Reseña:

“The Discovery” es una película de Sci-Fi, dramática y romántica, coproducción estadounidense-británica (del 2017, distribuida por Netflix); dirigida por Charlie McDowell, con guión de éste y de Justin Lader.

Dos años atrás, el científico Dr. Thomas Harbour, logró medir como “la consciencia abandono el cuerpo” de una persona en el momento de fallecer, no dejando de existir sino “partiendo como un tren que sale de la estación” (según él mismo comenta) y con eso probó la realidad de la vida post-mortem.

En el lapso de tiempo aludido, se dispara una ola de suicidios en todo el mundo (más de 4 millones), producto de personas insatisfechas con sus vidas, esperando así poder “tener otra oportunidad”.

Antes de eso, a los 6 meses del “descubrimiento”, el Dr. Harbour (protagonizado por un Robert Redford quizás demasiado mayor y “perdido” en ese rol), concedía una primer entrevista televisiva y frente a éste, uno de los periodistas se suicida, dándole las “gracias” por una nueva chance.

Lo anterior hace que el científico, junto a uno de sus hijos, se retire a una bizarra mansión, donde funda un centro para seguir investigando y, a la vez, una suerte de “culto” o secta, integrada por suicidas fallidos a los que éste (sin quedar claro si por compasión o culpa) trata de rescatar y de dar un nuevo propósito existencial.

La segunda escena de la película muestra a un transbordador llevando a dos personas solitarias a una “isla” (no se hace referencia a lugares geográficos reales o ficticios, tampoco al año en que la trama ocurre). Una de ellas es “Will” (protagonista focal de la trama), quien conoce a una extraña y algo psicótica joven mujer llamada “Isla”, que luego adquirirá gran relevancia en su vida.

A poco de una conversación casual, Will comienza a mostrar (pese a ser neurólogo), una oposición casi dogmática a la idea del “descubrimiento”, pareciendo aludir más a razones emocionales que científicas.

El porqué de ello, queda claro en la siguiente escena, cuando el espectador se entera que Will le dio un falso apellido a Isla y que, en realidad, es el otro hijo de Harbour, de quien hacía años que estaba distanciado por razones familiares.

De hecho, Will viaja a la isla (donde su padre tiene el centro de investigación) para pedirle que cese de experimentar, ya que éste promete otra fase en donde no sólo demostrará la vida post-mortem, sino que “mostrará” qué hay en ella.

Desde ese mismo momento se comienza a apreciar el tono “oscuro” del filme, tanto en el guión pesimista como en la estética visual (sólo se muestra un día soleado al ir terminando su desarrollo). Incluso al final, cuando parece existir cierta “redención” para los protagonistas, se sigue con el ambiente de pesadez y tristeza.

En cualquier caso, los graves conflictos y dicotomías de Harbour y sus hijos y, en especial, del que Isla carga consigo (y del cual uno se entera promediando la película), marcan todos los hechos subsecuentes, siendo que casi todo lo que hacen o dicen los protagonistas lleva el signo de muertes accidentales y/o suicidios de seres amados.

Llegado este punto, no sin cierto humor de por medio, como cuando Will y Isla roban un cadáver de la morgue local para que el Dr. Harbour pueda continuar con su investigación, se va perfilando que el “descubrimiento” terminará por perfilar la teoría se la “Recursión”, el concepto de que siempre se vive la misma vida, una y otra vez.

Se trata de un filme interesante, fallido en su intento de ser original frente al planteo escatológico, debido a que tiñe a la recursión con finalidades intrínsecas y una moral inmanente, más propia de teorías salvíficas o reencarnacionistas que de una concepción que, en esencia, es materialista.

Vale la pena verla, pero no creerse demasiado el argumento.

Detrás de la trama:

Por lo menos hasta donde sé, esta es la primer película que plantea la idea de la Recursión como paradigma de lo que ocurre luego de la Muerte. De ahí es que nace mi interés en hacer esta “review” y que la haya visto un par de veces, desde que Netflix la estrenó.

Es decepcionante, sin embargo, que un concepto que no es científico pero que se basa más en conjeturas derivadas de la física y la cosmología moderna, que en la teología o la mitología, sea mostrado con un sentido moral que, para colmo, no se explica…

También es exasperante que no exista alguna explicación razonable de cómo se llevó a cabo el experimento que originó semejante logro… Sólo la referencia de una periodista que comenta algo sobre una “medición de la actividad de la cosciencia a nivel subatómico” (lo cual, a primera vista, parece vulnerar el Principio de Indeterminación de Werner Heisenberg).

Empecinado en demostrar que su padre es más un “loco de atar”, un megalómano insensible, responsable del suicidio de su madre, que un científico brillante, Will incluso oculta que el aparato para registrar la consciencia post-mortem sí funciona (por accidente, sólo él ve la evidencia en un comienzo).

Además, no le dice nada a Isla, a quien “salvó” de un intento de suicidio, producto de la culpa que siente, dado que por un descuido de ella, su pequeño hijo falleció ahogado en el mar, años atrás. (El mar y las playas parecen querer generar algún meta-mensaje junguiano en esta película).

Hace esto, a pesar de que el trabajo de su padre se origina en una experiencia de casi muerte que él tuvo cuando niño, o casualidad, en la misma playa donde Isla pretendía ahogarse.

La cuestión es que, a la postre, él comienza a indagar “qué es lo que el aparato de su padre registró”, creyendo que es la “memoria” del difunto, pero encontrando que no puede ser eso, dado que hay discrepancias con elementos pasados entre su propia realidad y lo que ve en la pantalla.

Cuando al final se sabe, porque parece que Harbour es tan genial que ya conocía lo que su hijo le termina por mostrar, se le da un color salvífico, casi naif, al concepto general, implicando que queda registrada justo la mejor versión de las “infinitas realidades” posibles, sin explicarse la razón de esto… (Harbour padre, se somete a un paro cardíaco controlado y produce un registro de una realidad alternativa en donde se vuelve empático con su esposa, evitando su suicidio; Will, sometiéndose también a la experiencia, tras el asesinato repentino de Isla por parte de una “interna” del loquero personal de su padre, ve como ha modificado su “recurrencia existencia” al salvar a Isla del suicidio y la película termina con éste, conociendola en otra playa, siendo él quien evita que el hijo de Isla muera ahogado y, quizás, comenzando una relación amorosa… ¿”feliz”? en otra existencia paralela a la central del filme).

Ahora bien, no es el propósito de este post el explicar la (bastante rara y compleja) teoría de la Recursión, pero a riesgo de ser esquemático y simplista, digamos que se basa en el hecho de que nacemos, vivimos y morimos sólo si vemos eso desde un tiempo lineal… Sin embargo, si pudiéramos ver todo desde fuera de la linealidad temporal (con la percepción de una 5ª dimensión, como en “Interestelar”, por ejemplo), siempre estaríamos vivos, muertos y viviendo todo los hechos de nuestra existencia en el mismo momento.

La Recursión plantea que alguien muere sólo para los demás, que no es uno quien deja de existir tras la muerte o antes de nacer, sino que la realidad se circunscribe a ese tiempo vital, o dicho de otro modo: En lo que a cada quien incumbe, la Existencia de todo comienza y termina con uno mismo.

Además, la Recursión puede dar pie a el concepto de cambio, dada la indeterminación que las mismas bases de la física moderna han demostrado que rigen el discurrir del espacio-tiempo.

Sin embargo, esta idea implica una total desconexión entre un ciclo y otro, incluso cada “Will” o cada uno de nosotros, de ser eso lo que ocurre tras la muerte, no volveríamos como nosotros mismos (como el alma que reencarna en las religiones dhármicas), sino más bien como una especie de hardware que se reinicia, sin “memoria” alguna de lo anterior.

Además, esta idea es materialista y no-determinista, lo cual deja fuera cualquier concepto de propósito inherente, de karma o de retribución por lo que cada quien sea… De hecho, es bastante horrible pensar que Hitler será una y otra vez, eternamente, el mayor genocida de la historia y que nuestras limitaciones siempre serán, más o menos, las mismas (según esta teoría).

Así que si la recursión existe, Will salvaría o no, aleatoriamente, a Isla… Su padre, evitaría o no el suicidio de su madre, de manera azarosa, repetitiva y eterna… No habría redención posible, sólo variantes random mínimas, de lo mismo, sin ningún significado (no puede haber “buen” o “mal” karma, donde la causalidad de cada ciclo no tiene conexión con los anteriores).

Además de todo esto, la película claudica en sus pretensiones materialistas de mostrar algún tipo de trascendencia y sentido de la vida no-espiritual (o mejor sería decir: “no basada en planos de existencia mitológicos”), al teñir todo el asunto con una moral o un sentido intrínseco, que la Naturaleza (máxime si es recursiva) no puede tener.

Es por eso que esta película me interesa, gustándome y disgustándome a la vez. Puede servir para meter dentro del “radar” de nuestras reflexiones a la Recursión, pero en modo alguno como referencia para explicar una versión razonable de esa teoría, ni tampoco la deja bien parada…

The Discovery (2017) Drama, Romance, Sci-Fi, Thriller | 102min | March 31, 2017 (United States) 6.3

Director: Charlie McDowellWriter: Charlie McDowell, Justin LaderStars: Robert Redford, Mary Steenburgen, Brian McCarthySummary: Writer-director Charlie McDowell returns to Sundance this year with a thriller about a scientist (played by Robert Redford) who uncovers scientific proof that there is indeed an afterlife. His son is portrayed by Jason Segel, who's not too sure about his father's "discovery", and Rooney Mara plays a mystery woman who has her own reasons for wanting to find out more about the afterlife. —Barry Brown, Park City, UT

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Source: imdb.com