más conocimientos que nos permiten englobar todo esto en un todo, más o menos armónico.
Al principio dije que leí a James Frazer, bueno a estas alturas también leí a Carl Jung y uno es la explicación del otro Frazer hasta donde recuerdo (pues el libro lo leí hace 4 años) no entiende como un campesino Filipino puede observar ritos similares a un ciudadano romano o un Aborigen de Alaska o cualquier otra sociedad antigua y alejada por decenas de miles de kilómetros y siglos (su cristianismo es una venda para él), Carl Jung nos habla del inconsciente colectivo, el Hermetismo enseña que vivimos dentro del TODO, y si vemos el panorama de lejos pues empieza a tener sentido.
De Carl Jung, hasta ahora, sólo he leído tres obras, “El Hombre y sus Imágenes”, “Sicología y Religión” y “Arquetipos e Inconsciente Colectivo”, y como que el día se hace cada vez más claro, obviamente Jung no se atreve a decirnos directamente (por su empirismo científico) que esta “herencia común de la Humanidad”, o sea la capacidad de formar imágenes arquetípicas, en realidad es también la capacidad de “RECIBIRLAS” de los demás y que el inconsciente colectivo, no es colectivo porque se parezca al contenido inconsciente del vecino, sino porque en verdad todos estamos “CONECTADOS”.
Esta conexión, no se puede probar “empíricamente” sino tan solo en la práctica. Esta conexión, explica porque un tarotista honesto sí HACIERTA lo que te dice o porque la magia real SI FUNCIONA, o porque la oración de un creyente realmente fiel SI ES escuchada por su Dios, o toda la fenomenología metafísica REAL que atribuimos a la casualidad cuando no a la causalidad, haciendo a un lado los engaños o autoengaños tan comunes.
Esta conexión no es una idea alocada, si bien no se puede probar científicamente “aun” sin duda alguna, hay algunos científicos que proponen que nuestro cerebro funcionaria cuánticamente (ver la serie documental “El Universo”, presentado por Morgan Freeman).
Si esto pudiese explicarse o probarse en décadas o siglos venideros podríamos entender como en rigor científico, aquella energía producida por nuestro cerebro y mentalmente enfocada por medio de una imagen o idea arquetípica, al lado de muchas conciencias o mentes creyendo exactamente lo mismo por cientos o miles de años darían lugar a aquellas energías conscientes que llamamos Egregores, que serían el fruto de la mente colectiva, o sea dioses hechos por el hombre PERO dentro de la trama de la realidad que llamamos EL TODO, dioses que una vez vivos o conscientes de sí mismos, no mueren jamás.
De ahí lo importante de la sincronía, el tener un rito o un culto definido y no dejado al azar de aquello que “funciona para mí” o “me hace sentir bien”, en todo caso usar una información ya probada y practicada y no quitarle nada sino más bien agregarle elementos si se quiere PERO que guarden coherencia entre sí, entre las posibles ideas que dieron lugar al Egregor o el sistema de creencias del momento y lugar geográfico donde surge el culto y por las que esta entidad vigilante nos prestara atención cada vez que nos dirijamos a ella, o sea si pensamos “en cristiano” no nos podremos conectar (no sé si me entienden, o yo me entiendo solo… je je je je).
Quizás, la revelación más extraordinaria que tuve por medio de estas reflexiones y conversaciones con otros Seax Wica fue que ningún dios había pisado jamás la Tierra, ni los antiguos ni los nuevos, todos son si queremos llamarlos así, esferas de energía, orbes conscientes en el espacio astral, en algún plano mayor de existencia, atentos a nuestra reverencia tanto para recibir nuestra energía, así como para dárnosla en regreso cuando la necesitamos.
Sobre lo anterior, acerca del Egregor, se podrían hacer largas disquisiciones y conversas que no serían el motivo de este post. Georges Dumezil, fue también otro aporte importante a mis ideas sobre los dioses indoeuropeos, leí su obra “Los Dioses de los Germanos” y aún tengo pendiente “Los Dioses Soberanos de los Indoeuropeos”. El libro que lo precedió y que debí leer primero, pero por una confusión en Jirón Azangaro (lugar en Lima donde se imprimen desde los PDF, libros enteros a bajo costo) no se imprimió y leí el supracitado primero.
Recomiendo a ciegas a Dumezil, su análisis de religiones comparadas es tremendo, la Wicca es un camino de sabios como bien dice el origen de su nombre, wiccano que no lee y estudia se queda como una espada sin filo, así como una espada necesita la piedra para afilarse, así el wicano o wiccano necesita de libros para afilar su mente.
Entonces pues ya me ubique en un contexto sajón y puedo decir que soy un seguidor de la corriente iniciada por la tradición pagana sajona en un contexto devocional wiccano, ya auto-consagrado a los antiguos, previa consagración de mis instrumentos, no sé si eso me hace un Seax Wica. Lo único de lo que estoy seguro, es que ha hecho de mí una persona espiritualmente más completa.
Estoy terminando mi primera rueda del año en solitario, incluso he posteado algunas fotos de mis Sabbats, casi sin textos añadidos pues el ritual es personal como es obvio. Después empezare a realizar los Esbats, para complementar los Sabbats como práctica ritual personal. ¿Magia? … En un principio hice algunas prácticas… De cinco ocasiones, puedo decir que obtuve resultados en cuatro. ¿Tarot? Aprendí a leerlo muy parcialmente y hay que mejorarlo. Actualmente estoy fabricando mis propias runas, de hecho me parece más propio usar runas en magia y adivinación dentro de los rituales en vista que mi panteón es germano-nórdico, pero en esto no creo que haya una obligación estricta.
Mis Sabbats, como es lógico, están basados en “El Libro del Árbol”, con algunas añadiduras para enriquecer verbalmente el rito, pero siempre dentro de lo que considero que no se sale del contexto. Lo más “raro” fue “adaptar” los rituales escritos para un sacerdote y una sacerdotisa, que interactúan entre ellos, para ejecutarlos por una sola persona, o sea yo. Doble concentración y doble trabajo muy aparte de la energía que le ofrecemos a los dioses como un don amoroso.
Siempre que acabo un ritual termino muy cansado, a pesar de que en la parte ritual de los panes y la cerveza usualmente consumo todo el producto del ritual (los dioses brindan conmigo con cerveza negra con una libación derramada sobre un calderito con tierra de jardín, tierra que luego devuelvo al jardín como es lógico). Igual termino físicamente y mentalmente cansado.
Aparte, siempre asisto al Sabbat del Coven como invitado frecuente, invitaciones que agradezco como es obvio. Actualmente aparte de estudiar y fabricar mis propias runas (la receta la posteare más adelante) y como reto para este año que recién empieza tengo que re-estudiar el tarot con anotaciones a mano, pero de comienzo debo implementar una repisa permanente por instalar como cabecera de cama, las imágenes de mis dioses Woden y Frigg, que son ilustraciones en cuadros decorados de madera.
Las ilustraciones más serias que pude encontrar en la red, de manera tal que son ligeras, detrás de ellas colgados en la pared estarán en sendos cuadros iluminados por velas el texto impreso del llamado a los dioses, prologo infaltable en el ritual o para usarlo como una invocación frecuente cada vez que tenga necesidad de hacerlo.
En fin, cosas mías, no ha sido mi intención desmerecer a nadie sino tan solo como dije mucho más arriba, compartir con ustedes aquello que funciono conmigo.
Bendiciones para todos, que el Amor sea Ley y Vinculo, y que en su Senda la Voluntad nos mantenga.-
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