Patrocina a Reflexiones Paganas!!

Calendario de Posts:

diciembre 2025
D L M X J V S
 123456
78910111213
14151617181920
21222324252627
28293031  

Archivos

Grupos:

Próximo Sabbat:

Festival de Samhain en el Hemisferio Norte || Festival de Beltane en el Hemisferio Sur.

Posición Solar:





El Sol se encuentra en Sagitario

Certificaciones:

- Blog Registrado -
Reflexiones Paganas
IBSN: 2565-157-8-50
Propiedad de:
Oscar Carlos Cortelezzi.

[Reputación del Sitio]

Reflexiones Paganas es un proyecto concebido para desarrollar ideas de todas las tradiciones paganas ancestrales; volver a descubrir el modo de vida, la ética, estética y la filosofía que profesaban las personas de la Antigüedad, para luego adaptarlas a la modernidad. Sin embargo, este blog no se limitará a desarrollar únicamente temáticas religiosas, sino a todo lo que directa o indirectamente, sea susceptible de verse con ojos paganos.

La idea, es de crear un ámbito donde se pueda exponer el pensamiento ancestral, pre-cristiano, verdaderamente pagano; sus bases y fundamentos, sin mixturas o sincretismos (generalmente desafortunados). Se buscará, por un lado, orientar a quienes comienzan a transitar el sendero; pero también, informar y hacer reflexionar a aquellos que profesan otras creencias, ya que existe una gran desinformación y muchos malos entendidos al respecto de lo que, genéricamente, se suele englobar bajo el término de Paganismo.


Tiempo de lectura: ~9 minutos. 2442 palabra(s).

Al abrir los ojos, o al creer que eso hacía, como primer acto consciente, luego de estar dormido, ausente o desmayado, ya que hasta mucho después no habría de saber de cuál de esos estados me había recuperado, pude ver un cielo rojizo, casi monocromo, notoriamente diferente al de un alba u ocaso normal y con unas tonalidades extrañas, como si ciertos matices de la luz que se filtraban entre las densas y omnipresentes nubes, bordearan el rango del espectro electromagnético inferior al rojo, que a pesar de mi evidente paupérrima memoria, barrunté como algo que no era un fenómeno normal, que fuera parte del mundo natural que mi mente creía conocer.

Además, esas extrañas nubes lucían a la vez vetas iridiscentes como si el sol, que aunque ausente a mi vista, las bañara, a la par de con su habitual calor y luz visible, con alguna radiación extra, que en los altos estratos de la atmósfera inflamaba gases normalmente no presentes allí. Todo esto, más otra capa más fina y transparente y mucho más baja de humo o partículas grises de alguna clase, las cuales formaban volutas de caprichosas formas y diseños, daban al aspecto general del cielo un aire ominoso, funesto y lleno de extraños presagios que mi mente, aún abrumada y confundida, no era capaz de comprender ni de dejar de temer.

Este particular estado atmosférico, abarcaba toda la bóveda celeste, lo cual pude comprobar cuando logré, un poco más tarde, incorporarme y ver el panorama completo que me rodeaba.

Lo segundo que noté, aunque si dijera que fue una sensación pecaría de impreciso, porque más bien lo recibí como simple “información sensorial” en mi intelecto, es que mis manos y dedos, al tratar de afirmarse para poder sentarme, ya que mi posición era totalmente horizontal, sobre un suelo que, adiviné, era de una playa, por el cercano sonido de las rompientes olas del mar, encontraron no arena ni pequeños pedruscos costeros o restos calcáreos normales, que son las texturas comunes en la mayoría de los casos, sino un polvo fino, casi impalpable, que se pegó a mis palmas y mis dedos más como la ceniza del tipo producido por la combustión de materiales orgánicos que como los granos de la arena normal, más rica en silicatos que en carbono.

Por otro lado, al seguir observando el paisaje onírico o quizás alienígena que me rodeaba, me di cuenta que el suelo, a la par de ese polvo notoriamente gris, que a pesar de la luz sanguinolenta que lo iluminaba no modificaba su tono ceniciento, el suelo también contenía lo que parecían huesos molidos o erosionados por el agua del mar. Esos fragmentos eran siempre muy pequeños, tanto así que no pude, a pesar de escarbar e indagar largo rato, aún sin poder pararme, por la confusión, la falta de fuerza y el asombro que mis percepciones me ofrecían, darme cuenta de qué clase de animales eran, aunque, por supuesto, al ser ya parte del sedimento de la playa, inferí que pertenecerían a múltiples especies.

Mientras seguía tumbado en la playa, levemente reclinado sobre una roca muy redondeada por la erosión eólica y por el oleaje, para analizar mejor este peculiar sedimento, tome un puñado del mismo y forzando bastante mi vista, pude reconocer un pequeño porcentaje de arena normal, tan ínfimo, que no se notaba en el suelo ni alteraba su textura, pero que me dio a entender que eones atrás, esa playa había sido similar a las que cualquier individuo que, alguna vez, hubiese visitado el mar, habría podido reconocer.

Al fin, sin lastimarme porque nada en ese extraño suelo era filoso o punzante, pero no sin mediar un enorme y penoso esfuerzo, como el de aquel que debe abandonar la cama luego de largos días de luchar contra una debilitante fiebre, pude pararme y revisar mi cuerpo, viendo que estaba tan cubierto del mencionado sedimento ceniciento que casi era imposible quitármelo, como si algún elemento calcáreo o salitroso lo hubiese estado depositando por años sobre mi piel, lo cual, desde luego, era imposible.

Por lo que yo sabía, o creía saber, sólo había yacido en la playa no más de unas pocas horas… El no estar hambriento, sediento o sufriendo de hipotermia era una sólida prueba de ello.

Aunque no me molestaba esa, llamémosle, suciedad, quise lavarme en el mar, pero al observarlo, lo vi muy lejano, siendo que la playa cubría kilómetros de ancho y sentía que no tenía las fuerzas suficientes para llegar hasta el agua. Esto, a la par de que, en mi mente, un instinto impreciso e intermitente, me decía que el líquido que hallaría si me acercara a las olas, tampoco sería el agua natural del mar.

Otra cosa digna de referir es que, continuamente, pero variando en intensidad y densidad, una brisa levantaba nubes de esa extraña ceniza y llegaba a opacar la roja luz del cielo. Era curioso el ver que el polvo y los detritos a veces le jugaban inquietantes bromas a mi cerebro alterado, mostrándome pareidolias a través de las cuales veía surgir otros seres levemente antropomórficos de entre el polvo, pero también otros más de formas animales, algunas conocidas y otras totalmente ajenas a mi relativamente sólido conocimiento de la historia biológica de la Tierra.

Observando el fenómeno, no tardé demasiado en descubrir que la constante exposición a las mismas había sido la causante de la lenta formación de esa cuasi-caparazón que me cubría. Extrañamente, sin embargo, no molestaba a mis ojos y no provocaba en mí sensación táctil o termal alguna, porque a pesar de sentir su roce, me era totalmente inocua.

Comencé a caminar en una dirección que imaginé era el Oeste, porque la luz era más fuerte en ese horizonte, más variada en tonos, a pesar del omnipresente rojo, y no parecía aumentar, sino disminuir, pero muy lentamente… Más de lo que debería ser un ocaso normal, recuerdo que llegué a pensar.

No sé cuánta distancia recorrí, porque no había punto de referencia alguno para saberlo. De un lado, sólo veía kilómetros de playa cenicienta y muy lejos un aparentemente tranquilo mar, donde noté, sin embargo, lluvias intermitentes, pero que ni siquiera una leve humedad aportaban a la zona donde yo deambulaba y del otro, sólo piedras yermas y dunas de esa extraña mezcla de huesos molidos que ya mencioné.

Hasta ese momento, mi mente estaba tan ocupada y confundida por el insólito y desconocido paisaje que veía, que no me detuve a pensar en mí… En mi actual condición ni qué extraño evento me había llevado a la misma. Mi mente permanecía semi-adormecida, percibiendo todo como si fuera una experiencia onírica peculiar y hasta interesante. Sin embargo, sin mediar factor alguno que disparara el cambio y como quien despierta de un profundo y largo sueño, me aterrorizó de pronto el hecho de que apenas me reconocía a mí mismo…

Reflexionando ansiosa y profundamente, y pasado un largo rato, la monotonía de mi caminar sin rumbo, me ayudó a darme cuenta de que había olvidado quién era, pero que poseía incontables recuerdos e impresiones de quien, quizás, podía haber llegado a ser. Pero esto, lejos de aclarar mi mente o de tranquilizarla, dándome las respuestas que tanto necesitaba, la apabulló y saturó, dado que no sabía cuáles de las escenas y personajes que llegaban a mi consciencia, eran parte real de mi presente vida… Desde luego, no podían ser todas, ni tan sólo una pequeña parte de los mismos, no sólo debido a su desmesurada abundancia, sino a la variedad de edades, épocas, géneros y condiciones de vida desde donde parecían haberse originado.

Recordé a un joven pescador de cangrejos, enredarse entre las sogas de las jaulas de su navío y ahogarse en el mar helado del Estrecho de Bering. Capté cada momento de su agonía y de cómo, una vez muerto, pequeños peces dispusieron de sus restos para alimentarse, también captando el hambre y el instinto agresivo de esos seres marinos que lo devoraron.

Vi a una hermosa joven, en la cima de un acantilado, que no parecía geográfica ni geológicamente cercano a donde yo me encontraba ahora, con un mar embravecido pero de color normal, como también lo era el aspecto y color de aquel cielo. La mujer vestía ropas victorianas costosas y formales, y llorando desconsolada, se dejó caer sobre las rocas, que entre las rompientes olas, estaban 100 metros por debajo, para luego también ser, lenta pero inexorablemente, reclamada por el mar y sus criaturas.

Observé otra escena, a travez de los ojos de un hombre obeso, calvo y de movimientos torpes, jugando en el agua con unos niños, segundos antes de que una inmensa ola los tragara a todos ellos. Recordé sus ahogos y su desesperación y luego, de nuevo, a los tiburones y a otros carroñeros marinos que dispusieron de sus cuerpos. Otra vez pudiendo sentir el hambre y el instinto predatorio de estos al luchar por la comida, como si formaran parte de mi mismo.

Me percibí como un hoplita ateniense, ahogándome lentamente luego de haber caído al agua al ser embestida mi nave por otra persa en la Batalla de Salamis y ser incapaz de nadar con 24 kg de bronce encima.

Rememoré el desasosiego y hasta el temblor de los cuerpos, producto del incontrolable pavor, de un grupo de niñas polinesias entregadas al mar como ofrenda a algún temible y oscuro dios de las profundidades, para calmar la furia de las olas que parecían ir deglutiendo a su isla con el paso de los años. Pude sentir su muerte por sed e insolación y, finalmente el como, luego de que la canoa sucumbiese a las olas, un cardumen de peses sólo dejara sus huesos como parte del sedimento marítimo.

Sufrí la lenta, penosa y desesperada asfixia de un grupo me marineros de un submarino alemán U2 de la Primera Guerra Mundial, luego de encallar en el fondo del mar por un fallo irreparable de su nave.

Sentí el pavor de miles de almas en incontables naufragios, el horror de las víctimas de escualos en las playas cálidas de otros tiempos. Colgué de la ahorca y luego fui arrojado a las profundidades oceánicas siendo castigado así, en razón de que un rapto de ira me hizo golpear a un oficial superior en un navío militar de la era napoleónica e incluso alcancé a recordar existir como formas vivientes de los océanos durante eras muy anteriores a la aparición de los homínidos.

Pero una imagen se repitió más que nunguna otra, la de una mujer de negro, con ropas invernales, al borde de un mar suavemente lluvioso y con olas ruidosas pero rompiendo lejos de ella, llevando una urna funeraria y llorando a tal punto que la humedad de la lluvia y las olas no disimulaban sus lágrimas. Ella arrojaba las cenizas que el recipiente mortuorio contenía a las aguas, pero gran parte de las mismas eran reclamadas por el viento y la playa.

Curiosamente, y si bien esta era la imagen que más se repetía, el rostro y el aspecto de la mujer nunca eran los mismos. Ni sus ropas ni el color de su cabello, su estatura ni otros detalles dejaban de variar continuamente.

Todo eso me aportó una serie de ideas que me permitieron empezar a comprender lo que estaba ocurriendo, pero una última pista me las confirmó… Cuan epifanía, de pronto me di cuenta que el mundo entero estaba muerto, el mar ya no tenía organismos vivos y había perdido gran parte de su volumen, concentrando su salinidad y llenando sus aguas con compuestos químicos incompatibles con la vida, debido esto a la erosión de millones de años de costas y a la acción de la plaga que fue aquel ser inteligente que alguna vez dominó la Tierra. Los cielos no dejaban ver aves o insectos y ningún sonido proveniente de fuentes orgánicas había vibrado en el aire del planeta desde incontables eras pretéritas. La playa era, simplemente, un depósito de restos funerarios, creados por la Naturaleza al moler conchas y huesos y por la industria humana al quemar los restos de los fallecidos. El rojo continuo del cielo presagiaba el cercano final de nuestro astro y explicaba la ya antigua muerte del planeta y de la vida en el mismo.

¿Pero quién era yo y quiénes esas otras sombras cenicientas que deambulaban sin rumbo, lejanas a mí, que ya me había persuadido que no eran simples pareidolias producto de mi trastornada consciencia y que, además, eran claramente visibles en la extensión interminable de la playa?

La respuesta era triste pero simple: Nada más que fragmentos de consciencia de billones de seres, que el viento y el mar recambiaban continuamente, tomando de los restos de quienes habían vivido, retazos de recuerdos, sensaciones y experiencias.

Ahora ya estaba claro, la razón del por qué recién desperté a la consciencia en un período en que el sol ya había completado su secuencia principal como estrella, comenzando su lenta transformación en gigante roja y preparándose para calcinar a los mundos internos del sistema solar: Yo no era nadie en sí, sino un conjunto lo suficientemente grande y complejo de remanencias, de ecos de lejanas consciencias que, todos juntos, simulaban a algo parecido a lo que eones atrás había sido un homo sapiens.

Era menos que un espectro, ya que me parecía más a un manojo de residuos amontonados por el viento en un rincón de las piedras de una tierra yerma, que a un espíritu perteneciente a una persona que tuvo una vida real hasta ser reclamado por la invencible Muerte.

Existiría sólo hasta la próxima fuerte brisa, hasta que el viento y el mar recombinaran los vestigios de quienes una vez vivieron, otra vez, de otra caprichosa y aleatoria forma, como lo vino haciendo desde que la vida pasó a ser un recuerdo, en este moribundo mundo que alguna vez, una especie de simios bípedos, llegó a nombrar como Tierra.

Me sentaré en la ceniza, esperando volver a ella. No hay dolor ni pesar en este ciclo, sólo anodina futilidad… Y ahora que las fuerzas naturales ya están prontas a reclamarme al olvido, me pregunto: ¿En realidad, fue diferente para aquellos que alguna vez tuvieron una verdadera vida? Una vez tragados por el mar, una vez depositados en las lúgubres tumbas, ¿algo más que sombras y olvido, que polvo y cenizas les ofreció la Eternidad?

No puedo responder a eso, ni tampoco importa… Ahora todos, de algún modo, son parte de esta playa y de este mar sin vida… y es así que ya nunca nadie podrá dar respuesta a eso, jamás…

[Use copiar (Ctrl + C) y pegar (Ctrl + V)]

Tiempo de lectura: ~4 minutos. 962 palabra(s).

La gente que resigna sus pasiones, propósitos y anhelos, con los cuales vivió las primeras décadas de su vida; que dejó de escuchar la música que la marcó en su juventud y que olvidó los ideales que le motivaban al despertar, cada mañana, no ha madurado, ha concedido, se ha fosilizado, resignó su esencia y programó su mente con los valores e intereses de otros…

Tales personas, se doblegaron ante la mediocridad general, ante el costumbrismo ovejuno, ante repugnantes y falaces ideologías, porque les valió más su predecible rutina y su nicho de confort y seguridad, que su identidad y sus principios.

Madurar no es abandonar la propia identidad ni lo que fue importante en los buenos años de la vida, es reconciliarse con el ciclo de la vida y la muerte, es abandonar los lazos y apegos inútiles, sacudirse a parientes, parejas o allegados tóxicos y triviales para la propia vida y enfocarse en dejar un legado antes de partir de la misma. Madurar no es cumplir el rol que otros pretendieron signarnos, tal cosa es, por el contrario, el mayor de los fracasos.

El que vive cumpliendo un rol asignado por otros, no vive, subsiste y el día en que sus ojos se cierren por última vez, sentirá el vació y la desazón de haber vivido en vano y cuando el abismo de la Muerte se abra delante de sus ojos, también surgirá otro detrás… El de una vida que se vivió sin razón, sin sentido y sin propósito.

La vida en sí, no tiene sentido, no tiene un significado global y universal, pero nosotros podemos darle uno propio, nacido de nuestra libertad, individualidad e identidad irrepetible y ese sentido y propósito, ha de reverberar en la eternidad marcando la evolución del Cosmos con un ser único y singular (cada uno de nosotros), siempre que ese significado haya sido elegido con sinceridad, con valor y con fidelidad hacia uno mismo.

Sin embargo, si el propósito nos lo da otro, si el sentido nace de una tradición, dogma o costumbre dada, sólo la sombras del olvido esperarán a esa persona…

Porque cualquiera tiene el valor de cumplir con las expectativas de otros, ser exitoso y bien ajustado a la sociedad. El premio se antoja grande y fácil de obtener en esos casos: La aceptación, el reconocimiento dentro del rebaño e incluso el privilegio de ser parte de la “elite” del mismo.

Pocos, sin embargo, pueden vivir teniendo el valor de ser lo que su voluntad consciente les ha dictado, incluso hasta las últimas consecuencias. Sólo algunos son capaces de renunciar al rebaño y vivir como lobos o águilas, viendo desde lejos, y en la soledad, la triste danza del colectivo domesticado.

Hay que considerar que, en 100 años, nuestros nombres serán olvidados, pero las marcas que hemos dejado en el mundo, no… Cada uno de nuestros actos quedará integrado a las cadenas causales del Universo, para siempre.

No hay nada ni nadie en la vida que justifique el torcer nuestro destino. Nada ni nadie, ni mortal ni inmortal, ni real o imaginario, merece tal sacrificio.

Somos islas en un mar infinito, llamaradas fugaces en medio de la eterna oscuridad. Nuestras vidas pasarán, nuestro legado, no… Incluso si el mismo se convierte en anónimo, perdurará a través de las cadenas causales que conectan al primer instante del universo con el último. Pero para ello hay que tener el valor de vivir como dicta nuestra voluntad y sentido de la vida y no con las normas, dogmas y supersticiones o costumbres que otros nos inculquen o traten de forzar a seguir.

La Vida no es un camino de búsqueda de la felicidad, la Vida es un sendero de búsqueda de la trascendencia, a través de las marcas que dejamos y que preferentemente no deben ser cicatrices, ni en la Madre Tierra ni en los demás.

Quien logre vivir así, no temerá a la Muerte, no pensará que su vida fue en vano o que la existencia no tuvo sentido. Quien logre vivir de ese modo, trascenderá su propia miserable animalidad y cambiará el instinto de reproducirse como conejo o de triunfar como personaje de una historieta y se sentirá dueño de sí y, un día, recibirá a la Muerte, como una amiga, que le dará la paz y el descanso al final de la jornada. Así la verá y no como el horror de lo inexorable o lo desconocido.

La voluntad es la única ley para el humano que se ha podido sacudir los dogmas, las moralinas y las ideologías.

Es mejor reinar en el infierno que servir en el cielo. Es mejor ser dueño de sí y ser infeliz, que feliz y marioneta de otros.

Cuando el día de cerrar los ojos llegue, cuando la dulce Parca nos llame, sentir que nadie nos doblegó, que a nadie nos sometimos y que transitamos nuestro camino sin las limitaciones impuestas por otros, nos hará dar el último suspiro con una sonrisa en los labios, sabiendo que hemos vencido en el camino de la vida.

El temor a la Muerte no tiene sentido alguno, pero el vacío que nace de una vida sin profundidad, sin deseo de comprender la naturaleza del Universo, de la Vida y de nosotros mismos, transcurriendo cada jornada en triviales convencionalismos, sólo para un día fenecer, debería ser el mayor terror que podamos presagiar, para cuando el postrero momento nos llegue…

El valiente no desdeña el temor a la Muerte porque desee morir, no la teme porque nunca se doblegó ni dejó de ser él mismo y su fin sólo será el corolario de su aventura existencial.

Vivir de otra manera, es para ovejas de un rebaño, no para las águilas que surcan los cielos de la eternidad…

[Use copiar (Ctrl + C) y pegar (Ctrl + V)]

Tiempo de lectura: ~6 minutos. 1764 palabra(s).

En un debate que se abrió pocos días atrás, dentro de uno de los grupos sobre paganismo que administro en Facebook, surgió una cuestión lateral pero sumamente importante: Comenté al pasar que el paganismo era más que un conjunto de tradiciones religiosas y que también era una filosofía (tanto a nivel de cosmovisión como de forma de vida) y que tenía una concepción humanista de las cosas… Además, agregué que, sin esos elementos, nuestras tradiciones eran poco más que pasatiempos o modos de evasión de los problemas de la vida. Debido a que tal cosa pareció asombrar a algunas personas, me propongo explicar la cuestión en este breve artículo.

Vivir como paganos:

Todos aquellos que aborden cualquiera de las tradiciones que hoy denominamos paganas o neo-paganas, deben entender que se trata de algo que abarcará TODOS los aspectos de la vida…

El profesar una tradición pagana no es una actividad para los fines de semana, para llenar los ratos libres o «de medio tiempo». En la medida que la persona avanza en estos caminos, su existencia toda se va compenetrando de ello y comienza a ver, sentir y comprender todo desde la perspectiva pagana de la vida.

Lo anterior no significa que vamos a tener respuestas dogmáticas o prefabricadas para todo, a la manera de los creyentes de las religiones abrahámicas o que nos regiremos por lo dicho en el pasado por líderes de algún tipo. ¡Nada más lejos de nuestro pensamiento que todo eso! Por el contrario, el paganismo fue el germen inicial que, a la larga, generó la visión humanista de la vida y con ella no sólo la aceptación, sino la celebración de la diversidad, de la libertad de pensamiento y de los múltiples estilos para abordar la existencia.

Pero, a pesar de lo anterior y sin conflicto con ello, no se puede ser pagano sin desarrollar una filosofía conductual y existencial completa y tener una ética y una estética conforme con la misma.

Aquellos que sólo hacen rituales en un rincón de su casa y recuerdan su «paganismo» durante las festividades agrícolas o astronómicas o mientras se reúnen con sus pares, manteniendo la misma moral cristófila que les enseñaron en su infancia, durante todo el resto del tiempo y observando el mundo a través de los cánones inculcados por padres, abuelos; por maestros y mentores que siguen viendo las cosas como marcaron a fuego los 2000 años de cristianismo que ahogaron a Occidente, no son paganos, sólo son diletantes de nuestras tradiciones…

Para ser paganos, sin importar de qué tradición específica estemos hablando, hay que vivir como tales y para vivir bien y coherentemente, hay que tener una cosmovisión y una filosofía conductual establecida (no por otros, sino por nosotros mismos, pero elaborada en forma previa a los eventos que nos toquen vivir).

Lo anterior implica que, ya sea que el practicante tenga consciencia de ello o no, todo camino pagano, desde los más intelectuales y elaborados a los más naturales y tradicionales, constituye una filosofía, un enfoque determinado y preciso para relacionarse con el mundo que nos rodea, con los demás seres (humanos o no) y con todo el Cosmos en sí.

Ética y estética pagana:

A veces por simple ignorancia de las raíces del paganismo (así como de otras culturas y religiones no-abrahámicas) y otras por simple flojera o por mantenerse en la «zona de confort», muchos adherentes de las tradiciones paganas creen que «lo correcto», «lo justo», «lo que se debe hacer», trasciende a los sistemas de creencias y, por tanto, la ética puede ser abordada por fuera del credo que uno practique, siendo la misma para todos estos.

En realidad, lo anterior es verdad hasta cierta medida e incluso es deseable que así sea (explicaremos la razón de esto más adelante, en el artículo). Esto es así porque los seres humanos, penosa y lentamente, hemos llegado a aprender que es necesario vivir respetando lo más posible a nuestros semejantes y a la Naturaleza en general, la ética humanista y naturalista trasciende a las religiones y prescinde de ellas. Pero, ¡y atención con esto! ¡Esa ética no es compatible ni demasiado similar a la cristiana!

Una cosa es que, como personas modernas y progresistas, tomemos del conocimiento científico, de los avances en la comprensión del mundo en que vivimos y de nuestra propia naturaleza como seres pensantes, la mayor parte de los valores éticos y reglas de vida y otra muy diferente es arrastrar (por no molestarnos en verificar que existen otras formas diferentes) a la moral dogmática abrahámica (basada en las escrituras y tradiciones de esos credos y no en conceptos modernos y humanistas) para tomar decisiones y mensurar nuestro proceder en la vida.

El descubrimiento más importante que le espera a toda persona que aborde seriamente el paganismo, es entender que existió otra forma de vivir, de relacionarse con los demás, de comprender el mundo, de valorar nuestra individualidad y libertad, de alejarnos de «mesías» y «conductores» y de seguir el camino de la vida como una aventura personal y totalmente propia (en ocasiones compartida con otros y otras veces, no…).

Los paganos celebramos la belleza, el bienestar, la buena vida y la plenitud en este mundo, eso choca directamente con los valores estéticos y éticos del cristianismo y del islam y no son compatibles ni pueden «sostenerse» en un mismo individuo más que durante el corto periodos de transición que represente su conversión y nuevo entendimiento de su camino como pagano. (Todas las variantes abrahámicas desdeñan la belleza, el placer, el valor y la fuerza como virtudes, nosotros no lo hacemos).

Humanismo y paganismo:

Las raíces del humanismo no se encuentran en los siglos XVI o XVII, ni mucho menos surgieron de la forma cristiana de ver el mundo (sendas cosas suelen darse como ciertas, incluso en medios intelectuales y académicos). El humanismo fue redescubierto a través del arte y el pensamiento general del Renacimiento, que se nutrió de las escuelas filosóficas clásicas (paganas, antiguas), como la de los estoicos, los epicúreos, los peripatéticos, etc. Incluso de logros como la democracia Ateniense y el Derecho Romano. Todas cosas muy anteriores al cristianismo y a cualquier derivación secular emanada de éste. Siendo que Aristóteles, Cicerón, Séneca y Marco Aurelio, por poner unos pocos ejemplos, fueron todos grandes humanistas de la Antigüedad.

Entonces, ¿cómo puede haber dudas de que el humanismo surgió durante los tiempos paganos? ¿Por qué cuesta entender que la superstición, el ocultismo o la parafernalia esotérica no es el núcleo del universo pagano, sino que lo son estos logros del pensamiento humano?

Las culturas antiguas (no sólo las grecorromanas), siempre antepusieron el interés y al mismo ser en sí de los mortales que al de los dioses: Homero ya señalaba que los humanos debíamos vivir por propia cuenta, sin depender de los caprichos de los dioses. Los antiguos egipcios tenían mucha fe en sus netjeru, pero no los ponían por delante de ellos mismos para vivir o para tratar de ser felices; los pueblos nórdicos y celtas, veían en sus dioses a «super-humanos» (a héroes divinos e idealizados), no a entidades abstractas y lejanas a nuestra especie… y así se podría seguir con los ejemplos…

Ahora, ¿a qué nos referimos exactamente con «humanismo»? Primero que nada, a ser individuos y a ver a los otros seres conscientes del mismo modo; a comprender la enorme diversidad que existe entre los seres humanos y aprender a convivir con eso, respetando a todos (siempre y cuando nos respeten a nosotros). Pero también entendiendo que la Realidad es la única verdad que existe (como diría Aristóteles) y que ninguna idea anti-científica, conspiranoica o afines debería tener cabida entre nuestras formas de ver el mundo.

Pensar de otro modo, es negar que la ciencia, el arte, la filosofía y la razón son cosas que surgieron en los momentos de auge de las grandes culturas paganas del pasado.

Debemos ser empáticos, sí… pero no como lo son las ovejas de un rebaño. Debemos tener sensibilidad social, ¡por supuesto…! Pero cualquier colectivismo o ideología de masas va contra nuestra manera individualista y libre de pensar y de ver el mundo.

Un pagano serio y realista no debería ver en la modernidad a una forma de vida antagónica con la del pasado, sino por el contrario, a un nuevo despertar a esa forma de vida que logró levantar a las grandes civilizaciones… Ya sin las lacras de ese pasado, pero sí con sus glorias y logros: Sin esclavitud, sino con tecnología y sin guerras continuas sino mediante la libre empresa y la convivencia entre las naciones. Pero, en el fondo, la modernidad es mucho más parecida a los tiempos clásicos que a la Edad Media o a las eras oscuras producto de las creencias dogmáticas.

Así mismo, el ser pagano nos conecta con la Naturaleza y con todo lo que vive en ella, por eso es imposible transitar estos caminos sin comprometerse con el cuidado y el respeto a la misma y a todos los seres vivientes… Claro está, no hablo de ciertas mojigaterías new-age. Todo lo que vive lo hace merced a la muerte de otros seres que estuvieron vivos antes. Pero, dado que somos organismos inteligentes y sensibles, no podemos entender eso como si fuéramos bestias, hay que manejarse con cuidado y sensibilidad a ese respecto.

Esto también nos lleva a cómo conducirnos en la sociedad y en relación a nuestros semejantes… Por eso y más allá de los aspectos míticos, simbólicos, teológicos, mágicos, rituales y ceremoniales de nuestras tradiciones (que son también imprescindibles), si a todo eso no le agregamos una filosofía coherente para conducirnos y ver el mundo y un naturalismo y humanismo firme y sólido para conectarnos con la Naturaleza y con nuestros semejantes sin tonterías marxistas o cristófilas, como paganos no llegaremos a ninguna parte.

No importa la tradición que se siga, el paganismo está fundamentado en las grandes culturas del pasado que construyeron la civilización humana. Nuestra conexión con la Naturaleza no nos permite el lujo de las utopías (en realidad, nos protege de ellas) y nuestra visión realista, sin disminuir nuestra espiritualidad, nos permite vivir la vida como seres modernos, pensantes, librepensadores y diversos, sin necesidad de ser ovejas de un rebaño o engranajes de un mecanismo de producción.

No seguimos a mesías ni a gurúes, pero tampoco a líderes o a «reformadores sociales». Nuestros caminos son individuales, basados en la autosuperación constante, en el mérito y el logro y en la responsabilidad personal. Por eso somos naturalistas, humanistas, librepensadores e individualistas o, en su defecto, no somos verdaderamente paganos…

[Use copiar (Ctrl + C) y pegar (Ctrl + V)]

Frase del Día:

«Lo que resistes, persiste. Lo que niegas, te somete. Lo que aceptas, te transforma.»

— Carl Jung,
(Psiquiatra suizo, 1875 – 1961)

Estadísticas del Sitio:

 Día Martes 16, de Diciembre de 2025 

| Posts: 383 | Páginas: 48 | Libros: 12 | Faqs: 29 | Eventos: 3 | Preguntas: 29 | Respuestas: 31 | Testimonios: 4 | Términos: 2 | Notas: 7 | Base de conocimientos: 1 | Mitos: 1 | Efemérides: 0 | Personajes: 0 | Revisiones de Libros: 0 | Estados: 38 | Imágenes: 913 | Comentarios: 224 | Subscriptores: 322 | Tags: 2263 | Categorías: 63 |

Total de posts: [559].

Este blog comenzó el 13-08-2012, hace: 4873 días...

Actualizado en: 27-06-2024

Posts Recientes:

Cenizas…
Oscar Carlos Cortelezzi
16-12-2025
La existencia humana…
Oscar Carlos Cortelezzi
20-04-2025
El paganismo es mucho más que una serie de creencias…
Oscar Carlos Cortelezzi
25-06-2024
Ultranihilismo
Oscar Carlos Cortelezzi
10-05-2024
¿Podrá la Wicca transcender sus falencias fundacionales? (Parte 1)
Oscar Carlos Cortelezzi
06-05-2024
Paganismo y parejas interreligiosas…
Oscar Carlos Cortelezzi
21-01-2024
Elecciones presidenciales de Argentina – 2023
Oscar Carlos Cortelezzi
09-12-2023
Dioses ancestrales versus entidades subjetivas…
Oscar Carlos Cortelezzi
25-11-2023
Origen de la palabra religión
Oscar Carlos Cortelezzi
30-10-2023
Las Letanías de Satán
Oscar Carlos Cortelezzi
07-10-2023

Universo Pagano

webmaster@universo-pagano.com http://www.universo-pagano.com/ Oscar Carlos Cortelezzi

Proyecto de reconstru-cción, divulgación y redes-cubrimiento de todas las tradiciones paganas ances-trales y del legado que ofrecen a la Humanidad.

Esta página, tiene por objeto la difusión y redescubrimiento del Paganismo. Además, el promover, difundir y defender el Paganismo, como religión, forma de vida, filosofía, sistema ético y modo de ver la Vida. Divulgar su naturaleza y contenido, redescubrir sus antiguos valores, historia, mitología y conceptos éticos. Crear un ámbito de debate abierto, donde todo esto pueda generarse con libertad y seriedad.

Universo Pagano es un proyecto nacido en 2001 que tiene por finalidad el encontrar puntos en común entre todas las tradiciones del Paganismo; difundir toda la información posible sobre éste; esclarecer sus puntos controversiales y dar soporte a todos aquellos paganos que quieran publicar sus ideas y creencias en la red.

Únete a la Página »»
Únete al Grupo de Facebook »»
Síguenos en Twitter »»

Reflexiones Paganas en Facebook:

Canal de YouTube:

Reflexiones Paganas en Spotify (Podcasts):

Otros canales de podcasts:

Oscar Carlos Cortelezzi (En Facebook):

 Oscar Carlos
 Cortelezzi (OscarCo)

Página oficial de en Facebook.

Me gusta lo desconocido, el Erebus... Me complazco en las diferencias, en la pluralidad, en la variedad. Me interesa la realidad tal cual es, pero presto atención a la verdad de cada quien. Estoy en una búsqueda que sólo terminará cuando muera.

Únete »»


Si desea seguir o solicitar amistad a Oscar Carlos Cortelezzi (OscarCo) en su perfil de Facebook, haga click aquí »»

(Las solicitudes de amistad se aceptarán según la disponibilidad de lugar en la cuenta respectiva).


Síganos en Twitter:
@UniversoPagano