Para responder a esta pregunta, es necesario aclarar primero que no soy wiccans (wiccano). Por lo cual, mi respuesta será teórica (aunque, según creo, completamente válida en función de conocer a dicha religión y haber estudiado sus formas y tradiciones desde hace muchos años).
La Wicca comenzó, en los tiempos de Gerald Gardner como una tradición iniciática, formar y con estructuras prefijadas. A través de las décadas que lleva de existir (unos 70 años), ha ido diversificándose, primero en tradiciones y covens también formales y apegados a los linajes originales y luego ya en grupos totalmente eclécticos (y por tanto totalmente «libres» a la hora de diseñar sus prácticas, rituales; elementos de trabajo, etc…).
No es mi propósito aquí, el pretender evaluar cual camino es mejor o más «auténtico». Sencillamente, digamos que existe toda esa variedad, como un hecho de la realidad.
A todo esto, hay que agregarle los wiccans practicantes en «solitario», los cuales (si bien no cuento con información estadística fiable ni conozco ningún censo que se haya efectuado sobre el particular), creo que son la mayoría de los que existen en la actualidad.
Ahora, con este panorama, mi respuesta tiene dos categorías que considerar:
Para los que practican alguna tradición formal de la Wicca, es imprescindible atenerse a los tiempos, formas, rituales y elementos que esa tradición establezca. Salvando las distancias, es como si un miembro de la ICAR dijera: «Ah! Yo quiero ser católico pero me parece que la misa se debería hacer de forma diferente». Bueno, eso no es válido… Si uno pertenece a una religión institucionalizada, debe adherirse a sus normas y formas, porque esa, precisamente, es la cuestión central de una religión (de ese tipo): El tener prácticas ya probadas y el someterse a ellas y a la experiencia de los que ya las han transitado, par obtener los mismos resultados que ellos.
Por tanto, en este caso, la respuesta es sí, la «parafernalia» es necesaria, según lo haya establecido la tradición y los elders que dirigen los covens correspondientes.
Pero luego tenemos el segundo caso: El de los wiccans practicantes en solitario. Todas estas personas no adhieren a ningún coven ni se ciñen (necesariamente) a nada establecido. Practican en «solitario», justamente para dar rienda suelta a su intuición, creatividad y naturaleza personal.
En este caso, no hay reglas establecidas y cada quien sabrá, que es lo que necesita para manifestar su espiritualidad y poder estar en contacto con la Naturaleza y el panteón de dioses al que haya elegido para rendir culto.
Vale decir, en este caso, es lo opuesto de lo anterior: La persona optará por usar los elementos que considere convenientes y descartar los que no. Sin mayores problemas o consecuencias.
Nadie avanzará más o menos en su camino espiritual, por usar un método u otro, por manejarse con cantidad de herramientas rituales o con ninguna. El punto es que hay tradiciones ya establecidas a las que, si se pertenece, hay que respetar y caminos en solitario que dan la libertad total en ese sentido.
Cada persona deberá buscar y optar por la forma que más le parezca adecuada para su vida, para sus circunstancias (hay regiones del mundo en donde no existen covens disponibles) y para lo que desee aprender.-