Confía en los dioses, cumple tu destino, mantén el balance,
deja tu marca, respeta a lo viviente, haz tu voluntad...
Tal es la naturaleza del camino pagano.
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Con frecuencia leo o escucho el planteamiento de que hay que «respetar a todas las ideas (o creencias)». Pero, ¿acaso es eso correcto y/o deseable?
Los seres humanos somos proclives a los extremos, nuestra evolución cultural obedece a un cierto patrón pendular. Eso puede apreciarse en las modas, las consignas políticas y las actitudes sociales… Tal tendencia no escapa a la forma en que se vislumbra el mundo de las ideas.
En los siglos precedentes, los humanos tuvimos la tendencia de creer que una determinada religión era la «única verdadera»; que había ideologías políticas que superarían el devenir histórico y terminarían con los problemas sociales; que determinadas costumbres y tradiciones eran las «buenas», las «decentes» y todas las demás execrables, decadentes o primitivas; que sólo había una inclinación sexual natural; que sólo existía una moral, etc…
Tal ceguera intelectual y espiritual, ha ido mermando a partir del avance de la Ciencia, la generalización de la educación y el desarrollo de los medios de información, que si bien pueden ser parciales y sesgados, nos permiten cada día menos «vivir en nuestra burbuja» y nos fuerzan a prestar atención al mundo que nos rodea y a la realidad de la Vida.
Los prejuicios religiosos, raciales y sexistas, entre otros muchos, han ido desapareciendo, pese a que todavía queda un largo camino por recorrer.
Ese proceso, deseable como es, parece haber caído en una suerte de extremismo opuesto a lo ocurrido en el pasado: En este auge del posmodernismo, por no ser fundamentalistas, las personas se vuelven totalmente eclécticas y abandonan toda raíz o cimentación para sus ideas y sistemas de creencias; en pos de no parecer racistas o xenófobos, muchos creen que todas las culturas son igualmente válidas y desarrolladas; por ser políticamente correctos, aceptan todo y no cuestionan nada, pensando que «cada quien piensa como mejor le guste y todas las ideas son válidas».
Aquí es donde nace el problema: Todos tenemos el derecho de pensar y creer lo que más nos venga en gana, sin control, limitación o estorbo alguno por parte de los demás; de la sociedad en donde se vive, de los gobiernos, factores de poder o formadores de opinión. Pero de ahí a pensar que todas las ideas son válidas y que toda forma de pensar debe ser respetada, hay un gran trecho y es un error ignorarlo.
Las ideas no son respetables, no deben ser aceptadas sin previo debate, razonamiento y testeo. Las ideas son «cosas», no seres. Por tanto no poseen derechos ni se las puede dañar. Lo que sí debemos respetar, es a las personas que sostienen dichas ideas, se debe aceptar a cada quien tal como eligió vivir y pensar, pero esto no implica, en modo alguno, abstenerse de discutir sus ideas y creencias, sin «aceptarlas» a priori, como si todo fuera más o menos igual.
La Realidad es la única Verdad, como decía Aristóteles, y si bien nadie puede conocerla por completo y, por tanto, nadie es «dueño» de la misma, no todos estamos equidistantes de ella. Por algo, la cultura humana ha desarrollado la Ciencia, la Filosofía y la Tecnología (que nos permite «ver» y «percibir» el mundo mucho más allá de las capacidades naturales de nuestro sistema sensorial) y todas las disciplinas del verdadero conocimiento.
Si bien todos los seres humanos merecen respeto y tienen el derecho de pensar lo que quieran y no obstante, que nuestra obligación ética es no soslayar la libertad y los derechos de nuestros semejantes, tal cosa no implica abstenernos de debatir, dejar de oponernos si es necesario e incluso combatir a ciertos conceptos, ideas y creencias, que son perjudiciales para la sociedad, para la Naturaleza o para determinados colectivos humanos.
No todas las ideas son iguales, no todas son respetables ni todas son válidas. Las personas merecen respeto, consideración y aceptación, como seres humanos que son. El único límite para ello es que no nos agredan o pretendan coartar nuestra propia libertad de pensar o de ser.
Sin embargo, las ideas NO merecen respeto per se. Las ideas deben ser «torturadas» a través del razonamiento, sometidas a la más despiadada lógica y a la contrastación con las evidencias disponibles y luego sí, si fuera el caso de que demuestran su validez, ser aceptadas como parte de la realidad.
Ni siquiera hay que valorar demasiado a las propias ideas, nociones, principios y convicciones, porque de seguro en 5 o 10 años, tendremos cambios en ellas, a menos que seamos personas muy mediocres. Porque sólo los mediocres nunca cambian de idea… Sólo los fanáticos nunca corrigen lo que creen ni refinan sus convicciones a través del aprendizaje constante.
El respeto es hacia la persona, no hacia la idea. El secreto es simple: ¿Dos personas tienen diferentes credos, diferentes ideologías o filosofías de vida? Pues aun así pueden ser amigos, aun así pueden ser buenos vecinos, colegas o pares… Pero eso sólo puede darse, cuando ambas partes pongan a la persona por encima de las ideas, incluso si esas ideas tienen que ver con la fe y los dogmas. Si así se hace, si lo primero es la persona y recién luego viene la idea, el respeto y la tolerancia es fácil, pero no se sacrifica la lógica, el verdadero conocimiento, la Ciencia o la Razón.
Quienes ponen a sus ideas y creencias, a sus dioses o partidos políticos, por sobre las demás personas, no son personas de «fe» ni con convicciones acendradas, sino simples fanáticos, de los cuales es prudente desconfiar. Porque, aun cuando se compartan esas mismas ideas y creencias, son el tipo de individuos que no dudarán en aniquilarnos, si nos movemos un ápice de lo que dicta su particular ideología.
Lo anterior, no implica ser inconsecuente con las propias creencias, convicciones e ideas, sino más bien establecer prioridades: Primero están los seres y luego las cosas, primero están las personas y luego las ideas. Si este concepto hubiera primado en la Historia Humana, no conoceríamos sobre guerras santas, inquisiciones, revoluciones sangrientas o represiones políticas.
Pero por otra parte, las ideas no son respetables en sí mismas. No hay que vivir en un alegre eclecticismo y decir que sí a todo, porque parezca más armonioso y pacifista. La mayor paz se da en los cementerios, en los desiertos… En donde todo es muerte y nada ocurre o se produce. La guerra de las ideas no implica sangre; en la arena del debate, sólo cae herida la ignorancia.
Ninguno de los dos extremos es válido y legítimo: El poner a una idea por encima de los seres humanos, deviene en la barbarie, el fundamentalismo, el fanatismo y los totalitarismos. Pero el aceptar toda idea, con el sólo propósito de no «caerle mal» al otro, de profesar una «tolerancia absoluta», conlleva la renuncia al conocimiento de la Realidad y la complicidad a favor de la ignorancia, el atraso y la mediocridad.
Las ideas y las creencias erradas, deben ser refutadas con datos, evidencias y conceptos racionales. ¡Nunca se debe usar el argumento ad hominem (contra la persona)! Eso, además de ser poco ético, desvaloriza el punto que se quiere demostrar. Pero, así mismo, ¡nunca se debe renunciar a combatir el error y la ignorancia! Porque si se abandona ese propósito, la persona se convierte en cómplice de esas lacras, que son el mayor factor de atraso, infelicidad y dolor en la cultura humana.
Busquemos el punto medio, el camino del centro, tan caro a los que profesamos el Paganismo: Respetemos incondicionalmente a las personas, pero nunca nos rindamos ante una idea, sin presentar la más fiera de las batallas, en nuestra mente y nuestro intelecto.-
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Autor, antropología, psicología; community manager, diseño y administración web…
Investigador del pasado y los orígenes de las creencias. Dedicado a la reconstrucción y divulgación del Paganismo; a la lucha por el laicismo y el conocimiento científico. Activista de los Derechos Humanos y los Derechos Animales. Ecologista radical. Pagano, liberal. Escritor, librepensador… 44 años de experiencia en la reconstrucción y difusión del Paganismo y el legado ancestral (25 años en la red).
Me gusta lo desconocido, el Erebus, lo que está en penumbras… Valoro tanto la Oscuridad como la Luz, que forman un eterno balance el cual da vida al Universo. Estoy en una jornada, una aventura y una exploración que sólo terminará cuando muera…
«En la arena del debate, sólo cae herida la ignorancia.»
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Muy interesante, como pagano es fácil perderse en el eclécticismo si no se conoce mas o menos bien uno mismo, muchos hemos llegado al paganismo despues de un trajinar algo largo buscando nuetro lugar en una u otra religión, solo cuando se conocen ciertas «reglas» estandares o como les quieran llamar y aplicando un criterio objetivo llegamos a la conclusión de que no todas las ideas son compatibles entre si, algunas no representan mas que una diferencia de terminos, otras de reglas, otras de dioses hasta llegar a ideologias completamente opuestas, ( ya hablabamos de wiccanos-angelólogos-demonólogos hasta new agers en otra parte) de como la ignorancia permite esta clase de eclécticismo alegre, algunas veces fomentado por intereses económicos y de cotos de poder.
Por otro lado aunque a primera vista parezca paradójico, no se puede tolerar la intolerancia pues el costo a la larga deriva en hechos tan sangrientos como el nazismo, el holocausto, el comunismo, imperialismo y otras formas de gobiernos radicales y absolutistas. que despues cuestan miles o millones de vidas revertir. las pérdidas no sólo son humanas, sino tambien científicas, culturales y sociales.
En una ocasión platicando con un amigo y profesor antropólogo, nos comentaba a la clase, como partidos politicos y sindicatos gastan grandes recursos en estudios de masas y sectores específicos contratando psicólogos y antropólogos para influir sobre estas de manera favorable a sus intereses, el individuo como unidad se comporta de manera muy diferente que en asociaciones o bien como colectivo y grandes masas, apuntaba mi profesor, una persona en su individualidad aislada es mucho mas abierta al dialogo y la aceptación mutua que en grupos donde se crean y deshacen intereses individuales y colectivos, dejando de lado muchas veces la ética, moral, o principios que jamas violarian en lo individual, variando su comportamiento desde, movimientos sociales pro derechos humanos, animales, ecológicos, sociales, hasta linchaminetos, revoluciones, pandillas, crimen organizado, movimientos xenofóbicos.
En que cambia una horda de gente luchando por los derechos humanos a una turba enardecida linchando y quemando en leña verde a una mujer acusada de brujeria? en la educación individual o colectiva? en los lideres apropiados? en la religión correcta? me voy por la educación por mucho…..
Sin irnos muy lejos o muy profundo, tomemos a los clubes de fútbol soccer como referencia de «tolerancia» considero esto uno de los flagelos de America Latina en cuanto a intolerancia, y lo digo porque me parece absurdo que se discriminen mutuamente un hincha o fan de Boca juniors y uno de River Plate, en el caso de Argentina o de Pumas/America en el caso de méxico ambos clubes en ambos casos asentados en la misma ciudad, siendo que muchos hasta vecinos son y fueron a la misma escuela, unos acusan a los otros de engreidos y los otros los acusan de ignorantes, unos por ricos y otros por pobres y asi…. en que momento un deporte se volvio razón y excusa para la violencia? bien lo decia Jiddu Krishnamurti; la guerra actua como liberación a los instintos criminales, y creo que el deporte esta sustituyendo a la guerra en muchos aspectos, en todos estos casos el común denominador son la frustración propia derivada de falsos valores impuestos, doble moral, mala educación, desempleo, pesimos sueldos y condiciones de vida que fomentan la violencia a la menor provocación. (panem et circenses)?
Estamos muy, pero muy rezagados en cuestión de tolerancia en toda America Latina y esto lo atribuyo personalmente a razones politicas y económicas que impiden una cohesion total de la sociedad y en consecuencia un cambio para bien de politicas económicas y sociales que desbanquen a grandes intereses nacionales y extranjeros, bajo la premisa de «divide y vencerás» y la religiónes tambien juegan sus fichas en este «monopoly» de la vida real.
Es muy interesante todo lo que comentas… Sobre el neopaganismo y la confusión reinante, coincido totalmente contigo. Creo que hay dos problemas en ello (que quizás sean uno solo en el fondo): En primer lugar, está la inercia que uno arrastra por provenir (casi siempre) de un entorno cristiano. Entonces se da que muchos creen en ángeles, demonios (y no precisamente en el sentido griego del término); piensan que Jesús era un gran maestro espiritual (a seguir), etc… Pero también están los otros, que creo yo por pura cobardía intelectual y/o espiritual, dice: «Todas las ideas son respetables», «yo no destruyo mi armonía discutiendo con los demás». No se entiende que en la vida hay que tomar partido, que no se puede vivir en una nube, sin contacto con la realidad o la sociedad donde se vive.
Respecto de la intolerancia, creo que hay una doble capa en todo lo que tiene que ver con su manifestación en lo político, social, racial, religioso, sexual, etc… Primero que nada está el instinto tribal, muy fuerte en los animales sociales, como nosotros los humanos. Eso hace que se tienda a ver todo lo diferente como «malo», «peligroso» o negativo. Pero también están las concepciones falsamente tomadas como evolucionadas: El monoteísmo en lo religioso, que no es la «evolución del politeísmo», sino por el contrario, su degradación y simplificación. La idea de que la estratificación social debe ser eliminada por la fuerza, lo cual ha producido la mayor parte de la sangre derramada en los últimos 200 años, etc… Muchas veces son cosas que «suenan bien», pero terminan siendo nefastas.
Esto me lleva a lo que comentas sobre la «masificación» (por ejemplo las de los «hinchas» de futbol en América Latina). El hombre masificado es un animal, y uno muy agresivo. No existen lineamientos conductuales en la masa, sólo el flujo de la acción establecido por el conductor de la misma. Esto vale para cosas triviales como un partido de fútbol o bien para las grandes revoluciones o eventos históricos. El hombre no puede ser político, moral e íntegro cuando está masificado. La masa es contraria a la civilización, la civilización es un conjunto de individualidades trabajando juntas con un propósito común o, por lo menos, con intereses comunes.
Respecto de América Latina en particular, me temo que la intolerancia está conectada profundamente con la marginación social, pero también y más aún, con el populismo. La persona promedio de nuestro continente está acostumbrada a vivir bajo «líderes», «conductores», «comandantes», «próceres». No se valora la meritocracia ni el esfuerzo personal, lo que equivale a decir que no se asume la RESPONSABILIDAD PERSONAL que se tiene en la vida, frente a uno mismo y a la sociedad en su conjunto.
En nuestro continente, la gente espera que «alguien» («Dios», el Estado, etc…) le arregle la vida, que le de todo lo que necesita y elimine a las causas de sus males y pesares. No existe el sentido común de ver que, en la Vida, cada quien está por su cuenta, que podemos construir esquemas de interés común y de mutuos beneficios, que podemos luchar por la justicia en todos los niveles, pero que eso no se hace clamando, ni saliendo a la calle a romper cosas o tomando un fusil, sino superándose uno mismo y «empujando» al entorno «hacia arriba», con dicha superación.
En nuestro continente se vive pensando en «aplanar» los estratos sociales hacia abajo, nadie piensa en el progreso, en el desarrollo, sino en la revancha clasista y en la eternización de la mediocridad.
En todo este contexto, ambas cosas propuestas en el artículo son muy difíciles: Es difícil ser tolerante y respetar a nuestros semejantes y también es muy difícil pensar por propia cuenta, sin creer que todos tienen razón y vivir asustado de emitir una opinión…
Proyecto de reconstru-cción, divulgación y redes-cubrimiento de todas las tradiciones paganas ances-trales y del legado que ofrecen a la Humanidad.
Esta página, tiene por objeto la difusión y redescubrimiento del Paganismo. Además, el promover, difundir y defender el Paganismo, como religión, forma de vida, filosofía, sistema ético y modo de ver la Vida. Divulgar su naturaleza y contenido, redescubrir sus antiguos valores, historia, mitología y conceptos éticos. Crear un ámbito de debate abierto, donde todo esto pueda generarse con libertad y seriedad.
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Muy interesante, como pagano es fácil perderse en el eclécticismo si no se conoce mas o menos bien uno mismo, muchos hemos llegado al paganismo despues de un trajinar algo largo buscando nuetro lugar en una u otra religión, solo cuando se conocen ciertas «reglas» estandares o como les quieran llamar y aplicando un criterio objetivo llegamos a la conclusión de que no todas las ideas son compatibles entre si, algunas no representan mas que una diferencia de terminos, otras de reglas, otras de dioses hasta llegar a ideologias completamente opuestas, ( ya hablabamos de wiccanos-angelólogos-demonólogos hasta new agers en otra parte) de como la ignorancia permite esta clase de eclécticismo alegre, algunas veces fomentado por intereses económicos y de cotos de poder.
Por otro lado aunque a primera vista parezca paradójico, no se puede tolerar la intolerancia pues el costo a la larga deriva en hechos tan sangrientos como el nazismo, el holocausto, el comunismo, imperialismo y otras formas de gobiernos radicales y absolutistas. que despues cuestan miles o millones de vidas revertir. las pérdidas no sólo son humanas, sino tambien científicas, culturales y sociales.
En una ocasión platicando con un amigo y profesor antropólogo, nos comentaba a la clase, como partidos politicos y sindicatos gastan grandes recursos en estudios de masas y sectores específicos contratando psicólogos y antropólogos para influir sobre estas de manera favorable a sus intereses, el individuo como unidad se comporta de manera muy diferente que en asociaciones o bien como colectivo y grandes masas, apuntaba mi profesor, una persona en su individualidad aislada es mucho mas abierta al dialogo y la aceptación mutua que en grupos donde se crean y deshacen intereses individuales y colectivos, dejando de lado muchas veces la ética, moral, o principios que jamas violarian en lo individual, variando su comportamiento desde, movimientos sociales pro derechos humanos, animales, ecológicos, sociales, hasta linchaminetos, revoluciones, pandillas, crimen organizado, movimientos xenofóbicos.
En que cambia una horda de gente luchando por los derechos humanos a una turba enardecida linchando y quemando en leña verde a una mujer acusada de brujeria? en la educación individual o colectiva? en los lideres apropiados? en la religión correcta? me voy por la educación por mucho…..
Sin irnos muy lejos o muy profundo, tomemos a los clubes de fútbol soccer como referencia de «tolerancia» considero esto uno de los flagelos de America Latina en cuanto a intolerancia, y lo digo porque me parece absurdo que se discriminen mutuamente un hincha o fan de Boca juniors y uno de River Plate, en el caso de Argentina o de Pumas/America en el caso de méxico ambos clubes en ambos casos asentados en la misma ciudad, siendo que muchos hasta vecinos son y fueron a la misma escuela, unos acusan a los otros de engreidos y los otros los acusan de ignorantes, unos por ricos y otros por pobres y asi…. en que momento un deporte se volvio razón y excusa para la violencia? bien lo decia Jiddu Krishnamurti; la guerra actua como liberación a los instintos criminales, y creo que el deporte esta sustituyendo a la guerra en muchos aspectos, en todos estos casos el común denominador son la frustración propia derivada de falsos valores impuestos, doble moral, mala educación, desempleo, pesimos sueldos y condiciones de vida que fomentan la violencia a la menor provocación. (panem et circenses)?
Estamos muy, pero muy rezagados en cuestión de tolerancia en toda America Latina y esto lo atribuyo personalmente a razones politicas y económicas que impiden una cohesion total de la sociedad y en consecuencia un cambio para bien de politicas económicas y sociales que desbanquen a grandes intereses nacionales y extranjeros, bajo la premisa de «divide y vencerás» y la religiónes tambien juegan sus fichas en este «monopoly» de la vida real.
Abrazos!
Anubak.
Estimado Anubak,
Es muy interesante todo lo que comentas… Sobre el neopaganismo y la confusión reinante, coincido totalmente contigo. Creo que hay dos problemas en ello (que quizás sean uno solo en el fondo): En primer lugar, está la inercia que uno arrastra por provenir (casi siempre) de un entorno cristiano. Entonces se da que muchos creen en ángeles, demonios (y no precisamente en el sentido griego del término); piensan que Jesús era un gran maestro espiritual (a seguir), etc… Pero también están los otros, que creo yo por pura cobardía intelectual y/o espiritual, dice: «Todas las ideas son respetables», «yo no destruyo mi armonía discutiendo con los demás». No se entiende que en la vida hay que tomar partido, que no se puede vivir en una nube, sin contacto con la realidad o la sociedad donde se vive.
Respecto de la intolerancia, creo que hay una doble capa en todo lo que tiene que ver con su manifestación en lo político, social, racial, religioso, sexual, etc… Primero que nada está el instinto tribal, muy fuerte en los animales sociales, como nosotros los humanos. Eso hace que se tienda a ver todo lo diferente como «malo», «peligroso» o negativo. Pero también están las concepciones falsamente tomadas como evolucionadas: El monoteísmo en lo religioso, que no es la «evolución del politeísmo», sino por el contrario, su degradación y simplificación. La idea de que la estratificación social debe ser eliminada por la fuerza, lo cual ha producido la mayor parte de la sangre derramada en los últimos 200 años, etc… Muchas veces son cosas que «suenan bien», pero terminan siendo nefastas.
Esto me lleva a lo que comentas sobre la «masificación» (por ejemplo las de los «hinchas» de futbol en América Latina). El hombre masificado es un animal, y uno muy agresivo. No existen lineamientos conductuales en la masa, sólo el flujo de la acción establecido por el conductor de la misma. Esto vale para cosas triviales como un partido de fútbol o bien para las grandes revoluciones o eventos históricos. El hombre no puede ser político, moral e íntegro cuando está masificado. La masa es contraria a la civilización, la civilización es un conjunto de individualidades trabajando juntas con un propósito común o, por lo menos, con intereses comunes.
Respecto de América Latina en particular, me temo que la intolerancia está conectada profundamente con la marginación social, pero también y más aún, con el populismo. La persona promedio de nuestro continente está acostumbrada a vivir bajo «líderes», «conductores», «comandantes», «próceres». No se valora la meritocracia ni el esfuerzo personal, lo que equivale a decir que no se asume la RESPONSABILIDAD PERSONAL que se tiene en la vida, frente a uno mismo y a la sociedad en su conjunto.
En nuestro continente, la gente espera que «alguien» («Dios», el Estado, etc…) le arregle la vida, que le de todo lo que necesita y elimine a las causas de sus males y pesares. No existe el sentido común de ver que, en la Vida, cada quien está por su cuenta, que podemos construir esquemas de interés común y de mutuos beneficios, que podemos luchar por la justicia en todos los niveles, pero que eso no se hace clamando, ni saliendo a la calle a romper cosas o tomando un fusil, sino superándose uno mismo y «empujando» al entorno «hacia arriba», con dicha superación.
En nuestro continente se vive pensando en «aplanar» los estratos sociales hacia abajo, nadie piensa en el progreso, en el desarrollo, sino en la revancha clasista y en la eternización de la mediocridad.
En todo este contexto, ambas cosas propuestas en el artículo son muy difíciles: Es difícil ser tolerante y respetar a nuestros semejantes y también es muy difícil pensar por propia cuenta, sin creer que todos tienen razón y vivir asustado de emitir una opinión…
Un abrazo!!
Oscar