El presente, planea ser el primero de una larga serie de artículos cortos, destinados a cumplir la función de una «FAQ» (del inglés: «Frequency Asked Questions» o «preguntas más frecuentes») sobre Paganismo y temáticas relacionadas.
Esta serie, no estará destinada a paganos avanzados, sino a quienes comienzan en este camino y, así mismo, a las personas de otras creencias que estén interesadas en conocer las bases de nuestras antiguas religiones.
(Los artículos de la «FAQ sobre Paganismo«, estarán indexados en la categoría: «Paganismo > FAQ»).
¿Se puede ser monoteísta y pagano a la vez?
Probablemente, NO. Para comenzar, han existido sólo tres episodios «monoteístas» en toda la historia del Paganismo (universal): La reforma compulsiva de Neferjeperura Amen-hotep IV, en la XVIII dinastía egipcia (h. 1340 a.C.), conocido como «Akhenatón«, el Mazdeísmo de Zarathustra (o Zoroastro), que surgió en Persia h. el 600 a.C. y el bizarro gobierno de Heliogábalo, emperador romano de la dinastía «Severa», entre 218 y 222 d.C.
Si se estudian con atención, los casos de Akhenatón y Heliogábalo, puede apreciarse que se trató de dos tiranos, probablemente desquiciados, que sólo querían la totalidad del poder para ellos mismos. Estos personajes, obligaron a su pueblo, de manera coercitiva, a adorar a dioses menores («Atón», el Disco Solar de Heliópolis y «Deus Sol Invictus» – Dios Sol Invicto, respectivamente), de carácter solar y unívocos; a rechazar al sacerdocio tradicional y al panteón de dioses establecido y a seguir nuevas y extrañas reglas de culto. Para nada eran «líderes espirituales» o algo parecido. Sendos países, Egipto y Roma, volvieron al culto de sus dioses tradicionales tan pronto estos personajes fueron eliminados.
Los new-ages y ocultistas filocristianos, suelen glorificar la figura de Akhenatón, por considerarlo el primer precursor del monoteísmo, esto es erróneo por varias razones: Primero que nada, no se trató de un monoteísmo verdadero, sino de una monolatría, orientada a destruir el culto de Ammón, el dios imperial cuyo culto mantenía a una clase sacerdotal muy influyente. Pero además, dicho supuesto «monoteísmo» aleja, aún más, a este faraón del verdadero paganismo y en ningún caso aporta nada significativo a la tradición del Antiguo Egipto.
El propósito de Akhenatón fue acumular el poder absoluto, en ningún caso crear una religión «revelada» o algo por el estilo. Esa fantasía, todavía vigente, es producto de los egiptólogos victorianos, que al descubrir a un «faraón monoteísta» se emocionaron y lo elevaron a la categoría de profeta o iniciado, cuando en realidad fue un autócrata marginal.
Visto desde la egiptología moderna y neutral, Akhenatón sólo perjudicó a Egipto y a su pueblo, casi entregándolo a las potencias extrajeras, debido a su inoperancia. Hizo colapsar la economía del país y trajo el malestar general al combatir a las instituciones establecidas.
Nadie quería esa nueva religión suya, que parecía más un culto demencial más que ninguna otra cosa. Eso lo atestiguan las cartas de diplomáticos extranjeros que han sobrevivido, que denuncian el que el faraón obligaba a los dignatarios a esperar durante horas a pleno sol y hasta rendir culto a Atón, mirándolo fijamente, lo que dañaba las retinas tanto de éstos, como de sus propios cortesanos.
Desde le época de su padre Amen-hotep III, la dinastía trató de desplazar el poder de los sacerdotes de Ammón hacia la familia real. De ahí que éste se deificara en vida y que su hijo, Amen-hotep IV inventara la nueva religión (en la cual él era el «único» representante de Atón y a veces se auto-titulaba su «hijo»).
Atón era un dios preexistente. Data del Imperio Antiguo, en la ciudad de Heliópolis (Annu), pero a veces se lo confunde con Atum, el Sol de la Tarde, el Padre de la Eneada Divina, lo cual es un error. Se trataba de dos deidades diferentes.
Atón era simplemente el dios del «Disco Solar». Los egipcios, tenían dioses regentes de las cosas sagradas o incluso de las domésticas: Así es que había un dios del grano de cultivo, del laúd o de la red de pesca. Este Atón era sólo el disco que representaba a Râ, personificado como una entidad aparte.
No se sabe porque esta familia se interesó en dicho culto y lo utilizó para sus fines. Pero hay que entender que se trató de una maniobra política convertida a la postre en un culto maniático, no de un proyecto de corte espiritual o de una verdadera «revolución» o «nueva doctrina» religiosa.
Por su parte, el mazdeísmo, que es una religión todavía vigente, sólo puede considerarse pagana en sus aspectos «no-zoroastrianos», es decir, en sus tradiciones politeístas más antiguas -del período indoario, las de los «Deavas» (emparentadas con la antigua religión Védica de la India) o en el culto de deidades como Anahíta (Arədvī Sūrā Anāhitā), quien era la personificación femenina de las aguas primordiales (tal vez de origen indoeuropeo o anterior y vinculada con el prehistórico culto de Artemisa) y también del Amor y la Guerra.
Zarathustra fue un profeta y dejó una pretendida «revelación» a través de los más antiguos fragmentos del Avezta (libro sagrado de dicha religión), que más tarde fuera la base del monoteísmo bíblico. Este personaje, relegó a los dioses más antiguos a lugares secundarios del Cosmos (como en el caso de la diosa Anahíta), los convirtió en sirvientes de Ahura Mazda (en dios único y promordial) o los convirtió (como es el caso de los Deavas) en entidades maléficas.
Finalmente, Marcus Aurelius Antoninus Augustus, conocido más tarde (luego de su muerte) como Heliogabalus, fue un emperador prácticamente adolescente, quien abolió el culto de Júpiter como deidad suprema del panteón imperial y lo reemplazó por el Solis Invictus, que era una deidad menor, algo parecido a lo que más de 1500 años antes había hecho Akhenatón. Este emperador, obligó a los altos funcionarios de Roma a adorar a dicha deidad y dedicó su corto período de gobierno al desenfreno sexual y las conductas más bizarras.
Se dice que su concepción híbrida respecto de la divinidad, era la de un dios Sol, que veía a ser la mezcla entre el Baal semítico/púnico y el Helios (o Febo) grecolatino. En cualquier caso, fue asesinado a tan sólo la edad de 18 años y todas sus reformas se revirtieron con rapidez.
Por lo que puede verse, a un nivel histórico, el paganismo es intrínsecamente politeísta. Pero además, existe una razón ética y filosófica para rechazar la idea de un dios único, sea cual sea este: Los paganos somos pluralistas, nos gusta la variedad, la libertad y la multiplicidad. No existe posibilidad de desarrollar estas cosas bajo la regencia de una deidad única y monárquica, sin otros poderes que la limiten.
El monoteísmo abrahámico (suele llamarse así a toda religión derivada del tronco bíblico), ha sido la causa de la mayoría de las masacres, odios e intolerancia, que han tenido relación con lo religioso, a lo largo de los últimos 3000 años y todavía puede verse que esto continúa (particularmente a través del integrismo islámico).
El culto a un dios unívoco y absoluto, plantea la idea de que se es dueño de la Verdad y la persona que así piensa, se siente libre para hacer cualquier cosa, sin limitaciones éticas. Si el otro no está de acuerdo, se lo elimina o se lo fuerza a seguir la propia doctrina… No es ni más ni menos que lo que ha ocurrido a través de la Historia Humana, con la destrucción del paganismo ancestral, las Cruzadas, la Inquisición, la quema de brujas, la aniquilación de aborígenes en América entre otros muchos eventos aberrantes.
Por otra parte, en un culto monoteísta, no hay lugar para representar a los dos géneros, sin los cuales la vida, la existencia y todos los aspectos de la Naturaleza no pueden manifestarse, por ello, para ser pagano, hay que creer al menos en una dualidad de dioses (duoteísmo), uno masculino y otro femenino (tal como hace la tradición Wicca), siendo mucho más común y extendido el culto a un panteón múltiple, muchas veces con una cantidad indeterminada de deidades.
El paganismo rechaza de manera tajante el teísmo monárquico (un dios único, «rey del Universo») y la «revelación» profética (Toráh, Biblia, Corán, etc…). En nuestras religiones, los dioses se manifiestan a través de la Naturaleza o nuestra espiritualidad interior, nunca mediante profetas, «libros sagrados» (revelados) o caminos excluyentes.
Dentro del cualquier colectivo o tradición pagana, generalmente existe un dios supremo, pero éste es sólo quien rige por sobre los demás (la mayoría de las veces, de manera circunstancial), en ningún caso es todopoderoso ni puede ser considerado la síntesis de todas las divinidades.
Tampoco es válido pensar que otras divinidades, son las manifestaciones o «extensiones» de dios principal. Las pocas veces que puede leerse esto, es más bien un intento simbólico, de corte filosófico o bien la pretensión de algún clero local (como fue el caso de Ammón, en Tebas, Egipto, durante el final de la dinastía XVIII o a través de todo el tercer período intermedio).
La pluralidad de dioses y la aceptación de las divinidades de los demás, sean estos nuestros vecinos u otros pueblos, es una de las características básicas y siempre presentes en el Paganismo…
Es lícito decir: «Si crees en un solo y único dios, entonces no eres pagano».
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Nota: Cosa diferente es a que dioses, cada quien, pueda rinda culto. Es válido para un pagano (aunque no demasiado común ni recomendable para el progreso espiritual) el rendir culto a una deidad particular de cabecera, pero siempre aceptando la existencia real, como entidades o fuerzas cósmicas objetivas, de todos los otros dioses del panteón elegido y también los correspondientes a todas las demás tradiciones (ya que el paganismo no pretende exclusividad en su validez o veracidad, ni para un panteón en particular, ni para todos los que lo componen en general).
También consultar: Bases del Paganismo
Autor, antropología, psicología; community manager, diseño y administración web…
Investigador del pasado y los orígenes de las creencias. Dedicado a la reconstrucción y divulgación del Paganismo; a la lucha por el laicismo y el conocimiento científico. Activista de los Derechos Humanos y los Derechos Animales. Ecologista radical. Pagano, liberal. Escritor, librepensador… 44 años de experiencia en la reconstrucción y difusión del Paganismo y el legado ancestral (25 años en la red).
Me gusta lo desconocido, el Erebus, lo que está en penumbras… Valoro tanto la Oscuridad como la Luz, que forman un eterno balance el cual da vida al Universo. Estoy en una jornada, una aventura y una exploración que sólo terminará cuando muera…
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Muy buen punto y explicación, sin embargo debemos tener en cuenta que el paganismo se nutre de un sin numero de religiones (paganas)… Ya que cada culto tiene su panteón o dioses a quienes rinden culto… Pero entiendo que el paganismo es un estilo de vida y no una religión… Por lo que un pagano en su camino espiritual puede sentir que rinde culto a una sola deidad que llena sus necesidades (no necesariamente), pero no dejaría de ser pagano si esta deidad es de carácter natural/espiritual y esta fuera de las creencias judeocristianas… incluso me atrevería a decir que podrías ser pagano sin creer en dioses ya que como dije es un estilo de vida, las religiones son creencias que tienen distintas personas que son paganas… Pero no hay una religión pagana si no muchas y hay que hacer la diferencia… Ya que algunas de esta estaban mas dirigidas al culto y respeto de sus ancestros y no enfocadas en divinidades… También hay que respetar el tipo de relación que tiene el individuo con lo divino, por ejemplo… Yo soy odinista y no veo a Odín como un dios todo poderoso ni creador de las cosas, etc… Lo veo como un amigo, compañero de camino, consejero y protector… No soy mitológico, soy espiritual… y veo las historias y leyendas mitológicas como símbolos de lo que podemos esperar en nuestro camino… A los dioses de cada cultura o civilización los veo como esos seres iluminados llenos de energía de la luz que ya han trascendido y son liberadores del espíritu y de las mentes de sus pueblos… El mundo elemental y los maestros ascendidos son parte de nuestro mundo y a mi entender no deben separarse como algo sobre-universal… gracias…