Todas las culturas humanas antiguas practicaron alguna forma de «sacrificio de sangre» a sus dioses, en la mayoría de los casos, incluso humanos (casi siempre abandonados progresivamente, según aumentaba la sofisticación de la cultura y sus valores éticos).
El sacrificio humano fue algo común entre los celtas (generalmente era voluntario), entre los nórdicos (prisioneros de guerra) y moneda común en Canaán (actual Palestina) y Fenicia.
Incluso los romanos, que vetaron y consideraban «barbáricas» a las prácticas de los galos en este sentido, tenían su propia forma de sacrificio humano en la lucha de gladiadores, que comenzó como una ceremonia ritual en honor de los difuntos importantes.
Respecto de los animales, las cosas variaban mucho de cultura en cultura: En algunos casos, se hacía de manera sistemática, en otras ocasional. Sin embargo, era algo casi universal.
Por ejemplo, las palabras «víctima» y «ostia», surgen de los sacrificios de animales a los dioses de Roma, en donde las «victimas» eran los animales grandes (el ganado, por ejemplo) y las «ostias», pequeñas aves (como las palomas).
Hoy en día, los paganos preferimos abstenernos de derramar sangre con fines propiciatorios o como ofrenda a los dioses, usándose elementos simbólicos o bienes o alimentos que no impliquen la muerte de un ser vivo. Sin embargo, este proceso se debe a la consciencia ecológica y de respeto a la vida (derechos animales) que casi todos nosotros profesamos. Se trata de valores que se abrieron camino a lo largo de los siglos, no de un descubrimiento temprano en nuestra especie.
Los antiguos no eran ni más primitivos ni más salvajes por hacer sacrificios de sangre, sólo estaban en un estadio de la evolución de los valores éticos y de la consciencia sobre la Vida, previo al nuestro.
Así como hace 20 años todavía era mal vista la homosexualidad y hace 50 la independencia y los derechos del género femenino, del mismo modo, las personas de hace miles de años no tenían otra manera de vivir que ofrendando a sus dioses parte de lo que la Naturaleza les otorgaba para su subsistencia (porque era lo único que conocían para mantener el orden de las cosas).
Lo anterior, en la vida moderna, ya no es necesario. Por eso es que podemos prescindir de ello. Sin embargo, hay que ver con respeto y consideración a las antiguas prácticas y no entender que eran primitivas o salvajes, sólo porque no se correspondían con nuestros valores del presente.
Es igual para toda otra valoración cultural: Por ejemplo, la mayoría de los paganos sentimos admiración y respeto por un gran civilizador y conquistador como Alejandro Magno, pero eso no quiere decir que pensemos que sería bueno que existiera alguien así en el siglo XXI.
Cada época y cultura tiene o tuvo sus valores y formas de entender la vida. El entender esto a cabalidad y no cerrarse a una moral artificial y temporalmente acotada, es parte básica del ser paganos…
