Doxa y Episteme:
La mayoría de las personas creen que la experiencia es la más certera fuente de conocimientos. Tal presunción es completamente falsa… El conocimiento empírico es siempre sesgado, anecdótico e imposible de generalizar de manera segura.
Existen dos dificultades básicas a este respecto: En primer lugar, la persona no puede saber hasta qué punto, su experiencia personal es aplicable en todos los casos análogos, si los demás viven las cosas de la misma forma o si lo que le ha acontecido es producto de su propia psiquis (no puede, al menos hasta que lleve a cabo la confrontación de su conocimiento empírico con el de los demás, de manera sistemática y rigurosa).
Por otro lado, la experiencia siempre es puntual, no se puede transmitir o heredar y por tanto nadie posee más de ella de lo que sus años de vida le permitieran acumular. Si el conocimiento humano sólo se basara en lo empírico, todavía estaríamos en la Edad de Piedra.
Fue gracias, primero a la transmisión oral de las ideas y, en mucha mayor medida, a partir de la invención de la escritura, que el Hombre pudo comenzar a acumular conocimientos más allá de su (anecdótica) experiencia personal.
En este sentido, siempre se debe recordar que el razonamiento lógico y la concatenación de ideas mediante esa propiedad del intelecto, es inmensamente superior en validez y posibilidades de confirmación, que la mera y subjetiva “experiencia”.
Para Platón, lo anterior estaba claramente definido: La episteme (ἐπιστήμη) era el verdadero conocimiento, obtenido a través de la investigación, de la observación confirmada por la experiencia de muchos; del cálculo y el razonamiento sólido y riguroso… Mientras que la doxa (δόξα) era sólo la opinión, el saber popular, lo que se había experimentado en el transcurso de la vida y/o se transmitía a través del folclore y las costumbres heredadas.
Aun más, para Aristóteles, la opinión era la forma más baja de conocimiento, ya que pertenecía al ámbito de las creencias no confirmadas.
Es preciso tener en mente, que no importa lo que la experiencia personal y las propias opiniones nos dicten, siempre existe la posibilidad de estar equivocados y aunque no sea así, con toda seguridad, tales opiniones son perfectibles (el transcurso del tiempo y los eventuales estudios, lecturas e investigaciones, harán que las mismas sean replanteadas).
La persona que no revisa constantemente su sistema de creencias y opiniones y, con el paso del tiempo, evoluciona en ello (incluso al punto de no “reconocerse” a sí mismo, luego de algunos años), no puede ser considerada erudita en nada, pues no hace ejercicio del análisis crítico. El aprendizaje es evolución y toda evolución implica el continuo cambio, la constante transformación.
Autor, antropología, psicología; community manager, diseño y administración web…
Investigador del pasado y los orígenes de las creencias. Dedicado a la reconstrucción y divulgación del Paganismo; a la lucha por el laicismo y el conocimiento científico. Activista de los Derechos Humanos y los Derechos Animales. Ecologista radical. Pagano, liberal. Escritor, librepensador… 44 años de experiencia en la reconstrucción y difusión del Paganismo y el legado ancestral (25 años en la red).
Me gusta lo desconocido, el Erebus, lo que está en penumbras… Valoro tanto la Oscuridad como la Luz, que forman un eterno balance el cual da vida al Universo. Estoy en una jornada, una aventura y una exploración que sólo terminará cuando muera…
«En la arena del debate, sólo cae herida la ignorancia.»