Los paganos somos diferentes, constituimos una minoría que se antoja “anómala” para la mayoría de los que viven dentro de los cánones de lo establecido, bajo la religión y la moral hegemónica.
Lo anterior hace que, para nosotros, sea todavía más relevante, lo que ya lo es para todos en general, por ser una ley natural de la que nadie ni nada escapa: La Vida es una economía de recursos, de tiempo y de energía. Los humanos, como seres mortales que somos, no poseemos ninguna de estas dos cosas de manera ilimitada o gratuita.
Como dije, esto es sabido por todos, pero, en nuestro camino, tales limitaciones deberían alertarnos de en qué y cómo gastamos nuestro tiempo, energía y recursos…
Cada wiccano, heathen o pagano, tuvo un día en la vida, un momento de claridad, en que decidió cambiar, abandonar la mediocridad de la religión, la moral, la idiosincrasia y las “buenas costumbres” inculcadas en la infancia, para abordar los valores ancestrales, la espiritualidad natural y el sendero de la Madre Tierra.
Pese a lo anterior, existe una pertinaz y constante tendencia, una inercia, respecto de mantener cadenas con dogmas, supersticiones, tabúes, prejuicios, valores y creencias en general, que provienen del Cristianismo (o algún sistema de creencias sucedáneo) que se nos inculcó en la infancia.
Gastamos demasiada energía en dar explicaciones: “Que los paganos no adoramos a Satán”, “que no le hacemos mal a otros” y muletillas similares. Pues bien, yo no adoro a Satán (entre otras cosas, porque no creo que exista) pero me siento más cerca de él que de Cristo, y así debería pensar todo pagano, porque la “luz” predicada por Jesús está mucho más lejos de lo nuestro que la “oscuridad” y el antagonismo que representa Satán.
Por otro lado, no veo a ningún cristiano, judío o musulmán, explicando o dando excusas sobre su conducta o su moral… Entonces, ¿por qué nosotros sí invertimos tiempo de nuestra vida en ello? ¿por qué malgastamos energía en “excusarnos” con quienes no son mejores que nosotros?
Pero todo esto no es lo peor… Lo lamentable y disolutorio del movimiento pagano, de su renacimiento, es el querer “rescatar” dogmas, mitos y creencias desde el judeo-cristianismo. ¿Cuál es el sentido de habernos diferenciado, si a la larga fue sólo un lapsus, un propósito sin verdadera expresión en la vida real?
Soy pagano y llegué a serlo, para liberarme de ese “Dios” despótico, sanguinario y egomaníaco de la Biblia; soy pagano y por eso no creo en “santos”, ángeles, profetas, gurúes, mesías o salvadores, ni tampoco los quiero en mi vida. No los necesito, no existen y, si existieran, no podrían hacer nada relevante por mí, ni por nadie.
Soy pagano y por eso, no quiero nada con Cristo o la Virgen María… Y si estos personajes míticos se parecen en algo a nuestros dioses, sea porque copiaron sus atributos de manera superficial o porque, como humanos que todos somos, solemos imaginar las mismas cosas, no es mi tarea buscar los parecidos sino PLANTEAR y dejar en claro, las diferencias.
Diferenciarse no es discriminar, mucho menos segregar. No se deja de respetar al otro por manifestar con claridad lo diferente que uno es, no se daña a nadie siendo uno mismo y manteniéndose firme y fiel al propio camino.
El librepensador no es aquel que busca ver todo en forma parecida o que se empeña en encontrar las coincidencias, sino aquel que da importancia a lo sutil, a los matices y no hace esto por odiar a lo diferente, sino por amor a la diversidad. El ser verdaderamente libre, no quiere parecerse a nadie, no quiere cuadrar con las ideas ajenas; se diferencia y celebra que otros diverjan; toma distancia y se complace en observar los espacios intermedios, porque ve así un concierto de colectivos, un cosmos de individuos y, no un mar indiferenciado de gris mediocridad, de masas ovejunas y de costumbres heredadas.
El Paganismo es divergencia, transgresión, diferenciación. No buscamos los valores que durmieron por milenios, para mezclarlos con aquellos que los reemplazaron; no redescubrimos a los dioses para luego juntarlos con melosos ángeles, llorosos cristos o “inmaculadas” marías…
¡Diferenciémonos! Que ni está mal ni es intolerante, sino un impulso que favorece a la maravillosa diversidad humana. No gastemos más tiempo en pulir o decorar las cadenas que nos unen al pasado, no invirtamos más energía en tratar de rescatar lo que, tiempo atrás, decidimos abandonar. Olvidemos lo que una vez nos ató a la masa y el costumbrismo ovejuno, a la sumisión y el lloriqueo pusilánime.
¡Diferenciémonos! Porque para ello elegimos ser PAGANOS… ¡Diferenciémonos! Para no malgastar la vida en excusarnos por lo que somos (o no somos).
Autor, antropología, psicología; community manager, diseño y administración web…
Investigador del pasado y los orígenes de las creencias. Dedicado a la reconstrucción y divulgación del Paganismo; a la lucha por el laicismo y el conocimiento científico. Activista de los Derechos Humanos y los Derechos Animales. Ecologista radical. Pagano, liberal. Escritor, librepensador… 44 años de experiencia en la reconstrucción y difusión del Paganismo y el legado ancestral (25 años en la red).
Me gusta lo desconocido, el Erebus, lo que está en penumbras… Valoro tanto la Oscuridad como la Luz, que forman un eterno balance el cual da vida al Universo. Estoy en una jornada, una aventura y una exploración que sólo terminará cuando muera…
«En la arena del debate, sólo cae herida la ignorancia.»