Es de lo más frecuente, cuando hablamos de paganismo, encontrarnos con la palabra “caos”. Aunque no todas las tradiciones le prestan igual atención y hasta hay al menos alguna que, tengo la impresión, no parece interesarse por el para nada. Me gustaría dedicar este articulo a tres enfoques diferentes desde los cuales, en paganismo, se contempla el significado de esa palabra. Puede, claro, que haya aun más de tres enfoques a tener en cuenta, pero esos tres son, por ahora, los únicos que le conozco.

El primer papel que juega la palabra “caos” en paganismo lo encontramos cuando se intenta dar una explicación mítica o incluso racional, a la pregunta sobre el origen de la Naturaleza. Se trata del Caos en estado puro. No es un Caos externo a la Naturaleza, ya que fuera de ella nada existe, de hecho no existe siquiera ese “fuera” de ella, ya que todo lugar, independientemente de como queramos entender la palabra “lugar” se encuentra necesariamente dentro de la Naturaleza. Es a partir de dicho Caos que se origina absolutamente todo lo demás, al actuar sobre él una fuerza o serie de fuerzas que lo van ordenar dando lugar de esa forma al Cosmos (que significa precisamente orden), podemos entender esto de dos modos, una es suponiendo la existencia por un lado del caos y por otra la de la fuerza o fuerzas que lo van ordenar, en cuyo caso estamos ante lo que se llama un dualismo, es decir una teoría que afirma que la Naturaleza se origina a partir de dos principios iniciales, uno el propio caos y otro la fuerza. Otra forma de ver el asunto es con la teoría de que solo hay un solo principio (es por lo tanto un monismo), el propio Caos, y que este tiene la capacidad, fuerza, de ordenarse a si mismo. Me parece que los mitos a veces no dejan claro si estamos ante un monismo o si por el contrario ante un dualismo. Mi postura personal a este respecto y por motivos puramente filosóficos es que solo hay un principio, el Caos y que en el reside la fuerza que lo va ordenar dando de este modo su existencia al Cosmos.

El Caos es lo indeterminado, aquello que carece de forma propia, por ello puede tomar cualquier forma, todas, cada forma es una forma limitada ya que en eso consiste que algo tenga forma, que cuente con limites, pero si algo tiene todos los limites posibles entonces en realidad no tiene nada ajeno que lo pueda limitar, es por lo tanto ilimitado, estamos pues ante dos perspectivas diferentes de lo que es el Caos, el es a la vez en una de ellas lo ilimitado y en la otra todo lo limitado, por lo tanto la totalidad de las cosas. Sí le quitamos una de sus facetas ya no estamos realmente ante el Caos. Toda cosmogonía es un intento de explicar como a partir de una de sus facetas se llega a la otra, de que forma lo ilimitado da lugar a lo limitado, como del caos primordial llegamos al Cosmos.

Normalmente cuando hablamos de caos, en esto, mi impresión es que nos referimos solamente al aspecto indeterminado del Caos, ese en el que nada hay salvo la posibilidad de todo. De hecho lo que estoy llamando Caos, con “C” mayúscula es ya en realidad el Universo entero, compuesto de ese caos indeterminado y el Cosmos ya ordenado. Seguramente expresarme de este modo no es buena idea, pero me sirve para explicar como funciona el concepto de caos en una interpretación de tipo monista. Es decir que parte de explicar la Naturaleza a partir del caos y solo del caos, de modo tal que la fuerza o fuerzas que establecen el orden son internas al propio caos.

Es el caso de la mitología griega, “En primer lugar existió el Caos” dice Hesíodo en su Teogonía. La palabra griega “caos”, según nos dice Jesús Martín González, en su libro Sobre el Caos, (mencionando como fuente de la información la edición de 1949 de la Enciclopedia Italiana) aparece tras un examen etimológico con el significado de “laguna”. Lo ignoraba y me llama la atención, pues las aguas son una metáfora frecuente a la hora de presentar el el caos en distintos mitos de otros pueblos. El agua es en esto una excelente metáfora y símbolo pues el agua, al igual que él caos, no tiene forma propia pero toma la de cualquier recipiente que la contenga. Así por ejemplo los egipcios tienen un mito de la creación según el cual en el principio nada existía salvo Nun, es decir unas aguas oscuras e indiferenciadas, un caos, que van ser el principio de todo, entonces en ese mar inmenso aparece una colina y en ella un dios que al estar solo, ya que nada más existe, carece de pareja y por lo tanto se fecunda a sí mismo para dar como primer obra suya el nacimiento de otros dioses. Y, si nos vamos al otro lado del Atlántico, encontramos en la mitología maya, en el Popol Vuh, de nuevo esas aguas indiferenciadas:

“No se manifestaba la faz de la tierra. Solo estaban la mar en calma y el cielo en toda su extensión.

No había nada que estuviera en pie; solo el agua en reposo, el mar apacible, solo y tranquilo. No había nada dotado de existencia.

Solamente había inmovilidad y silencio en la oscuridad, en la noche. Solo el Creador, el Formador, Tepes, la soberana Serpiente Emplumada, los Progenitores,estaban en el agua rodeados de claridad.”

Sí se prefiere partir de dos principios y no de uno solo, por un lado el caos y por otro las fuerzas (explicación dualista), entonces obtenemos con facilidad mitos más simples, más fáciles de crear y más cómodos de usar, esa es la interpretación que del Popol Wuh hace por ejemplo Jesús Mosterín, si le he entendido bien, cuando dice “como en tantos otros mitos de la creación también aquí se parte de unas aguas indiferenciadas y pasivas y de un principio activo, en este caso el cielo,que es el dios supremo, creador y formador”. Yo sinceramente no veo esa pasividad en las aguas, ni ese dios supremo en el cielo, al leer lo que leo es otra cosa, “el Creador, el Formador, Tepes, la soberana Serpiente Emplumada, los Progenitores,estaban en el agua”.

Al presentar un mito de la creación como algo que tiene lugar a partir de dos principios que no pueden ser reducidos a uno solo dejamos sin explicar de que modo esos dos principios pueden actuar el uno sobre el otro, ya que son de naturaleza completamente ajena el uno al otro, con lo que el mito pierde consistencia lógica. No veo que eso sea posible de sostener de forma racional. Desde mi punto de vista un mito de esa clase es un mito mal hecho. Admito que ese tipo de mito, dualista, acerca mucho los mitos paganos al mito de la creación del mundo que aparece en el Antiguo Testamento y fundamenta de un modo u otro las religiones “monoteístas-reveladas- de dios celoso” y su forma de concebir a la naturaleza como carente de valor por si misma, pero no es eso lo que espero encontrar en un mito pagano desde luego. El principio pasivo y el principio activo, ambos, se encuentran siendo, de un modo u otro y en algún momento, uno.

La falta de luz, la oscuridad y la noche son a su vez recursos del lenguaje para hablar del caos, ya que cuando intentamos “ver” una imagen en nuestra mente de ese caos, encontramos que, nada vemos, nos es imposible formarnos dicha imagen, pues el caos carece de los limites necesarios para que podamos formar dicha imagen. Al carecer de forma propia en alguna ocasión, aunque infrecuente también se lo concibe como una “nada”, en tanto y cuanto nada hay en él que tenga forma propia, no hay objetos, carece de seres en cuanto tales, todo está allí ya pero confundido lo uno con lo otro, por lo que desde cierta perspectiva nada existe, pero es una nada relativa no una nada absoluta ya que contiene a la vez, aunque mezcladas, todas las cosas y la tarea de los dioses, fuerzas divinas, es ordenar dichas cosas, separando unas de otras para dar lugar al orden (Cosmos).

Si estamos ante un mito que se expresa de forma ambigua sobre si parte de un solo principio o por el contrario de dos, seguramente, estamos ante un mito que tanto sirve para la gente que aspira a mitos que, sin dejar de ser mitos, reflejen la realidad lo más racionalmente posible; pero que a la vez va servir también para otra gente que prefiere una explicación lo más intuitiva posible y no tiene ganas de romperse la cabeza con complejidades. Un ejemplo de este posible tipo de mito quizá lo sea el mito babilónico de la creación, conocido como Enuma Elish:

“Cuando arriba los cielos no habían sido nombrados
y la tierra firme abajo no había sido llamada con nombre;
y nada sino el Apsu primordial, su progenitor,
y Mummu (Tiamat), la que los dio a luz a todos,
sus aguas, como un solo cuerpo, confundían;
y los desechos del junco no se habían hacinado,
el carrizal no había aparecido;
cuando cualesquiera de los dioses no habían sido traídos al ser
ni llamados con nombre, no destinados sus destinos
entonces sucedió que los dioses fueron formados en el seno de ellas.”

Quizá dependa de la traducción, pero no me queda nada claro si dice que existían por separado Apsul (el Abismo de las aguas dulces) y por otro lado Tiamat (las aguas saladas, el mar) y se unieron para formar la unidad punto de partida, pero posterior a una inicial dualidad, en una sola agua. No sé si es una dualidad que da lugar a un monismo como paso previo a la creación, o si por el contrario esa unión de las dos aguas ya existía desde un principio, pero con sus dos formas o polos ya presentes en dicha unidad. En todo caso deja claro que “… sus aguas, como un solo cuerpo, confundían”. Por lo que de un modo u otro sin la unión, que les hace ser en un momento dado una sola agua, de ambos principios no se da según este mito iniciada la creación. En mi opinión las religiones llamadas monoteístas-reveladas son en realidad una degeneración del paganismo, nacidas de no comprender cabalmente sus mitos de creación y aun menos la complejidad de lo que “ve” el paganismo cuando contempla a la Naturaleza como Una pero a la vez Múltiple.

En todo caso el caos juega un papel esencial en la generación de los mitos de la creación. Dichos mitos no relatan algo que ocurrió en el pasado, si no algo, que al ser la concepción pagana del tiempo cíclica va ocurrir y de hecho ocurre una y otra vez, ahora mismo incluso se esta produciendo.

En el enfoque anterior encontramos al orden, el Cosmos, enmarcado en el caos, en el habita y en el se sostiene, de este modo el orden “vive dentro del caos”.

Por lo tanto el Cosmos se produce en y a partir del caos. El caos todo lo penetra. En todo orden hay necesariamente algo de caos. Y este es el segundo enfoque que el caos posee en el paganismo. El caos es ese aspecto de la realidad que permite al orden no ser un orden absoluto, quizá alguien influido por una visión del mundo heredada, por ejemplo, del cristianismo pueda pensar que si la existencia del orden es algo bueno entonces cuanto más orden mejor, pues va ser que no, esa no es la visión pagana del asunto. La vida es incompatible con un orden absoluto, tal tipo de orden es perfecto y por lo tanto no admite mejora, cambio ni modificación de ninguna clase, no puede haber movimiento en él y por ello es incompatible con la vida. No es que el paganismo niegue que eso existe, de hecho no falta algún ejemplo, Parménides, por mencionar a uno, de antiguo pagano que sostiene que dicho orden absoluto existe, pero con ello se está refiriendo a una perspectiva determinada de la realidad que no niega si no que complementa a la perspectiva contraria y solo según la contraria es posible la existencia de la vida, vida que no puede existir sin un componente, que le es esencial, de caos.

Esto a su vez puede ser entendido de dos formas complementarias. El caos entendido por un lado como presencia que impide el orden absoluto y de esa forma permite los cambios y la vida, el Cosmos como lo entendemos. Y, por otro lado el caos entendido como fuerza que amenaza el orden en el que vivimos, nos lo vuelve inestable, lo busca disolver. Si en el primer enfoque encontramos al orden, el Cosmos, enmarcado en el caos, que en el habita y en el se sostiene, de este modo el orden “vive dentro del caos”, en este segundo enfoque, en cambio, ocurre al revés, es ahora el caos el que habita dentro del orden.

Y, de este modo llegamos a un tercer enfoque. Ese caos que hasta ahora, en el primer enfoque, es visto como positivo para luego, en un segundo enfoque del asunto pasar a ser visto a la vez con una aspecto positivo (hace posible el orden relativo que nos permite existir) pero a la vez es visto como algo negativo ya que debilita ese orden que nos hace posibles, lo vuelve problemático, lo hace fluir y de ese modo nos lo vuelve alterable para bien pero también, y a la vez, para mal, pasa, ahora, en el tercer enfoque a ser visto como algo negativo a lo que hay que combatir, ahora ya no hay a nuestros ojos nada positivo en él, ya que tenemos centrada la mirada en su capacidad para disolver el orden que mantiene nuestras vidas ordenadas a nuestro gusto e incluso hace posibles esas vidas.

Al dar este paso y dejar los dos primeros enfoques para atender al tercero estamos dando un gran salto, pasamos de dos enfoques puramente ontológicos (la realidad es de tal o cual modo) a otro que nos va llevar al terreno de lo moral y lo ético. Aquí, ahora, el caos adquiere los tintes de una fuerza hostil a la que debemos combatir, para preservar el orden cósmico que nos permite ser y vivir. Su existencia nos llama a colaborar con los dioses en el mantenimiento del orden y por tanto del equilibrio cósmico, colaborar con nuestras obras en el día a día y colaborar, por supuesto, también, rindiendo culto a los dioses, esas fuerzas de la Naturaleza a las que alimentamos cada vez que les rendimos culto. De esto le viene, imagino, al caos su mala fama.

Pero hay otra lectura, en este tercer enfoque, sobre el caos lo ético y lo moral, que desde el paganismo se puede hacer del papel del caos como desorganizador, en el campo de la moral. Y que lamentablemente no he visto nunca expuesta, pero que la voy a proponer:

El orden actual de las cosas, y todos lo sabemos, a día de hoy sobre la faz de este planeta hace que todos los años muera gente, en las aguas del Mediterráneo en intentos de emigrar a Europa en miseras y extremadamente inseguras embarcaciones, que todos los años mueran niños por enfermedades que si nos saliera de la gana no les podrían matar ya que tenemos actualmente la medicación que lo evitaría, y como eso mil cosas más. ¿Es ese el orden que queremos?, seguro que hay de todo, en eso los paganos no somos una excepción, nos pasa como a los cristianos, aunque ellos presuman de lo contrario y digan ser una excepción. Hay gente, por muy pagana o cristiana que sea, a la que si le incomoda eso y gente a la que más o menos le da igual. Pero aquellos a los que no nos da igual si alguna esperanza tenemos en que la cosa cambie es gracias a que existe el caos y dicho caos cósmico hace imposible que exista un orden que no tenga debilidades, que no pueda ser cambiado por otro orden.

No existe forma perfecta de orden, ya, pues menos mal, pero no toda forma de orden es igualmente valida, hay formas de orden que son mejores que otras y por ello todo orden puede empeorar o mejorar.

Hoy en España al menos estamos viviendo lo que me parece un claro retroceso del derecho a la libre expresión, tanto en el campo de la ideología como de la religión. No deja de ser el caos el que hace eso posible, se debilitan los pilares de un orden anterior mucho más permisivo con estas cosas. Es un caso de efecto negativo del caos, pero hace bien poco el país se paro por una huelga de mujeres, no sé hasta que punto eso va lograr una mejora real, a corto o medio plazo, en la solución o al menos paliar las dificultades que las mujeres puedan tener, sin motivo racional, en la sociedad pero al menos han convertido en más visible el problema y eso ya es algo y hecho sentir la fuerza de una petición de que la cosa mejore y eso es aun más que solo algo, si en efecto su situación se va lograr mejorar solo va ser posible gracias a que el mismo caos del ejemplo anterior hace débil los pilares de un orden que no es el deseable, y ese es un efecto claramente positivo. Por lo tanto ese caos no es ni bueno ni malo, simplemente es necesario y en cada momento cumple con su papel, depende de nosotros que cumplamos también el nuestro y ayudemos a defender lo que debe ser defendido. Si no cumplimos con ese papel entonces no tenemos derecho a quejarnos. Es así de simple y de sencillo. Culpar al caos por sus efectos negativos es como culpar a la vida cuando tenemos dolor de muelas, ya que es sabido que de no estar vivos las muelas no nos dolerían. La vida es un caos ordenado, sin caos no hay orden y sin orden no hay vida, vivir es, simplemente, ordenar ese caos.

En fin, eso pienso, al menos por ahora. Y con esto, tras dar orden y expresión aun caos de ideas, doy por finalizado un articulo sobre los tres enfoques sobre el caos que caracterizan el paganismo y las distintas perspectivas desde las que se los puede contemplar.

Lilith Sinmás
Mayo, 2018