Me gusta lo desconocido, el Erebus, lo que está en penumbras… Valoro tanto la Oscuridad como la Luz, que forman un eterno balance el cual da vida al Universo. Me complazco en las diferencias, en la pluralidad, en la variedad. Desprecio a la mediocridad, la hipocresía y el fanatismo. Considero que las ideas transmitidas que no pasan por el filtro de la razón, son el más grande de los males de la Humanidad.
Amo ir contra lo establecido, porque ello es el producto de la resignación de las miles de generaciones que nos precedieron; no creo que nada sea válido por ser antiguo, porque se lo crea sagrado o porque lo enseñen en las escuelas. Todo es válido, sagrado y debe ser respetado, si es producto de la razón, la legítima intuición y el intelecto humano, libre de prejuicios.
Me interesa la realidad tal cual es y no «como debería ser», pero presto atención a la «verdad» de cada quien. Estudio la naturaleza humana porque quiero conocer porque somos como somos, cual es nuestro verdadero origen y, quizás, nuestro destino.
Me dedico a la antropología como herramienta para conocer las culturas de todos aquellos que nos han precedido en el camino de la Vida, para poder comprenderlos y rescatar su legado.
Desprecio toda moral basada en el miedo, el prejuicio o el atavismo. Las bases de mi ética son el Humanismo y el Naturalismo (iluminados por el conocimiento científico). Creo en lo espiritual, pero no en la manera pusilánime de quienes buscan un escape o una razón para aliviar su dolor en la vida.
Soy un partidario incondicional del método científico como única forma de conocer y comprender el universo fenomenológico. Creo que la Filosofía es el camino real para aprender a pensar y a conocernos a nosotros mismos y que la experiencia, la información empírica, es significativa pero anecdótica, sólo importante para nosotros mismos (no es transferible a los demás).
La religión, la vida espiritual, es para mi el medio para celebrar la existencia (la presente) y estar en sintonía con el entorno y con el Cosmos. Espero «algo más», pero no me interesa saber cómo es y no hipoteco mi presente tiempo en su búsqueda.
Estoy en una jornada, una aventura y una exploración que sólo terminará cuando muera…
Como una vez dijo Kurt Cobain: «¿Te ríes de mi porque soy diferente? Pues, yo me río de ti, porque Uds. son todos iguales».
Creo que la vida no tiene un sentido ontológico, todos aquellos sistemas que han pretendido dárselo, nacieron de los sueños o pesadillas en la mente de los hombres. Pero sí podemos encontrar un sentido a la existencia, a través de nuestras metas. Como decía Carl Sagan: «¿Quieres ser inmortal? Pues, ¡Haz algo extraordinario!».
Mi sentido de la Vida, es la búsqueda de conocimiento, la comprensión del Universo, de la Historia y de la Mente Humana. Mis herramientas son la antropología, la psicología y el estudio crítico del pasado. Creo que lo único que llevaremos, cuando descendamos a la fría tumba, es el placer que hallamos sentido y el conocimiento que hallamos adquirido… Pues eso es, al final de cuentas, lo que SOMOS.
Considero que el valor más importante es la Libertad, nada vale más o está por encima de ella. Creo en aquello que decía François Rabelais, en su ficción de la «Abadía de Thelema» (luego tomado y ampliado por el gran Aleister Crowley): «Haz tu voluntad», porque somos responsables de nuestro destino y de nuestros actos. Controlamos nuestra vida o dejamos de hacerlo.
Ni los estados o gobiernos, ni las instituciones u otras personas son responsables por nosotros, el destino rige nuestra existencia, pero el papel que hagamos dentro de él, es sólo nuestra culpa o nuestra gloria.
Desprecio y aborrezco el colectivismo y el populismo por su ponderación de la mediocridad y su negación del mérito. Soy liberal y a mucha honra, porque los liberales de antaño fueron quienes descubrieron e implantaron los valores de la Libertad y de los Derechos Humanos.
Me considero humanista a la par de pagano (de línea dura). Soy ecologista radical, en nada me importan los “recursos naturales” de mi país, o los de cualquier otro, sino la Madre Tierra y todos los seres que viven en ella. Soy transhumanista y apoyo a todo medio científico o tecnológico que mejore la calidad de vida de nuestra especie y/o la prolongue, sin segarme por el temor a lo desconocido o por ideologismos de clase o de crianza.
Soy malthusiano, porque creo que el mayor mal de la Humanidad, su único problema de raíz es la explosión demográfica.
Estoy mucho más cerca de Nietzsche que de Marx; prefiero a Wilde antes que a Dickens; a Baudelaire antes que a Shelley y a Sade antes que a Victor Hugo. No creo en Cristo ni en Satán pero, si lo hiciera, sería acólito del segundo antes que siervo del primero.
Creo que debemos dejar de ser «masa» y convertirnos en verdaderos individuos. La solidaridad y la cooperación son el producto de un colectivo de individualidades, no de una masa ovejuna que sigue a un líder, a un gobierno o a un clero.
Soy antagonista de todo «movimiento de masas», individualista y sí, capitalista… Creo que todos debemos tener igualdad de derechos ante la Ley, pero que cada uno debe orbitar según se lo permitan sus cualidades, dotes y lo que el destino le deparara a través de sus genes y su nacimiento.
Considero a la Paz como a un valor importante, pero la veo como el subproducto de la Libertad y la Justicia. Prefiero el combate y la incertidumbre en una vida con Libertad y no la paz producto de una cultura basada en el miedo y la represión, en los dogmas y la chatura mental. Prefiero ser libre y poder decir lo que pienso, a tener el estómago lleno y un techo sobre mi cabeza. La única paz que no proviene del imperio de la Razón, la Libertad y la Justicia es la de los cementerios y la de los desiertos.
Respeto los caminos de las gnosis y las visiones shamánicas. A lo largo de mi vida, incursioné en algunos de ellos. Pero mi sendero es la Ciencia y la Filosofía… Me gusta tener los pies siempre sobre la Tierra.
La Amistad es la relación humana que más valoro. No está signada por la sangre, las leyes o las circunstancias… El departir y/o debatir con personas de diversos intereses y formaciones, es la actividad que más me atrae, porque es la que más conocimientos nuevos genera. En la arena del debate, solo cae herida la ignorancia. ¡Nadie muere en la guerra de las ideas! ¡Todos ganan, crecen y aprenden!
Estoy dedicado a la comunicación y la divulgación, al estudio de los orígenes y las relaciones entre las cosas. Desde que existe Internet, y ahora con las redes sociales, veo las inmensas posibilidades subyacentes para intercambiar información, opiniones y para desarrollar relaciones emocionales, intelectuales y espirituales a niveles anteriormente inexistentes o muy poco frecuentes.
La música es el arte más apreciado por mi. Cada persona que he conocido en profundidad me ha aportado nuevos géneros, grupos y estilos. Mis gustos al respecto son variados, pero no totalmente eclécticos. Mi filosofía de vida e historia personal se identifica más que nada con el rock clásico, el hard-rock y el metal, pero me gustan además el reggae, el blues, la música instrumental; el folk de Oriente y de la Europa Antigua, la música aborigen americana y, por supuesto, la clásica (en especial la sinfónica, las cuerdas y los pianos, aunque también la de «cámara»).
Cómo decía Rick Wakeman, tecladista de la banda Yes: «La música no es de este mundo, no tiene conexión terrestre».
Amo a todas las artes, en especial (además de la música) la pintura, la escultura y la arquitectura.
La verdadera, más sincera y profunda espiritualidad está dada por la expresión artística y por su apreciación y disfrute. Es el mayor de todos los rituales, el que más nos acerca a los dioses.
Creo, como decían algunos sabios hindúes, siglos atrás, que: No existe religión, ley o doctrina superior a la Verdad
. Pero también, como el gran Aristóteles de Estagira, sentenció:
La Realidad es la única Verdad.