Nadie dijo que nacemos para ser felices… La Felicidad existe, pero es sólo un momentáneo estado de la mente, una trivial mezcla de endorfinas en nuestro cerebro. La misma es a la Vida, lo que la lluvia es al clima o lo que un sismo, a la Tierra. Llega sin avisar y se va rápido e inesperadamente…

No obedece a ciclo alguno, ni estacional, ni celeste… Es algo caprichoso y, por lo general, en nada depende de nosotros…

La Vida no es para ser felices, sino para buscarle un propósito… No hay un sentido ontológico para la existencia, las cosas son “porque son”. Pero la mejor manera de transcurrir los días de nuestra vida, es buscar un sentido y un propósito personal para emplear ese tiempo.

En la coherencia, y en el éxito, que logremos en dicha empresa, es donde encontraremos la paz espiritual y la serenidad para afrontarlo todo.

Los buscadores de la “felicidad”, son como girasoles, que pasan su vida cambiando de rumbo, siguiendo vanamente el curso de algo que está fuera de su alcance, sin importar cuánto se esfuercen. Se afanan cada día por encontrarla, por conseguirla. Para una vez hallada, sufrir cada segundo por el temor de perderla.

La Felicidad son sólo momentos, instantes en el transcurrir del Tiempo. Pero el legado que dejamos es eterno. No importa que nos olviden, no importa cuán célebres o anónimos lleguemos a ser en vida. Todo individuo deja su marca al pasar por la Tierra, al caminar sobre ella… La cuestión es de que tipo: Si mayormente serán cicatrices o llegarán a ser mejoras, un verdadero legado; si es algo que ha hecho progresar el conocimiento, tocando las vidas y expandiendo la consciencia de otros o, por el contrario, las ha arrastrado a la ignorancia, la miseria y la estupidez.

Si existe una «verdadera felicidad», es la serenidad interior de conocer que uno se ha realizado como persona, que ha sido siempre fiel a sus principios, metas y valores. Pero nunca, tal cosa tiene que ver con ese «perfecto estado de bienestar», que muchos buscan en vano durante toda su vida, gastando su energía, tiempo y esfuerzo en pos de ello…

No hace falta buscar la Felicidad, ésta llegará sola si las fuerzas de la Madre Naturaleza y las cadenas causales que nosotros mismos hemos desatado, a través del tiempo, así lo determinan.

Pero sí es necesario buscarle un sentido a la Vida, porque el día postrero, cuando nos toque cerrar los ojos, por última vez, el horror nos invadirá si nos percatamos de que hemos vivido en vano, rotando como los girasoles al «ritmo» de otros, y no dejamos ni siquiera una marca en las piedras del camino, al menos con el propósito de atestiguar, que hemos vivido…